Capítulo 7

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-Borró los mensajes y me bloqueó.

Guido me miró y yo solo pude echarme a reír. Estaba muy nerviosa pero también tenía pena.

-Eso es lo que quería que hiciera, que no te rompa más los huevos.

Comentó el rubio mirándome. Apagó su celular sin siquiera borrar el video cosa que me pareció extraño, pero no lo indagué por eso.

-¿Por qué lo quisiste hacer?

Pregunté algo apenada.

-Ya te lo dije, porque no quería que te rompiera más los huevos, además se notaba que te estaba hartando.

Respondió apoyando su espalda nuevamente en el respaldo de la cama. Asentí ante tu respuesta.

- Tengo una pregunta para hacerte.

-Pregunta tranquila.

-¿Chapo bien por lo menos?

Reí al hacer la pregunta. Pregunté ya que tenía curiosidad de saber si por lo menos lo hato bien. Se acercó un poco y me miró con una sonrisa antes de hablar.

-Chapás muy bien, tus labios son hermosos y fue el mejor chape que he dado en mi vida.

Murmuró casi en voz baja mientras observaba mi rostro. Lo miré a los ojos y pude notar que no mentía.

-¿Y a vos? ¿Te gustó el beso?

Preguntó interesado. Sus ojos miraban los míos y de vez en cuando se desviaban a mi boca. Aparté la mirada y asentí.

-Ssi, muy bien...el mejor chape de mi vida también.

Dije avergonzada soltando una leve risa.

-¿Cómo dice esa canción? De Rosalía, ¿Las amigas que se besan son la mejor compañía?

Preguntó en voz baja con una sonrisa. Yo solo reí.

-Sirve para reforzar la amistad, es cierto.

Lo jodí un poco. En el fondo no lo sentía muy en joda, porque aquel chape, un simple chape me había hecho sentir cosas que nunca sentí.

-Mmh bueno, te dejo solo, me siento un poco cansada, tengo ganas de dormir.

Mentí. No tenía ganas de dormir pero estaba más inquieta que nunca por lo que había pasado hace un instante con Guido, ese momento tan sensual y lindo que tuvimos. Claro, se que era actuación pero mi cuerpo se sintió caliente, mas caliente que en cualquier momento y aún me sentía caliente.
El asintió.

-Si, yo también quisiera dormir. Estoy molido.

-Bueno, entonces...buenas noches.

Dije dándole un beso en la mejilla antes de salir de su cuarto para enseguida meterme al mío. Me apoyé de espaldas a la puerta cuando la cerré y solté un profundo suspiro, largo como esperanza de pobre. No podía creerlo aún. Me costaba entender lo que había pasado todavía. Miré mis manos y estas estaban empapadas en sudor, mis piernas se sentían débiles ante tanta excitación que me entró de repente, mas al estar sola. No sé si él haya sentido lo mismo, pero personalmente, mi tanga estaba empapada y sentía una necesidad inmensa de tocarme hasta morir. Era raro de todas formas ya que no estaba en mi casa, pero tenía que hacerlo igual.
Me metí al baño del cuarto, en donde me desnudé completamente, me metí a la bañera y apoyé mi espalda en el mármol, aún no había abierto la llave del agua.
Cerré los ojos y comencé a pensar en ese momento con Guido. Sus labios chapando los míos con tanta intensidad, su lengua jugando con la mía con violencia, sus manos recorriendo mi espalda y mis muslos, como apretaba mi culo cada vez que podía. La luz roja que daba más color al ambiente, sus repentinos besos, mordidas y lamidas en mi cuello que cada vez me daban más ganas de que me estampe contra su cama y me hiciera de todo. Le agregué algo de mi imaginación al momento, idealizando como sería tener algo con él, e imaginando que era él quien estaba tocándome. Pensando en eso, mi mano siguió su deber en mi feminidad, tocando, explorando cada parte, haciéndome sentir plena y con mucho placer. Era la primera vez que sentía algo salir de mi interior acompañado de un gran orgasmo y un gemido que tuve que ahogar con mi otra mano ya que no quería que se escuchara. Mi cuerpo quedó flojo ante esa liberación y abrí los ojos tratando de calmar mi respiración.

Miré hacia mi entrepierna y vi que parte de mis muslos internos, mas mi feminidad, estaban envueltas en un líquido transparente. Sonreí levemente y mordí mi labio, no me esperaba ese resultado.

Decidí abrir la llave del agua para que se comience a llenar la bañera, y cuando ya estaba completa la cerré para hundirme en el agua saliendo enseguida con el cabello empapado. Estuve bastantes minutos dentro del agua, la mayor parte del tiempo pensando en lo que pasó ya que no me lo podía sacar de la cabeza.
Luego de un par de minutos, salí del agua y vacié la bañera. Me envolví el cuerpo en una toalla, también el pelo y salí del baño. Me puse ropa interior y me vestí con el pijama mas simple que tenía, un short y un top, ambos de seda con encaje. Me sequé el pelo para peinarlo y me metí a la cama. Era bastante cómoda, aún más que la mi casa. Me quedé mirando al techo por un rato, no tenía sueño y eso me fastidiaba.
Busqué mi celular en la mesa de luz pero no lo encontré.

-La concha de la lora.

Murmuré recordando que lo había dejado en el cuarto de Guido. No quería despertarlo pero necesitaba mi celular. Me levanté de la cama y salí del cuarto casi al instante, me puse algo tensa ya que no sabía como mirarlo después de lo que hicimos, y lo que hice yo después. Toqué levemente la puerta dos veces.

-¿Guido? ¿Estás despierto?

Pregunté desde afuera.

-Eh...si pasá.

Lo oí titubear. Abrí la puerta despacio y entré.

-¿Qué pasó Ro?

Preguntó mirándome mientras se sentaba contra el respaldo de su cama.

-No, nada, solo que me olvidé de mi celular y ta, lo vine a buscar.

Contesté a su pregunta.

-Ah, si, agarralo tranqui. Pensé que te había pasado algo.

-No no, tranqui, no me pasó nada.

Sonreí nerviosa casi sin poder mirarlo. Me acerqué a su mesa de luz y tomé mi celular.

-¿Segura?

Volvió a preguntar. Asentí.

-¿Y por qué no me miras?

-Pero te estoy mirando rubia.

Lo miré esta vez. Con esa luz se veía fascinante pero me intimidaba, sentía una leve tensión entre nosotros.

-Si, ahora me estás mirando, después de dos años.

Rió y yo reí leve con él también.

-Bueno rubia, me retiro.

Dije dándome vuelta para irme.

-Dale buenas noches.

Dijo cuando llegué a la puerta.

-Ah, y Ro, lindo pijama.

Lo oí decir. Lo miré y me sonrió.

-Gracias rubia.

Y acto seguido salí del cuarto. Casi a las corridas me metí en el mío y solté un suspiro. Me volví a acostar en la cama, tapada hasta la cabeza y me puse a ver instagram. Siendo sincera, me metí al perfil de Guido para ver sus fotos.
No sabía muy bien lo que estaba haciendo, sabía que no podía ni siquiera confundirme, pero cuando me besó, hizo que mi ser diera un giro de 360 grados, me movió el piso y me hizo sentir algo que nunca sentí. No me convenía porque Guido era un ser libre, sin ataduras y yo, bueno, yo todavía estoy en proceso de aceptar la situación con mi ex, porque sino iba a salir más lastimada de lo que ya estoy.
Entre pensamientos y mirando fotos suyas, largando suspiros y dibujando sonrisas en mi cara, me dormí profundamente, esperando a que mañana fuera un día mejor que este.

Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora