Un mes despues, una vez que Kaizu ya estaba profundamente dormido en su cuna, Izuku y Katsuki se acurrucaron en el sofá de la sala, disfrutando de un raro momento de tranquilidad. Con una taza de té en la mano y un silencio cómodo a su alrededor, Katsuki se quedó mirando a Izuku, quien hojeaba un libro de arte.
Observando a Izuku así, relajado y absorto en lo suyo, Katsuki sintió una oleada de calidez en su pecho. La vida junto a Izuku y Kaizu era mucho más de lo que alguna vez imaginó para sí mismo, y la idea que llevaba días dándole vueltas en la cabeza comenzó a tomar más fuerza.
Izuku notó la mirada intensa de Katsuki y cerró el libro, sonriendo mientras alzaba una ceja.
—¿En qué estás pensando, Kacchan? Tienes esa expresión de "voy a decir algo serio" —dijo con una pequeña risa.
Katsuki se tomó unos segundos, respirando hondo antes de responder.
—Estaba pensando en... bueno, en que quizás podríamos tener otro cachorro —soltó Katsuki, con un tono bajo pero firme.
Izuku parpadeó, sorprendido, y su boca se curvó en una sonrisa involuntaria, aunque trató de ocultarla para analizar si Katsuki realmente lo decía en serio.
—¿Otro... bebé? —repitió Izuku, con los ojos brillantes, como si apenas pudiera contener la emoción que empezaba a crecer dentro de él—. ¿Quieres que Kaizu tenga un hermanito o hermanita?
Katsuki asintió, mirándolo con una intensidad que mostraba lo serio que estaba al respecto.
—Sí. La verdad es que... bueno, a veces pienso en cómo sería tener otra pequeña tormenta en casa —respondió, sin perder la sonrisa. Sus dedos jugueteaban con los de Izuku mientras continuaba—. Creo que seríamos buenos padres para otro, ¿no? Kaizu nos ha enseñado mucho... y también creo que nos hizo más fuertes juntos.
Izuku dejó escapar una pequeña risa, recordando los días difíciles, las noches sin dormir y todas las veces que habían tenido que aprender sobre la marcha. Pero a pesar de todo eso, la idea de tener otro bebé lo llenaba de emoción.
—Es cierto... Kaizu es la mayor aventura de nuestras vidas —murmuró, sin apartar la mirada de Katsuki—. Aunque no te niego que fue un caos al principio.
Katsuki soltó una risa suave y pasó un brazo por los hombros de Izuku, acercándolo más.
—Un caos... pero uno que me encanta. Y estoy seguro de que esta vez no sería tan complicado. Quizá incluso Kaizu podría ayudarnos cuando crezca un poco —dijo, imaginando a su hijo mayor cuidando del nuevo bebé, con esa misma expresión curiosa y cariñosa.
Izuku rió, emocionado, y asintió lentamente.
—La idea de que Kaizu tenga un hermanito o hermanita me parece hermosa... —Izuku se quedó pensando unos segundos, y luego miró a Katsuki con una expresión de ternura y determinación—. Me encantaría, Kacchan. Si es lo que queremos los dos, entonces... estoy listo.
Katsuki sonrió ampliamente y abrazó a Izuku con fuerza, sus labios encontrando los de su omega en un beso suave y lleno de cariño. Aquel momento selló la promesa de un nuevo capítulo en su vida juntos, uno que los llenaba de ilusión y esperanza.
Finalmente, Izuku se separó y le dio un pequeño beso en la mejilla, murmurando en su oído:
—Parece que vamos a agrandar la manada.
A la mañana siguiente, el primer rayo de sol iluminaba la cocina mientras Izuku y Katsuki comenzaban a preparar el desayuno. Izuku estaba en la estufa, batiendo algunos huevos, y Katsuki estaba cortando frutas para Kaizu, quien estaba sentado en su sillita alta, todavía medio dormido pero curioso al ver a sus padres ocupados en la cocina. Sus manitas pequeñas golpeaban suavemente la bandeja de su sillita, emitiendo pequeños ruiditos de emoción cada vez que veía cómo su papá le preparaba algo para comer.
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Padres primerizos - katsudeku
Science FictionDonde Katsuki e Izuku van a ver lo que realmente es tener un hijo.