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Con la llegada de la mañana, la casa de Katsuki e Izuku vibraba con una mezcla de emoción y nerviosismo. Hoy era un día importante, un día que llevaban esperando con ansias: la cita para conocer el género de su segundo hijo. Izuku, ahora en su sexto mes de embarazo, había experimentado un crecimiento notable, y su barriguita estaba más pronunciada que nunca, lo que lo hacía lucir adorablemente maternal.

Mientras Katsuki se preparaba para salir, se movía rápidamente de un lado a otro, revisando que todo estuviera en orden.

—¿Estás listo? —preguntó, ajustando la corbata de su camisa. Su mirada se detuvo en Izuku, que estaba en la cocina, sirviéndose un vaso de agua.

—Sí, solo necesito un minuto más —respondió Izuku, sonriendo mientras tomaba un sorbo—. Quiero asegurarme de que no olvide nada.

Katsuki se cruzó de brazos, observándolo con ternura. Sabía que Izuku podía ser un poco desorganizado a veces, pero su ternura le hacía olvidar esos pequeños detalles.

—Vamos, no te preocupes tanto. —Katsuki se acercó y le acarició suavemente la barriga—. Sea lo que sea, va a ser perfecto.

Izuku sintió que sus mejillas se sonrojaban con el toque de Katsuki, y sonrió, sintiéndose reconfortado.

—Tienes razón. Estoy emocionado, pero un poco nervioso también —admitió, finalmente cerrando la tapa de su botella y dirigiéndose hacia la puerta.

Juntos, salieron del apartamento, la mano de Katsuki firmemente entrelazada con la de Izuku, como si esa conexión los protegiera de cualquier cosa.

Durante el trayecto, la conversación fluía entre risas y anécdotas sobre la crianza de Kaizu, mientras Katsuki se aseguraba de que Izuku se sintiera cómodo en todo momento.

Al llegar a la clínica, la anticipación aumentó. Katsuki tomó la delantera, llevando a Izuku de la mano hacia la sala de espera. Una vez dentro, se sintieron rodeados de una atmósfera acogedora y tranquila.

—¿Tienes alguna corazonada sobre lo que será? —preguntó Katsuki mientras se sentaban en la sala de espera.

—No estoy seguro —respondió Izuku, acariciando su barriguita—. Creo que sería genial tener otra chica o un chico, pero lo más importante es que esté sano.

Katsuki asintió, sintiendo que esa era la respuesta más sabia.

Finalmente, una enfermera los llamó y los llevó a la sala de ecografías. Izuku se acomodó en la camilla, y Katsuki se sentó a su lado, sosteniendo su mano con firmeza. La doctora entró, sonriendo amablemente mientras comenzaba a preparar el equipo.

—Hola, chicos. ¿Listos para descubrir el género? —preguntó la doctora, mientras aplicaba el gel en la barriga de Izuku.

—¡Sí! —respondieron al unísono, llenos de entusiasmo.

La imagen apareció en la pantalla, y a medida que la doctora movía el transductor, Katsuki no podía evitar mirar a Izuku, que estaba completamente absorto en la pantalla. La emoción brillaba en sus ojos, mientras los latidos del corazón del bebé resonaban en la sala.

—Aquí tenemos, ¡y ahí está el bebé! —anunció la doctora, señalando la imagen.

Katsuki sintió su corazón latir con fuerza. La doctora siguió explicando lo que estaban viendo, y después de unos minutos, llegó el momento crucial.

—¡Y parece que están esperando otro niño! —exclamó la doctora, sonriendo mientras Katsuki e Izuku intercambiaban miradas de sorpresa y felicidad.

—¿En serio? —dijo Izuku, su rostro iluminándose de alegría—. ¡Kaizu tendrá un hermanito!

Katsuki no pudo contener una risa llena de alegría y orgullo.

Padres primerizos - katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora