Iris
Dicen que los fantasmas no dejan huellas... y es cierto. Llevo horas, días, semanas, meses, años buscando y no encuentro ni una mierda.
Me paso la mano por la cara, frustrada. Estoy intentando rastrear a alguien que parece más mito urbano que persona real. Un maldito fantasma.
Y pensar que este en particular me atormenta desde hace años. No uno que jala las patas en la noche, no... Este se especializa en joderte la vida a plena luz del día. Se esconde en las sombras, se cuela en tus pensamientos y te hace sentir que en cualquier momento aparecerá para arruinarlo todo, otra vez.
El muy cabrón ni siquiera se molestó en dejar una foto borrosa o una pista ridícula, tipo "Estoy detrás de ti". Nada. Si los fantasmas te persiguen, este es el tipo que te clava un cuchillo por la espalda mientras te susurra: "¿Me extrañaste?"
Ojalá se haya muerto... Aunque con mi suerte, seguro sigue vivo solo para amargarme la existencia.
Debería dejar esto por la paz y ponerme a hacer algo productivo... pero vamos, ¿quién necesita ser productivo cuando puedes ser perfecto?
Podría seguir perdiendo el tiempo buscando a este fantasma de mierda o... simplemente aceptar que algunas cosas están fuera de mi control.
Mejor me dedico a lo que realmente importa: pintar. No es por presumir -bueno, sí, sí es por presumir- pero tengo talento en las manos. Lo que otros intentan aprender en años, a mí me sale natural.
Mis pinceladas no son solo arte, son magia en movimiento. Cada trazo es un recordatorio de que soy la mejor. Y no es que me lo crea... es que lo soy. Algunos nacen para intentarlo, yo nací para hacerlo bien. ¿Qué puedo decir? No todos pueden tener la fortuna de ser yo.
Ay, quisiera seguir presumiendo mi talento -porque sí, es digno de admirar- pero ha caído la noche, y aunque soy increíble, no soy tan impresionante como para pintar en la oscuridad... bueno, podría hacerlo, pero sería demasiado humillante para el resto del mundo ver que hasta a ciegas soy una maravilla.
Bueno, dejando de lado mi innegable talento -que, insisto, es digno de admirar- hay algo que sí no soporto: la noche. No es que le tenga miedo a la oscuridad, por favor, ¿miedo yo? No. Lo que no me gusta es lo que viene con ella. Mi mente empieza a divagar, a revolver cosas del pasado... y créeme, no es un viaje turístico que quiera repetir.
Son esos recuerdos que uno quisiera meter en una caja, encadenar y arrojar al fondo del océano. Pero no, ahí están, apareciendo como invitados indeseados en la peor fiesta de todas: mi cabeza.
Lo peor de las noches...
...
Siento mi mente comenzar a vagar mientras estoy sentada en mi escritorio, intentando enfocarme en el trabajo. Pero es inútil. Las imágenes comienzan a fluir en mi cerebro, como si una puerta cerrada se hubiera abierto de golpe.
La oscuridad de aquella noche vuelve a envolverme, y recuerdo las manos que me sujetaban, las voces que me amenazaban, el dolor que me consumía. Me estremezco, intentando sacudirme los recuerdos, pero son como una marea inexorable que se niega a retroceder.
Mi respiración se acelera, y mis manos comienzan a temblar. La oficina a mi alrededor se desvanece, y me encuentro de vuelta en aquella habitación, rodeada de sombras y terror. El pasado me ha alcanzado de nuevo, y no puedo escapar.
Me levanto de mi silla, necesitando un momento de soledad para recomponerme. Me dirijo al baño, intentando encontrar un refugio en la quietud. Me mojo la cara con agua fría y me miro en el espejo, buscando recuperar mi control.

ESTÁS LEYENDO
El Peso del Pasado
Romance⚠️ CONTENIDO, FUERTE Y EXPLÍCITO. NO APTO PARA MENORES DE 21 ⚠️ Un mundo de secretos, mentiras y sobretodo pasión. Dónde todos tienen una doble vida. Iris Wilder, una joven pintora, con un trauma psicológico. Adrián Carson, un hombre poderoso, el...