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Ruby llegó a la tienda de Keyler. Él estaba sentado con su rostro fijo en la computadora del mostrador. La campana de la puerta sonó cuando ella entró, pero el moreno ni siquiera se molestó en voltear a verla.

––Hola, Key...

––¡Shh! ––la silenció el moreno sin despegar su mirada de la computadora––. Un momento...

Ruby levantó una ceja, acercándose a la recepción.

––¿Qué estás mirando?

––Espera... ––Keyler se acercó más a la computadora, gritando––. ¡No! ¡Hijo de tu... madre! ¡Noo!

Ruby frunció el ceño, viendo a Keyler querer golpear la computadora. Él suspiró, para luego mirarla y sonreírle.

––Ah, hola Ruby, ¿qué necesitas?

––¿Estás bien?

––Si, si, está viendo un... K-drama gay ––declaró el moreno, apagando la computadora––. Uno muere al final.

––¿Miras k-dramas gay? ––inquirió Ruby, mirándolo sorprendida. Keyler asintió, y una pregunta surgió en la mente de Ruby––. ¿Eres gay?

––¿Qué? ¡No! ––gritó Keyler, mirándola horrorizado por la pregunta de ella––. ¿De dónde sacas esas ideas?

––Eres raro.

––Oye, que mire k-dramas gay no significa que sea raro... ––la miró un momento, hasta que volvió a hablar–– bueno, si soy raro, pero no porque mire k-dramas gay.

––Claaaro ––asintió Ruby––. Cómo sea, recibí el mismo mensaje que la vez pasada. ¿Crees que sería posible ir de nuevo a la casa de Michael?

––¿Quieres volver? ¿Después de escuchar esa aterradora canción? ¿Quieres volver?

––Si.

––Necesitas un psiquiatra.

––Y tú necesitas pareja.

––¡Ya basta!

––¡Tú empezaste!

Keyler la miró serio, y ella cruzó sus brazos. Se miraron de manera desafiante, hasta que él sacó un pedazo de papel debajo de un CD.

––Por cierto, antes de que saliéramos logré agarrar un pedazo de papel que encontré en la casa de Michael ––comentó Keyler, haciendo que ella lo mirara molesta.

––¡¿Y por qué no dijiste nada?!

––¡No sé!

––¡Dame acá! ––Ruby le quitó el papel, leyéndolo.

Sono il cacciatore di ombre, 
in agguato nell'ombra
ogni passo un sussurro
La morte mi abbaglia
Nella fitta nebbia, 
vedo la tua figura, 
Nyrax è l'eco
di follia”

––¿Eh? ––musitó Ruby, totalmente desconectada––. No entiendo nada.

––A lo mejor es portugués ––opinó Keyler, apoyando sus codos en el mostrador recostando su rostro en las palmas de su mano––, pero entonces, ¿por qué Michael estaría escribiendo en portugués y no español?

––Hm, buena pregunta.

––¡Chicos! ––la puerta de la tienda se abrió, dejando ver a Steven. Su cabello hecho un desastre y su rostro todo sudado.

Rosas de Sangre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora