Capitulo 6

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Iris

Después de la exhibición de arte, Mariana me llevó a una fiesta que había organizado en un lujoso departamento en el centro de la ciudad.

La música estaba alta y la gente estaba bailando y riendo. Me sentí un poco abrumada por la multitud, pero Mariana me tomó de la mano y me llevó a la barra para que me relajara con una copa de vino.

Mis papás también estaban allí, sonriendo y charlando con los demás invitados. Me alegró verlos, siempre me hacen sentir segura y protegida. Mi mamá se acercó a mí y me dio un abrazo fuerte.

_Estamos tan orgullosos de ti, hija_ me dijo.

Mi papá me palmeó la espalda y me dijo:

_Sigue adelante, siempre has tenido talento.

Mientras bebíamos, Mariana me presentó a sus amigos y conocidos al igual que Jonathan. Todos parecían muy amables y interesados en mi arte. Me sentí halagada y agradecida por la oportunidad de conocer a tanta gente interesante.

Le dije a Mariana que regresaba en unos minutos, necesitaba tomar aire fresco.

Me senté en la silla de la terraza, intentando calmarme mientras inhalaba el aire fresco de la noche. Pero no podía sacudirme la sensación de que alguien me estaba observando.

Era como si una mirada invisible me siguiera, pesando sobre mi piel.

Mi pecho se sentía opresivo, como si una mano invisible estuviera aplastándolo. No sabía qué era, pero era una sensación que me hacía sentir incómoda y nerviosa.
Me levanté y miré alrededor, pero no vi a nadie. La terraza estaba vacía, salvo por las sombras que danzaban en las paredes.

Pero la sensación persistía. Me sentía como si estuviera siendo vigilada, como si alguien estuviera esperando a que cometiera un error.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, y mi respiración se volvió superficial.

Me acerqué a la barandilla y miré hacia abajo, hacia la calle. La ciudad estaba en silencio, salvo por el sonido lejano de un coche que pasaba. Pero yo sabía que no estaba sola. Podía sentirlo.

De repente, una brisa suave me acarició la piel, y la sensación de ser observada se intensificó. Me di la vuelta lentamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda.

Y allí estaba él, Luca, detrás de mí, observándome con una mirada intensa y penetrante. Su presencia me sorprendió, pero no fue solo la sorpresa lo que me hizo sentir incómoda. Fue la sensación de que había estado allí todo el tiempo, vigilándome.

Recordé la primera vez que Jonathan me lo presentó. Habíamos estado en una fiesta, rodeados de gente y música. Jonathan me sonreía, entusiasmado, mientras me decía:
_Este es Luca, amigo y compañero de trabajo, acaba de mudarse ala ciudad.

Pero cuando Luca me extendió la mano, su sonrisa me pareció forzada, y su mirada me hizo sentir como si estuviera analizando cada centímetro de mi ser.

No me dio buena espina. Algo en su forma de mirarme, de sonreír, me hizo sentir incómoda. Pero Jonathan parecía tan contento de presentarnos que no quise arruinar el momento. Así que sonreí y le estreché la mano, intentando ignorar la sensación de malestar que me invadía.

Pero ahora, mientras Luca me observaba en la terraza, esa sensación regresó con fuerza. Me sentí atrapada, como si estuviera en una jaula y él fuera el dueño de la llave. Su mirada me hacía sentir vulnerable, expuesta.

_Luca_, dije, intentando sonar tranquila. _¿Qué haces aquí?

Él sonrió, y su sonrisa me pareció aún más forzada que antes.

_Solo disfrutando del aire fresco _dijo, acercándose a mí.

Pero algo en su mirada me hizo desconfiar. Me aferré a la barandilla de la terraza, intentando mantenerme firme.

Luca trató de acercarse a mí, pero yo me resistí.
_Es hora de tomar una siesta, pequeña.

Pequeña.

Mi mente se desató en un torbellino de miedo y pánico al escuchar ese apodo. De repente, imágenes olvidadas surgieron en mi memoria. La pequeña niña encadenada, las manos que la tocaban, las manos que me tocaban, la risa macabra. La sensación de impotencia y terror.

Pero esta vez, algo cambió. Mi mente, que antes se había protegido con un velo de olvido, ahora permitió que las imágenes afloraran con claridad.

Luca trató de ponerme un trapo en la boca y en la nariz. Luché con todas mis fuerzas, tratando de zafarme de su agarre. Pero Luca era demasiado fuerte. Me agarró por detrás, me rodea la cintura con sus brazos pegándome a el y sosteniéndome  con fuerza.

_¡Suéltame Luca!_ No responde y me toma de el cuello y aprieta.

Quita su brazo de mi cintura, pero solo lo hace para sacar un cuchillo de el bolsillo de sus pantalones.

Pasa el cuchillo por todo mi cuerpo asta que llega a mi cara. En ese instante a mi mente llega la imagen de la niña con cortes por toda la piel.

Intento gritar con todas mis fuerzas, tratando de alertar a alguien, pero mi voz fue ahogada por un trapo. A mí mente llegan imágenes de mi, gritando por ayuda en ese sótano mientras las manos manchadas de sangre recorrían todo mi cuerpo.

En un momento de desesperación, intenté correr hacia la puerta, haciendo que el cuchillo me corte en la sien. Me llevo la mano hacia el corte y miro la sangre. Luca me bloqueó el camino. Me empujó hacia atrás, y yo tropecé, perdiendo el equilibrio.

Mi visión comenzó a borrosa, y sentí que me estaba mareando. Luca me tapó la nariz con el trapo y sentí un olor dulzón y químico que me hizo sentir aún más débil.

Intenté forcejear de nuevo, pero mis brazos y piernas se sentían pesados y sin fuerza. Me desplomé en el suelo, sintiendo la conciencia que se me escapaba.

Escuché el sonido de la puerta que se abría, pero no pude hacer nada para reaccionar. Lo último que escucho es mi nombre acompañado de un disparo y todo se volvió borroso y negro. Me sentí cayendo en un abismo sin fondo, sin poder hacer nada para detenerme. La oscuridad y las sombras me envolvieron.

...
Un poco corto:(

Un poco corto:(

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