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Iris
Recuerdo mis años de estudio, completamente enfocada en mis objetivos, sin tiempo para novios ni distracciones. Me había construido una barrera emocional hacia los hombres. Me molestaba la idea de tener a alguien demasiado cerca, de sentirme vulnerable. Solo mi padre y Jonathan, eran excepciones. Con ellos me sentía segura.
Pero entonces llegó Adrián. Algo en él me hacía sentir diferente. No podía explicar por qué, pero su presencia no me incomodaba como lo hacían los demás. Sentía una conexión extraña con él, como si pudiera entenderme sin palabras. Nunca había dormido con alguien, jamás había estado con alguien tan cerca como lo estuve con Adrián, y mucho menos había...besado a alguien. Después de el primer beso, con Adrián los nervios me consumían, no sabía si lo había echo bien, pero a mí parecer creo si.
Era virgen, o más bien lo sigo siendo, la intimidad me pone nerviosa, me hace recordar cosas dolorosas. Pero con Adrián, siento curiosidad. Quiero saber por qué me hace sentir así, y si podré superar mis miedos y abrirme a él. Nunca me eh tocado, solo una vez pero a mí parecer no lo estaba haciendo bien, así que deje de hacerlo.
Pero bien, es algo que el no tiene que saber, al igual que mi pasado, y no veo por qué lo tenga que saber.
Me quedé sentada en el sofá, con la mirada perdida en el vacío. Adrián se había ido hace horas, pero sus palabras y su beso todavía resonaban en mi mente. Sus palabras posesivas y apasionadas me habían hecho sentir valorada y deseada, al igual que las mías. Pero ¿eran sinceras?
Pensé en su mirada intensa, en la forma en que me tocó. Sentí un escalofrío en la espalda al recordar su beso. Me había dejado sin aliento.
Me pregunté si estaba lista para esto, para dejar que alguien entrara en mi vida de esa manera. ¿Podía confiar en Adrián? Aún no lo sabía, pero lo que si sabía es que es un completo desconocido, al que yo bese y dije que era mío.
Suelto un grito de frustración.
Me levanté del sofá y fui a la ventana. Miré hacia fuera. Sabía que Adrián estaba allá afuera, en algún lugar, pensando en mí. Y yo estaba aquí, pensando en él. La conexión entre nosotros era palpable, y no podía ignorarla.
....
La tarde había pasado y el sol comenzaba a ocultarse. Me encontraba en la cocina, preparando unas limonadas y sándwiches con la ayuda de Jonathan. Nuestra intención era llevar algo de comida y bebida a los hombres que estaban fuera de mi casa y alrededores.
Pero lo que me llamaba la atención era la cantidad de hombres que había. ¿Por qué Adrián había puesto tantos hombres a cargo de mi seguridad? Me parecía extraño y me ponía nerviosa pensar que estaban allí, bajo el sol, sin moverse de su lugar.
Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de preparar algo para ellos. Quería hacer algo por ayudar, por mostrarles que me importaban. Así que, con las charolas de comida en mano, salí hacia el jardín.
Algunos de los hombres aceptaron la comida con gratitud, pero otros la miraron con desconfianza, como si temieran que estuviera envenenada. Me sentí un poco decepcionada, pero no me detuve. Seguí ofreciendo la comida y las limonadas, tratando de sonreír y hacer que se sintieran cómodos.
_¿Como sabemos que no están envenenados?_ pregunta alguien detrás de mi.
_¿Disculpa?_ digo dándome la vuelta para encararlo. Grabe error. Es alto, da un aspecto aterrador con esas cicatrices en la cara.
_Si, lo que oíste, ¿acaso eres sorda?_ dice con una sonrisa en el rostro a modo que me muestra los dientes._ Puedes llevarte tu comida.
Dice al momento que me lanza la comida a la charola. Cruzo los brazos, intento parecer tranquila pero no lo consigo. Por otro lado aquel hombre me mira de arriba a bajo, se relame los labios, ese simple gesto me hace sentir incómoda. Doy un paso atrás y el da uno adelante.
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El Peso del Pasado
RomanceIris Wilder, una joven con un trauma psicológico profundo después de presenciar el asesinato de su amiga, intenta reconstruir su vida. Adrián Carson, un arquitecto famoso y secretamente el mafioso más temido de Washington, se cruza en su camino. A m...