Vagaba por los pasillos hasta que recordé que me tocaba historia.
Lo del director Valley me estaba empezando a impactar hasta tal punto de saber que este tema me comería la cabeza por un largo tiempo. Tenía que contárselo a alguien pero no tengo amigos y no vivo en el orfanato. Realmente necesitaba desahogarme y sabía que no podría callarlo mucho tiempo más.
Golpeo la puerta del aula de historia y, una vez abro, veo que no hay profesor.
Los alumnos están repartidos por las mesas, ya sea de pie, sentados o de cuclillas. Todos hablando con todos.
Me dirijo a mi sitio al lado de la ventana, el penúltimo de la fila; pero veo que está ocupado por Julie y su amiga. Seguro que ni sabe que es mi sitio y por eso me lo ha quitado.
De repente posa su mirada en mí y me señala con la mano izquierda que me acerque.
En cuanto lo hago, las dos se levantan y me siento en mi sitio.
Dejé la bolsa con cuidado encima de la mesa, procurando que no se rompiera más.
Pensaba que me dejarían sólo, ya era demasiado que se acordaran de que mi escuálido cuerpo va apoyado en esa silla pero Julie se sentó a mi derecha. Se sentía extraña la compañía de alguien a mi lado que no fuera Clea, porque estos últimos días habían sido duros.
-¿Estás bien?¿Seguro que no te duele?-preguntó en un hilo de voz, refiriéndose a mis rasguños.
-No más de lo que a él le podrá doler su ojo ahora morado.
-Se lo merece, por idiota.
-En verdad, no es sólo idiota. Tiene aún muchos más adjetivos que podrían calificarle. Y ninguno de ellos es bonito.
-Gracias por defenderme.-dijo cambiando de tema.
-De nada, lo hice porque quise. Y lo haría mil veces más.
Pude notar una sonrisa fantasma asomando por su rostro, una que nunca llegó a verse pero podía sentirse.
-Hey, Juls, ¿Todo bien? ¿Qué ha ocurrido ahí fuera?.- preguntó el moreno con el que me choqué el primer día, causante de las desgracias que Cedric me proporcionaba.
Giré mi cabeza hacia la ventana, no quería que me viera. Ni yo tampoco quería verle a él.
-Nada, Blake. Pero deberías decirle a tu amigo que sea un poco menos subnormal la próxima vez.
-Como quieras. ¿Y tú, grandullón?
Volví mi cabeza, posando mis ojos en los suyos.
-Todo bien.-respondí seco.
-Siento lo del otro día, Cedric es un poco...especial,ya sabes.
-Y agresivo, problemático...
Suspiró, agachando la cabeza.
-Soy Blake.
-Michael.
-Creo que volveré a mi sitio.-dijo volteando a ver a la profesora que recién llegaba.
-Bien.
Seguí con mi tarea : mantener mis ojos en la ventana, admirando el patio.
De tan sólo pensar que me tocaba pasar la tarde limpiando cada rincón de este mísero instituto me entraban arcadas.
Me restregué la cara con las manos, ¿podría esto ir a peor?
Creo que debería dejar de quejarme de mi vida y empezar a cambiarla pero no es fácil cuando vives en la calle y te han cogido manía en el instituto al que vas y que tendrás que soportar hasta Dios sabe cuándo.
Miré el reloj, quedaban cinco minutos para que sonara la alarma. Menos mal que la profesora llegó tarde, no me apetecía dar clase; pero sabía que tras esa clase me esperaba una larga tarde de infierno limpiando con Cedric Last y supe que prefería mil horas de clases de historia.
-Michael.- susurró Julie.
-Dime.
-Si te apetece puedes venir ahora conmigo a casa. Creo que te vendría bien. Podríamos hacer juntos la tarea.
-No puedo.- arrepentido rechacé su oferta.- Me han castigado.
-¿Quién?
-El director Valley.
-¿Por lo que ha pasado fuera?
-Sí. Tengo que limpiar todas las clases con Cedric.
Puso una mueca.
-Ven cuando puedas...si quieres.- dijo al mismo tiempo que tocaba la alarma para irse a casa.
La clase se vació y me dirigí al cuartillo de limpieza.
Last no se encontraba allí.
Lo sabía.
Maldita sabandija.
Planeaba fugarme pero no lo hice por dos razones: uno; no quería más problemas y dos; el director Valley asomaba la cabeza desde la puerta de su despacho el cual estaba paralelo al cuartillo.
Suspiré con pesadez y saqué un trapo y un limpiacristales. Luego volvería a por el cepillo y la fregona.
Subí al aula de música y comencé a limpiar todas las mesas de alumnos.
Tras eso, subí a la tarima donde había una batería, dos guitarras, un bajo y un micrófono.
Me acerqué al micrófono e imaginé que era un cantante famoso pero la imagen de Cedric Last en la puerta del aula arruinaron mi concierto imaginario.
-Bájate de ahí, nenaza. Si quieres cantar, hazlo mientras barres.- dijo mientras agarraba el trapo y limpiaba el polvo de la mesa del profesor.
no sé si os aparecerá este capítulo pero he subido este y el anterior, por lo tanto he subido dos pero no sé si os aparecerán.
perdón por desaparecer.
por cierto, como podéis ver he cambiado el título de la novela y la portada y todo. espero que os guste :)
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Anomalías.
Teen Fiction❝Me gustan los días de lluvia,básicamente me gusta que el día esté igual de triste que yo.❞ ➳ 2016.