Capítulo 16 (Pt 1)

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Guido

Ya habían pasado seis días del último día que vi a Ro, de la última vez que la tuve cerca, y cada vez sentía que me hacía aún más falta. No quería creerlo, no podía creerlo. De hecho, estaba tan distraído a causa de ella que ni siquiera me había dado cuenta de que ya estábamos volviendo a Buenos Aires, iban a ser demasiadas horas de regreso y apenas llevábamos tres horas de viaje, pero valían la pena por volver a verla. En los últimos días, no hubo mensajes de su parte, ni de mi parte tampoco, solo un par de llamadas que no duraban más de cinco minutos y solo eran de vez en cuando.

-¿Has sabido algo de Ro?

Me preguntó Pato sentándose a mi lado. Negué mirando el celular.

-¿Y no se te ocurrió hablarle?

-Tampoco.

Respondí en seco.

-Ah pero sos un pajero consciente, ¿Posta te la vas a perder?

Lo miré, el me miraba con seriedad.

-Ya te dije que no la quiero lastimar.

-Pero boludo, no seas así, permitite sentir algo de una puta vez Guido, enserio te estoy hablando.

Me retó. Enserio se lo veía enojado. No hablé. Tanto a Pato como a Gastón les cae bien Ro, así que  seguramente si le llego a hacer algo, el que termina muerto soy yo.

-Dale boludo, porque se nota que la piba es buena y no te va a esperar toda la vida. Además, ya tuvo bastante con la desilusión del pelotudo del ex, haces falta vos.

Comentó antes de irse al otro lado del bus. Solté un suspiro pesado y seguí mirando el celular. Entré a instagram y vi una nueva historia de Ro, había subido una foto suya frente al espejo con una especie de uniforme, falda corta, una camisa, una corbata y una coleta alta que le quedaba muy bien. ¿Y eso? ¿A que se debe?¿Va a salir? Luego de ver la hora, decidí sacarme la duda respondiendo su historia. Era raro que un sábado a las siete y media de la tarde estuviera tan arreglada. No quiero decir que no pueda, sino que me parece raro.

_je.suis.rose
Yo: ¿Qué onda? ¿Vas a salir?

Esperaba una respuesta, pero nunca llegó. Quizá había conseguido trabajo de noche y no me dijo, pero ¿Por qué?. Bloquee el celular en un intento de no mirar a a cada rato la hora. El bus estaría llegando a capital a las dos de la mañana, podría dormir pero decidí quedarme despierto aunque seguramente el sueño me iba a ganar en cualquier momento.

Seis horas después

-¡Guido! ¡Guido! Despertate mongo, ya llegamos.

Me desperté gracias a la voz de Pato que me llamaba casi a los gritos. Abrí los ojos después de frotarlos y me levanté del sillón, me había dormido todo doblado al parecer.
Me estiré, agarré mis cosas y me bajé del bus después de despedirme de los demás. Habían pasado primero por mi edificio. Al estar en la vereda, miré hacia arriba intentando ver alguna luz en mi departamento, pero no la había.
Entré al edificio y me metí al ascensor con algo de pereza mientras cargaba mis cosas a cuestas. Al llegar al quinto piso, las puertas se abrieron y me dirigí al departamento. La puerta estaba trancada pero por suerte tenía la copia y una vez que abrí, entré cerrando enseguida. Estaba todo oscuro, en silencio. Prendí la luz de la sala y dejé mis cosas a un lado antes de dirigirme al cuarto de Ro en donde golpeé la puerta.

-¿Ro? ¿Estás?

Pregunté apoyando la cabeza en el marco. No escuché nada del otro lado así que me mandé, entré a su cuarto y vi que aún estaban sus cosas perfectamente ordenadas. En el fondo tenía miedo de que se hubiese ido, pero no.
Pasaron unos minutos y escuché la puerta de entrada abrirse. Me apresuré a salir del cuarto y fui a la sala en donde la vi por fin, después de una semana. Estaba sacándose los zapatos mientras miraba la puerta con extrañeza.

Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora