Víctor tenía una maleta en la mano por lo que entendí que planeaba quedarse, pero lo que más me llamó la atención fue su rostro.
Tenía una mezcla de ilusión y confusión por verme con los ojos llorosos. Era como si le preocupara mi bienestar sin siquiera conocer la razón de mi angustia.
—¿Isabel? —preguntó—. ¿Estás bien?
En un inicio me tomó un instante reconocerlo porque nunca había hablado con él. La última vez que lo había visto tenía 15 años y ahora, 18. Sus ojos eran negros, sus labios gruesos y nariz ancha. Tenía la mandíbula marcada y hombros anchos, ya no era un adolescente.
Fue tan repentino el encuentro que no alcancé a secar mis lágrimas, solo pasé mi mano sobre mi rostro para pretender que era una alergia.
—Estoy bien —respondí secamente.
—¿Puedo pasar? —pidió permiso, algo inusual en su familia.
—¿Qué haces aquí? —le permití que dejara la mochila en la entrada.
—Vine a visitar a mi familia, pero no sabía que ahora estaban aquí —luego se acercó a mí y se quitó la gorra—. Por cierto, siento mucho tu pérdida.
Me dio una mirada de consuelo y eso me reconfortó de alguna manera.
—Gracias.
—Nunca fuimos cercanos, pero quiero que me tengas confianza —dijo él—. Ahora nos veremos seguido.
Observó mi rostro para asegurarse que la tristeza se había evaporado de mis ojos, pero a pesar de sus palabras, no podía confiar en él. Eva y Leticia eran un pésimo ejemplo y solo podía imaginar que él sería igual a ellas.
Nos contemplamos por unos segundos porque habían pasado años desde la última vez que nos vimos, sin embargo, un ruido en las escaleras llamó nuestra atención.
Volteé y vi a Eva quien también estaba impactada por la visita.
Víctor fue a ella para tratar de abrazarla, pero ella lo rechazó.
—¿Qué haces aquí? —Eva lo cuestionó ignorando mi existencia.
—Vine a verte.
—No mientas.
—Necesitamos hablar. Te quiero... los quiero ayudar.
—No es necesario. Ahora estoy mejor sin ti —dijo despreciándolo con la mirada.
—No fue sencillo, Eva, pero lo tenía que hacer —trató de justificarse por algo que hizo en el pasado.
—¡Pobre de ti! Llevabas una vida tan difícil aquí —dijo con sarcasmo.
—Tú sabes que mi papá nunca me iba a dejar en paz.
—¿Y tu solución fue dejarme? —preguntó con ira.
—¡Casi me llevaron a la cárcel! —argumentó Víctor en su desesperación por hacerla entender.
—Y solo viste por ti. Yo sufrí las consecuencias de tu decisión —dijo molesta.
—Eva, lo hice para tener un futuro para todos —se mostró apenado y trató de acercarse a ella, pero Eva lo volvió a apartar.
En ese instante Roberto y Leticia también llegaron y se asombraron de ver a su hijo frente a ellos. Lo abrazaron con fervor y él respondió de la misma forma por instinto.
Me sentí incómoda porque no me sentía parte de esa dinámica familiar. A pesar que ellos tenían parte de mi sangre, no lo sentía así.
Me retiré poco a poco para que no notaran mi ausencia, aunque en realidad no importó porque su atención estaba puesta en Víctor.
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Isa y Eva. Hermanas y rivales.
Teen Fiction¿Qué tanto podrías odiar a tu media hermana? Isa y Eva son medias hermanas pero vivieron en realidades opuestas desde niñas. Isa creció en un mundo lleno de lujos gracias a su abuela, mientras que Eva lidió en un ambiente lleno de carencias y peleas...