Me resultaba extraño ver a mi hermana bailando y recibiendo toda la atención de la escuela. Unos días atrás yo tenía los reflectores de la Academia por la oportunidad del internado, pero ahora todo había cambiado.
Por un instante consideré que me encontraba en un sueño. Era imposible que las dos tuviéramos la misma pasión, aunque tristemente era una realidad.
Eva se movía con atrevimiento y marcaba sus pasos con firmeza. No estaba en relevé ni siendo cargada por alguien más, pero podía notar cómo su cuerpo encontraba el tempo perfecto para atacar la música.
Seguro nunca se había presentado en un anfiteatro, pero aun así acaparaba las miradas de cada estudiante. Sonreía mientras llevaba su pelo de lado a lado. Se sentía una diosa.
El ritmo de la música pasó a uno más lento y sensual y las Lobas movieron sus caderas con provocación. No perdieron la oportunidad para seducir a los espectadores a pesar que fuera tan atrevido para exhibirse en una escuela.
La música tenía una mezcla de canciones extrañas, incluso podía adivinar que alguien de la colonia la había editado por la poca producción y cambios tan repentinos de melodía a melodía. Sin embargo, la escuela la amaba porque la hacía sentir más auténtica.
Mientras movían sus caderas, pude percibir que Eva abría los labios para dramatizar los golpes de la coreografía y desplazar su largo y ondulado cabello por todos lados utilizando el viento a su favor. Ahí, mientras bailaba, aprecié lo bella que era. Se veía natural. Su piel morena y ojos verdes creaban una combinación hipnotizante. También podía distinguir sus abdominales compactas y piernas largas. Estaba en forma y entendí porqué me había tirado tan fácilmente en mi cuarto.
Once Lobas dieron un espectáculo de pueblo, pero lo vendieron como si fueran bailarinas profesionales. Todas estaban tan compenetradas que parecían ser una misma. En mi academia estaba acostumbrada a ser la mejor, la solista. Concentraba los reflectores mientras mis compañeras estaban en el fondo ejecutando la coreografía secundaria, pero ahí, todas se movían al mismo compás.
Las Lobas demostraron su agilidad y sensualidad por cinco minutos. No tenían las mismas habilidades técnicas que yo, pero sabían conectar con el público. Incluso, por un instante deseé que la escuela también me viera bailar y apreciaran mi talento. No era una niña indefensa, sino que tenía un don que nadie más.
Terminó la presentación y hubo una ovación por parte de la escuela incluidos los maestros y el director. Fue evidente que las Lobas eran el orgullo de la Secundaria Técnica 301, algo extraño porque generalmente los grupos artísticos eran relegados a porristas o presentaciones en días de las madres. Ahí comprendí por qué Carla observaba con tanta ilusión a las Lobas.
Las Lobas terminaron con una pose imponente, especialmente Eva quien al final me vio satisfecha para hacerme ver que la escuela la amaba. Por mi parte, me sentí pequeña. Mi hermana me estaba arrebatando todo. No solo el cuarto, sino lo que más amaba, bailar. Y para colmo, lo tendría que presenciar en mi vida en la escuela.
Las Lobas se retiraron y los estudiantes hicieron lo mismo. Me quedé ahí por unos segundos porque no sabía a dónde dirigirme ni cómo sentirme, pero luego volvió a aparecer Carla con una sonrisa en su rostro.
—¡Te lo dije! ¡Tu hermana es una chingona! —dijo mientras daba giros y trataba de mostrarse sensual, aunque ella se veía sobreactuada.
—¿Por qué estás tan fascinada con las Lobas? —pregunté incómoda.
—¿Estás ciega? ¿No acabas de verlas? Y Eva inició todo.
—¿Eva? —me impactó—. ¿Cómo?
—Reunió a las mejores bailarinas de la colonia y creó lo que son ahora. Por eso son las Lobas.
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Isa y Eva. Hermanas y rivales.
Teen Fiction¿Qué tanto podrías odiar a tu media hermana? Isa y Eva son medias hermanas pero vivieron en realidades opuestas desde niñas. Isa creció en un mundo lleno de lujos gracias a su abuela, mientras que Eva lidió en un ambiente lleno de carencias y peleas...