Izuku estaba emocionado por su exposición de arte, a pesar de los cinco meses de embarazo que ya se hacían muy visibles. La barriga redondeada y prominente le daba un aspecto encantador, aunque también le hacía sentir algo más torpe. Katsuki había intentado disuadirlo de ir, insistiendo en que debía descansar, pero Izuku, con su determinación inquebrantable, había decidido asistir de todas formas. Solo iba a dar un discurso, nada demasiado agotador, se dijo a sí mismo y a Katsuki, quien lo había acompañado hasta el auto con una expresión de ligera preocupación.
—Nada de estarte moviendo mucho, ¿me oyes? Y si algo se te complica, quiero que me llames en el acto —le había advertido Katsuki, dándole un beso en la frente antes de verlo partir.
Izuku se había reído suavemente, agradeciendo el apoyo de Katsuki y asegurándole que todo iba a estar bien.
Al llegar a la galería, fue recibido por una oleada de invitados y admiradores de su obra, que lo llenaron de felicitaciones y saludos afectuosos. Izuku agradeció a cada uno con una sonrisa radiante, emocionado de ver tanta gente interesada en sus cuadros. Durante la exposición, habló sobre las nuevas piezas que había creado en los últimos meses, compartiendo cómo su vida como padre y ahora el proceso de su segundo embarazo habían influido en su arte, llenándolo de una sensibilidad y profundidad únicas. La charla fue un éxito, y al final recibió un cálido aplauso.
Después de la presentación, comenzaron a acercarse varias personas para felicitarlo de cerca. Al principio, Izuku disfrutaba del entusiasmo de la gente, pero pronto notó que casi todos hacían una pausa en su conversación para mirarle la barriga con asombro y ternura.
—¡Felicidades por tu nuevo bebé, Izuku! —le dijo una de las mujeres, sonriendo mientras le lanzaba una mirada amable—. ¿Te importaría si...? —preguntó, extendiendo una mano hacia su vientre.
Izuku se tensó ligeramente, pero asintió, tratando de no incomodar a nadie. La mujer tocó suavemente su barriga y le dedicó una sonrisa radiante.
Sin embargo, lo que empezó como una interacción simpática pronto se convirtió en una constante. A medida que la gente lo felicitaba, uno a uno comenzaron a preguntar si podían tocarle la barriga, como si fuera algo natural. Un hombre de mirada amistosa le dio una palmada en el hombro, con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Estás radiante, Izuku! ¡Felicidades! ¿Puedo...? —señaló su vientre.
—Oh... claro, claro —respondió Izuku, manteniendo la amabilidad, aunque ya se sentía algo abrumado.
Así, cada nuevo felicitante parecía tener el impulso de tocar su barriga, y aunque Izuku trataba de mantener su sonrisa, empezaba a sentirse ligeramente incómodo. Sabía que era algo inocente, que las personas solo querían expresar su cariño y buenos deseos, pero el constante contacto y la falta de espacio personal le estaban empezando a pesar.
"¿Qué diría Kacchan de esto?" se preguntó Izuku con una mezcla de humor y resignación, recordando las advertencias protectoras de Katsuki.
Para cuando las felicitaciones comenzaron a menguar, Izuku se sentía agotado. Había pasado horas rodeado de personas que le deseaban lo mejor y lo felicitaban sin cesar, pero también había perdido la cuenta de cuántas veces le habían tocado la barriga sin pensarlo dos veces.
Cuando finalmente llegó a casa, encontró a Katsuki esperándolo en el sofá con Kaizu dormido sobre su pecho. Al ver entrar a Izuku, Katsuki le dedicó una sonrisa cansada pero llena de cariño.
—¿Cómo te fue? —preguntó Katsuki, levantándose con cuidado y dejando a Kaizu en su cuna antes de acercarse a Izuku.
Izuku soltó un suspiro, dejando caer su bolso y recargándose en el pecho de Katsuki.
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Padres primerizos - katsudeku
Fiksi IlmiahDonde Katsuki e Izuku van a ver lo que realmente es tener un hijo.