Adrián
Me senté en mi oficina, fumando un cigarro y mirando por la ventana.
Soy el mafioso más temido de Washington, y sabía que siempre había alguien detrás de mí, esperando su oportunidad para atacar.
Pero esta vez era diferente. Esta vez, sabían que Iris tenía algo que ver conmigo. Me habían visto fuera de su lugar de trabajo en varias ocasiones, y sabían que era mi punto débil.
Así que decidí tomar medidas. Llamé a uno de mis hombres de confianza, Derek. Le di instrucciones para que se encargara de la seguridad de Iris y de sus padres al igual que amigos. No quería que le pasara nada, y sabía que él era el único en quien podía confiar.
Ahora, solo tenía que descubrir quién estaba detrás de todo esto. No sabía con certeza quién era, pero sabía que no pararían hasta que me hubieran destruido.
Miré por la ventana, pensando en ella. Sabía que me había metido en un lío al acercarme a ella. Pero no podía evitarlo. Me sentía atraído por ella, y haría cualquier cosa para protegerla.
Y ahora, tenía que encontrar a quien estaba detrás de todo esto y detenerlo antes de que fuera demasiado tarde. No podía permitir que le hicieran daño. No podía permitir que me destruyeran.
Así que empecé a investigar, a buscar pistas y a hablar con mis contactos. Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que descubriera quién estaba detrás de todo esto. Y cuando lo hiciera, no tendría piedad.
...
El día de la exhibición de las pinturas de Iris había llegado finalmente. Pero también era el día de la cena familiar que mi tío Eduardo había estado planeando durante días.
Mi madre me había recordado varias veces que era obligatorio asistir, que mi tío Eduardo se había tomado mucho trabajo en organizarlo. Pero yo sabía que no podía hacerlo.
Había algo mucho más importante que requería mi atención. Iris, estaba a punto de exhibir sus pinturas en la galería, y yo no podía perderme eso por nada del mundo.
Así que tomé la decisión de ignorar la cena familiar y dirigirme a la galería. Sabía que mi familia se enfadaría, pero me importaba una mierda.
Al llegar a la galería, vi a Iris sonriendo y hablando con los invitados. Su belleza y talento me dejaron sin aliento.
Lucía impresionante. Llevaba un vestido negro que la hacía parecer una diosa, con una abertura en la pierna que revelaba su piel suave y seductora. El vestido se ajustaba a sus curvas perfectas, destacando su cintura delgada y sus caderas generosas.
La tela se pegaba a su cuerpo, resaltando cada contorno, cada curva. La abertura en la pierna añadía un toque de sensualidad, permitiendo vislumbrar su piel desnuda.
Pero lo que realmente me llamaba la atención era cómo el vestido realzaba su figura. Su culo redondo y perfecto se marcaba bajo la tela, invitándome a imaginarlo sin ese vestido. Me sentí atraído hacia ella, deseando sentir su piel bajo mis manos.
Nota mental: Marcar su hermosa piel, en especial ese hermoso culo.
El vestido era una obra de arte, pero la verdadera obra de arte era ella. Su belleza, su elegancia, su sensualidad... todo se combinaba para crear una visión irresistible.
Mientras la miraba, noté que alguien la observaba con una intensidad.
La habitación parecía cerrarse sobre mí mientras mis ojos se clavaban en el hombre que miraba a Iris con una intensidad que me hizo hervir la sangre. Su rostro ya lo había visto, pero no podía colocarle un nombre hasta que Derek me dijo:
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El Peso del Pasado
RomanceIris Wilder, una joven con un trauma psicológico profundo después de presenciar el asesinato de su amiga, intenta reconstruir su vida. Adrián Carson, un arquitecto famoso y secretamente el mafioso más temido de Washington, se cruza en su camino. A m...