Capítulo 11

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Me dirigí a mi cuarto después de haber dejado a Guido solo en la sala, y me reí al pensar que en realidad podría llegar a ponerse celoso, me ilusionaba el simple hecho de imaginarlo. Entré al baño cuando ya estaba dentro del cuarto y me desvestí para entrar a la bañera luego de llenarla de agua caliente. Apoyé mi espalda en el mármol y cerré los ojos esperando a que el agua me anime el cuerpo por completo.
Luego de un par de minutos jugando con el jabón y el agua. Salí de la bañera para envolverme en una toalla, el cuerpo y el pelo también. Vacié el agua y salí del baño.
Ya en el cuarto, busqué algo para ponerme. Me decidí por, una falda no tan corta de color negro, un top blanco con letras negras sin sostén abajo y unas zapatillas negras con cordones blancos. Había traído ropa muy para verano y para salir, este tiempo acá voy a vivir mostrando las piernas.

Me peiné el pelo y me maquillé un poco para iluminar apenas mi cara. Me puse una loción con olor a frutillas y al verme en el espejo del ropero, solté un suspiro.

-Bueno, ni tan mal estoy. Podría ser peor.

Tomé mi celular, me saqué una foto para subir a historias de instagram y salí del cuarto para ir nuevamente a la sala. Guido ya no estaba ahí, supuse que estaba en su cuarto así que decidí esperarlo sentada en una banqueta alta al lado de la mesada.

-Bueno bueno buenoooo, que buena que está mi amiga.

Habló con una sonrisa mientras entraba a la sala. Sonreí ante el cumplido y solté un nuevo suspiro al verlo tan lindo. Estaba vestido con unos pantalones de jean rasgados y una musculosa. Su pelo estaba suelto y traía los lentes puestos en la coronilla de la cabeza.

-Que bueno que está mi amigo.

Le devolví el cumplido. Ya hasta pensaba que mi duelo sobre una relación que se rompió no existía, solo pensaba en Guido hasta el momento, me sentía una zorra pero es que es imposible no admirarlo tanto y desearlo tan intensamente.

-No me chamuyes así Ro.

Se tapó la cara fingiendo vergüenza. Rodé los ojos y me paré acercándome un poco a él.

-Hacete el humilde nomas, sabes que sos hermoso y te aprovechas de eso.

Me miró.

-Vos también sos hermosa, solo que no te das cuenta.

Se acercó también. Sonreí mirándolo.

-¿Nos vamos?

Pregunté interrumpiendo su avance, alejándome de él. Asintió.

-Si, claro, vamos.

Acto seguido salimos del departamento y nos metimos al ascensor. El ambiente estaba tenso, y ambos no nos atrevemos a mirarnos. Si tan solo el ascensor se parara en seco, podría decirle todo lo que me está pasando con él, pero no. El ascensor llegó al estacionamiento y salimos, callados rumbo a su auto al cual nos subimos enseguida.

El camino estuvo silencioso, solo con el sonido de la radio de fondo que sonaba por lo bajo.

-¿Segura de que no te importa quedarte sola?

Preguntó para romper el hielo. Saqué mis ojos de la ventanilla y lo miré. Negué.

-Na, no me importa, disfruto bastante la soledad así que ta.

Respondí a su pregunta.

-No me vayas a extrañar eh.

Me jodió.

-Jajajaja, mira si te voy a extrañar a vos rubia.

Jodí también. Otra vez se volvían a entablar las conversaciones entre nosotros como si nada pasara.

-Yo se que si.

-No se no se, vos no me vayas a extrañar mucho.

Jodí nuevamente.

-No extraño a nadie yo.

-Jajajaja ni vos te la crees rubia.

-Te voy a extrañar tanto que te voy a dedicar las pajas.

Me jodió soltando una leve risa.

-Yo también a vos.

Respondí sin joder tanto, ya que eso ya había pasado y casi sin querer.

Y así pasamos todo el camino, hablando de boludeces y jodiendonos con cosas que al final quizá resultan no ser tan joda. Unos minutos más tarde, Guido se estacionó y nos bajamos del auto para entrar a la casa de Pato quien nos recibió enseguida.
Como de costumbre, Pato me pasó el brazo por los hombros.

-¿Qué onda reina? ¿Cómo estás? ¿Cómo llevas la ruptura?

Me preguntó interesado en el tema mientras caminábamos por el pasillo hasta llegar al estudio en donde ya estaba Gastón.

-Bastante bien por suerte, va, es medio un bajón porque desperdicié dos años al pedo con una persona que me terminó fallando, pero ta, todo bien. Ayer me atomizó un poco pero se le pasó enseguida por suerte.

Le conté evadiendo el tema de Guido y yo, el video y el momento erótico que vivimos, porque no daba para detalles.

-Me alegro mucho linda, así se habla. Vos te mereces algo mejor.

Dijo regalándome una sonrisa. Aún no me soltaba y Guido estaba enchufando su guitarra al amplificador mientras nos miraba de reojo. Me solté del agarre de Pato para ir a saludar a Gaston y después al baterista que ayer no estaba.

-¿Qué onda Ro? ¿Todo bien?

Preguntó Gastón enchufando el bajo.

-Todo bien por suerte, gracias por preguntar.

Respondí con una sonrisa y me di vuelta para volver a donde estaba.
Me acerqué un poco más a Pato discretamente sin que pensara mal y él me miró.

-No te asustes Pato con lo que voy a hacer, seguime la corriente. Vos solo actuá.

Murmuré en voz baja para que Guido no escuchara. Quizá era una mala idea lo que iba a hacer aunque no era tan grave, solo quería probar algo. Pato asintió sin entender mucho y se dirigió hacia donde estaban sus hermanos. Por mi parte, me senté en el sillón que estaba frente a ellos y los miré. Guido estaba serio y no emitía ni una palabra.

Comenzaron a tocar La Partida De La Gitana armonizando sus voces de manera muy linda. Me fijé mucho en la química que tenían juntos y me pareció hermoso escucharlos, hasta que clavé mi mirada solo en Pato para probar mi estrategia. Él clavó su mirada en mi y rápidamente le hice un gesto con mis ojos mirando a Guido quien estaba tocando su guitarra, estaba con una cara de orto más grande que su departamento. Sonreí mirando a Pato y él me guiñó el ojo. Había entendido perfecto porque se rió mientras cantaba pero sin perder la concentración.
Me di cuenta de que el rubio se había dado cuenta de eso, y estaba segura de que tenía sus ojos clavados en mi ya que lo podía notar al verlo por mi retina.
Terminaron de tocar la canción y aplaudí con una sonrisa dibujada en mi cara.

-Bravooo, re lindo gurices. Cantan divino.

Los halagué.

-Muchas gracias reina.

Contestó Pato a mi cumplido. Guido seguía serio sin dejar de mirarme.

-¿Qué te pasa rubia?

Pregunté haciéndome la confundida. Él hizo una mueca con la boca y negó.

-Mm si vos decís.

Murmuré por lo bajo y me levanté del sillón.

-Emmm...¿Pato me decis donde está el baño?

Le pregunté esperando a su respuesta. Esto no era parte de mi plan de todas formas, tenía ganas de ir al baño.

-Si, está del otro lado del pasillo a la izquierda.

Me respondió y yo asentí.

-Dale, muchas gracias Patito.

Le agradecí y salí del estudio para caminar por el pasillo el cual era algo largo hasta que llegué a la puerta del baño.


Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora