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A la mañana siguiente, Ruby despertó sola. Jake no estaba a su lado y eso la sorprendió. Por un momento temia que se hubiera ido de la casa en la que estaban y que no volviera a verlo en todo el día. Así que se levantó, bostezando y frotando sus ojos. Saliendo de la habitación se encontró con el pasillo, aunque seguía adormilada caminó por el pasillo buscando alguna otra habitación donde encontrar a Jake o a Roger por lo menos.

Llegó a la habitación donde había despertado el día anterior, viendo a Ethan sentado en uno de los sillones sosteniendo una taza de café y un periódico con la otra mano. Él se giró hacia ella, sonriéndole.

––¿Dormiste bien, Ruby?

––Si... eso creo ––contestó, mirando el lugar mientras recogía su cabello en una coleta––. ¿Sabes dónde está Jake?

––Lo vi salir con Roger ––dijo, volviendo su mirada al periódico––. Tal vez lo encuentres en el patio.

––Gracias.

Salió de la casa, frunciendo ligeramente cuando el sol dio contra sus ojos. Pudo ver a Jake y a Roger hablando dándole la espalda. Ella se acercó a pasos lentos, haciendo que ambos voltearan a verla. Roger inclinó su cabeza en lo que parecía ser un saludo, y Jake le sonrió.

––¿Dormiste bien, Ruby? ––preguntó Jake, metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón.

––Si... ––asintió ella––. Buenos días, Roger.

––Buenos días, señorita Anderson.

––Solo dime Ruby ––sonrió, mirando ahora a Jake––. Creí que te habías ido.

––Iba a hacerlo, pero Roger me mostró algo que quiero que veas.

––¿Ahora?

––Si.

––Am, okey. Solo déjame ir a arreglarme un poco, aún estoy amanecida.

Jake se rió, asintiendo. Ella regresó a la casa siendo seguida por Roger, quien la guío hasta el baño. Finalmente después de unos cuantos minutos, Ruby volvió a salir ahora más despierta y preparada. Jake le hizo un gesto con la cabeza y ella lo siguió. Roger se quedó en la entrada mirándolos con una sonrisa mientras que salía Ethan colocándose al lado de Roger. Ruby suspiró, concentrándose solo en seguir a Jake.

El pelinegro se había mantenido en silencio desde que comenzaron la caminata, pero Ruby lo miraba con algo de curiosidad. Era como si estuviera actuando como si nada hubiera pasado. Pero de alguna forma, eso la dejó tranquila. Sabía perfectamente que él era fuerte, y que seguía adelante a pesar de todo lo que había pasado. Aún no podía dejar de pensar en que su abuelo había sido Michael todo este tiempo, lo había visto asesinar y peor aún, la había intentado matar a ella.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio a Jake detenerse. Él se giró hacia ella, sonriéndole contento, ella frunció el ceño, desconcertada ante su expresión.

––Esto es lo que quería mostrarte.

Él tomó su mano, haciendo que diera unos pasos más adelante de él. Y cuando miró, sus ojos se abrieron sorprendidos y sus labios se separaron atónitos.

Una campo repleto de rosas rojas se encontraba frente a sus ojos. Los pétalos reluciendo al compás de la luz del sol y el viento moviendo su tallo con lentitud. No había palabras para describir esa belleza frente a ella. Jake apoyó sus manos en los hombros de ella, haciendo que siguiera avanzando. Obedeció, mientras que él la guiaba hasta estar rodeada de las rosas que rozaban sus manos.

––Es... no tengo palabras...

––¿Recuerdas cuando te conté que mi padre le plantó todo un campo de rosas a mi madre?

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⏰ Última actualización: 9 hours ago ⏰

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Rosas de Sangre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora