Pasaron dos días y la búsqueda continuó siendo lenta. Había revisado la cochera y la sala, pero no encontré algo ni sospeché de otro sitio.
La búsqueda no solo me afectó mental, sino físicamente. Ahora tenía dos ensayos, con las Lobas y la Academia. Eso significaba que no había descansos, ni siquiera en las madrugadas donde debía ser extremadamente cuidadosa para no encontrarme con Víctor u otro integrante de la familia durante la búsqueda.
En mis ensayos en la Academia, podía notar que Olga me observaba con desconfianza. No podía asegurar si sería capaz de pagar las mensualidades. Además, las desveladas provocaron que en los ensayos me faltara el aire o mis posiciones no terminaran de manera tan grácil como normalmente lo demostraba.
Seguía siendo la mejor estudiante y lo sabía por las miradas de mis compañeras, pero para mí eso no era suficiente, quería ser mi mejor versión porque con ellas no había mucha competencia.
Por otro lado, los ensayos con las Lobas fueron intensos y difíciles. Eva seguía poniendo pasos que evidenciaban mi poca habilidad para mover las caderas con sensualidad. No podía soltarme de la misma manera que las Lobas, ella hacían muchas pegadas y perreos y cada vez que lo intentaba lucía como un títere sin coordinación.
Me asombraba que tuvieran tanta seguridad al bailar, era como si su personalidad se apoderara de ellas ya que todo lo hacían con descaro. Debía reconocer que se veía más fácil de lo que en realidad era porque conectar las expresiones de incitación con los movimientos era abrumante.
A pesar de mi pobre progreso, no todo estaba perdido. Víctor había aceptado tener una cita con Carla. Me asombré de ello, pero la más impactada fue Carla. Sabía que con eso me había ganado su confianza y ahora no me dejaría sola como carnada con las Lobas, aunque me suplicó que mantuviéramos el secreto. Acepté porque a mí tampoco me convenía que Eva se enterara.
La tarde de la cita me mantuve expectante a cualquier noticia, aunque cuando llegó, Víctor fue hablar con su familia a la sala y tuve que esperar al día siguiente para preguntarle a Carla en la escuela directamente. Percibí que los ojos de Carla apuntaban hacia las nubes como si estuviera enamorada.
—Él sí es un hombre —dijo con un rostro lleno de satisfacción.
—¿Eso qué significa? ¿Qué pasó? —pregunté intrigada. Se suponía que solo sería una cita.
—Platicamos —contestó con rapidez para no dejar que imaginara escenarios atrevidos—. Me dijo sobre su nueva vida. Yo creo que le hizo bien irse.
—¿Por qué?
—Antes se la pasaba en problemas y ahora lo veo diferente. Hasta más guapo se me hizo —dijo con una mirada coqueta.
El prefecto caminó a nuestro lado y nos pidió que fuéramos al salón.
—¿Qué más pasó? —pregunté con suspenso mientras caminamos rumbo al salón.
Ella sonrió.
—No te voy a contar todos los detalles, amiga —dijo risueña—. Solo te diré si volvemos a salir.
—¿Otra vez? —se suponía que solo sería una cita—. ¿Vas a romper el mandamiento? —me pareció sorprendente que estuviera dispuesta a hacerlo considerando lo importante que eran las reglas para ella.
—No vamos a ser novios —se acercó a mí para que nadie más escuchara—. Solo unas horas con él es lo único que necesito.
El maestro pasó al salón y pidió que guardáramos silencio y nos callamos. Sin embargo, algo en mi interior me hizo sentir incómoda. Se suponía que la cita de Carla y Víctor solo sucedería una ocasión. Él mismo me exigió eso, aunque al parecer a penas lo estaba conociendo.
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Isa y Eva. Hermanas y rivales.
Teen Fiction¿Qué tanto podrías odiar a tu media hermana? Isa y Eva son medias hermanas pero vivieron en realidades opuestas desde niñas. Isa creció en un mundo lleno de lujos gracias a su abuela, mientras que Eva lidió en un ambiente lleno de carencias y peleas...