Capítulo 23

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Guido

Unas semanas después

Habían pasado unas dos semanas desde la cita improvisada con Ro, y desde ese día conectamos mas que antes. La pasábamos muy bien cada día y fluía todo demasiado bien, mejor de lo que esperaba. Faltaban pocos días de todas formas para que me fuera de nuevo del país por unas fechas que tenía para tocar, y me daba un poco de fiaca y pena dejarla sola en el departamento. Ambos nos habíamos acostumbrado a la compañía del otro, pero el deber llama. Y hablando de eso, estábamos a punto de desayunar con Ro, cuando de repente mi celular comienza a sonar. Lo tomo y contesto enseguida.

-Hola Pato, ¿Qué onda? ¿Qué pasó?

-¿Estás con Ro?

Preguntó del otro lado de la línea. Yo miré a Ro por inercia y asentí.

-Si, estamos desayunando, ¿Por?

-Porque la manager dijo que si, que cabe la posibilidad de que venga con nosotros a tours por Estados Unidos y eso. Pero que tiene que entrevistarla primero y hacer el contrato. Es genial.

Me comentó mi hermano soltando una risa al final.

-¿Posta me estás diciendo?

Pregunté sorprendido y sonriendo mientras miraba a Ro quien me miraba confundida mientras comía su medialuna.

-Y si pajero, si no no te hubiese llamado.

Y luego de eso, hablamos un par de palabras mas y cortamos. Miré fijamente a Ro, llegándola a asustar.

-Ay Guido, me estas matando, ¿Qué pasa?

Preguntó soltando una leve risa de nervios.

-Te vas a caer de culo cuando te cuente.

-Y contame corazón, no des tantas vueltas.

Soltó una risa y golpeó levemente la mesada, inquieta y expectante.

-¿Te acordás que te dije que le iba a preguntar a la manager si podías ir a los tours como traductora?

Asintió.

-Bueno, recién me llamó Pato para decirme que si, que podes ir pero que tienen que hacerte una entrevista y hacerte firmar el contrato para traductora oficial de la banda.

Le conté mientras iba mirando su reacción, la cual fue de sorpresa cuando terminé de hablar.

-¿Qué? ¿Cómo? Osea...¿En que momento pasó eso? No entiendo.

Preguntó nerviosa y al parecer algo alegre ya que su sonrisa se dibujó en sus labios.

-Llamé a Pato la vez que nos peleamos por lo que pasó con aquella chica, y bueno, quise hacer ese gesto por ti.

Hablé encogiéndome de hombros. De repente me había dado vergüenza confesarle eso. Ella se paró de su asiento y vino hacia mi para darme un abrazo.

-Sos tan lindo Guido. Muchas gracias de verdad. Nadie había hecho algo tan lindo por mi.

Habló mientras me abrazaba para después mirarme sin separarse del abrazo el cual yo recibí con gusto. Me miró a los ojos y sonrió.

-No hay nada que agradecer, preciosa. Sabes que lo hago de corazón y porque...

Me detuve antes de decir esas dos palabras que aun me costaban tanto decir.

-¿Porque?

Remarcó confundida y esperando mi respuesta. Solo la miré a los ojos por unos segundos y después desvié mis ojos a sus labios los cuales pegué contra los míos, como excusa para no hablar. Ella me siguió el beso que era demasiado tierno para ser sincero y en mi estómago sentí nuevamente esa sensación de cosquilleo que me dejaba cada vez que chapamos. Nos separamos por falta de aire y pegué mi frente contra la suya.

-Te quiero...

Susurré de repente y sin querer con un hilo de voz casi inaudible. Ella me miró.

-¿Qué?

Preguntó levemente sorprendida y con una sonrisa. La miré por unos segundos, de verdad me estaba obligando a repetirlo, y no me podía resistir. 

-Que te quiero.

Volví a decir con un poco de vergüenza pero seguro de lo que dije, la quiero de verdad, aunque me cueste un poco admitirlo. Sentí como su corazón se apachurraba y su mirada cambió a una que nunca había visto antes, nunca me había mirado con tanto amor.

-Ay yo también te quiero, Guidito mío.

Dijo y me abrazó otra vez, mas fuerte que antes y con mas ganas. Sonreí en el abrazo y solté un suspiro. 

Luego de ese momento, estuvimos sentados en el sofá mirando la tele, esperando a la hora de almorzar mientras reíamos y hablábamos también sobre cosas sin sentido. Nuestra relación, podría decirse que se fortaleció mas con el pasar de los días. Me encantaba y rogaba que no pasara nada malo. La hora de almorzar llegó y decidimos comer unos tallarines con tuco que estaban deliciosos, y comimos casi al instante. Ambos lavamos los platos sucios en conjunto mientras cantábamos Welcome To The Jungle de Guns N Roses. 

Rato después, decidimos ir a cambiarnos de ropa para ir al estudio ya que tenía uno de los últimos ensayos y queríamos que quedara todo perfecto antes de la presentación. También, nuestra mánager planeaba estar ahí ya que era buena idea para hacer la entrevista de Ro y así podría conocerla también. Cuando ya salimos del departamento, la vi algo nerviosa.

-¿Que pasa preciosa?

Pregunté mientras el ascensor nos llevaba al estacionamiento. Me miró y negó.

-Estoy un poco nerviosa, eso es todo. 

Respondió soltando un suspiro. La tomé de la mano para tranquilizarla y ante eso, sonrió.

-Gracias por todo, Guido.

Habló mirándome a los ojos y sin dejar de sonreír.

-Ya te dije que no tenes nada que agradecer, lo hago de corazón.

Le sonreí también y la abracé de costado.

-Es que no hace mucho que nos conocemos y ya has hecho demasiado por mi.

Habló con pena. Ambos salimos del ascensor rumbo a mi auto y nos subimos ni bien estuvimos a un lado de él.

-Vos también por mi reina, y posta que me encanta poder devolverte cada detalle que me das.

-Sos un sol Guido, ¿Lo sabías?

-Lo se lo se, mi brillo encandila.

La jodí haciendo un gesto de grandeza mientras encendía el motor del auto para enseguida salir del edificio rumbo a la casa de pato. Ella soltó una carcajada ante mi gesto y el resto del camino se basó en eso, muchas risas, cosas sin sentido, muchas de mis ocurrencias y cantar a todo pulmón. Cada vez me sentía mas cómodo con ella, y me encantaba sentirme tan así.


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⏰ Última actualización: Nov 13 ⏰

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Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora