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Narradora

Aprovechando la gran altura de los árboles de alrededor, Wukong se iría a la copa de uno.
Una vez sentado en una gran rama, miró al cielo. Su corazón le latía a mil por hora, podía sentir su rostro enrojecido y su respiración se había vuelto pesada.

- Casi nos besamos...- habló con la mirada perdida por sus pensamientos. En su momento, ocultó lo mejor que pudo la avalancha de emociones que la cercanía con Liz le estaba provocando pero el ambiente y la tensión entre ellos había sido tan grande que apenas y podía calmar su ser.

Suspiró profundamente y una sonrisa apareció en sus labios. ¿Cuándo fue la última vez que me sentí así?, pensó acomodando las ideas de su cabeza. Él era bastante consciente de la respuesta, esa emoción por una persona, por otro ser, solo la había experimentado en sus primeros años, antes de volverse un completo inmortal y provocar todo un caos en el cielo.

Puso una mano en su pecho y sintió su palpitar, Wukong se conocía muy bien, sabía que eso sólo podría ser provocado por un sentimiento.

- Me gusta Liz.- admitió en voz alta y con una sonrisa. Rió para sí mismo, genuinamente, después de muchos años, no pensó en volverse a enamorar.

Suspirando con más tranquilidad se acomodó en la rama dejando que el aire cálido de la tarde secara su pelaje. Por primera vez en mucho tiempo se sentía en calma, no por el hecho de descubrir por completo sus sentimientos hacia la chica, sino por entender qué es lo que sentía, tener esa seguridad de que su mente y cuerpo estaban en sintonía le daba cierta tranquilidad y placer.

Por otro lado, Liz se terminaba de asear en el estanque mientras se golpeaba mentalmente por interrumpir tan abruptamente el momento con Wukong.

Al terminar, se quedó un momento cerca de la orilla, dejando que el agua le cubriera hasta el cuello.

- No sé porqué me molesto.- comenzó a hablar en voz alta- Wukong es un ser inmortal y muy poderoso que seguramente se volverá divinidad cuando el viaje termine, lo último en lo que se fijaría es en una guerrera condenada a un servicio eterno.

Suspiró con pesar y se dejó hundir por completo en el agua. Cuando volvió a sacar la cabeza un sonido cercano la puso alerta.

Con una rapidez impresionante el Rey Mono apareció a la orilla del estanque, poniendo completa atención a su alrededor.

- Algo se acerca.- comentó sin ver a la chica pues su atención estaba en hallar la fuente del poder que sentía.

Liz se tensó con la presencia del mono y buscó más profundidad en el estanque pues confiada de que Wukong se había alejado, se desvestió por completo para asearse mejor. Una decisión de la que comenzó a arrepentirse.

De pronto, a mitad del estanque el agua comenzó a cambiar de color y a ponerse turbia. Wukong sacó su bastón sagrado y se puso en modo de defensa. De en medio del agua emergió una figura, era un hombre de tez pálida, cabellos blancos y largos, así como unos ojos azules que hacían juego con su vestimenta. Un hanfu en tonos blancos con azul y toques dorados. Otros rasgos que sobresalían de él eran un par de cuernos que emergían de su cabeza, así como una branquias cercanas a su cuello.

- Qué atrevimiento el de ustedes al entrar en mis aguas sin permiso.- habló con voz suave mientras se mantenía sobre el agua, parecía flotar sobre esta.- Una acción que normalmente castigo.

Comenzó a mover sus manos haciendo un espiral de agua donde se encontraba Liz, la chica se paniqueó y sacó sus alas para intentar cubrir su cuerpo pues el agua comenzaba a desaparecer a su alrededor. Wukong reaccionó y extendió su bastón para asestar un golpe al hombre.

- ¿Te atreves a atacar a un Long?- comentó este esquivando el ataque.

- ¡Espera! ¿Eres un Long? - intervino Liz. El hombre la miró y asintió.- Lo sentimos, somos viajeros que están de paso, no sabíamos que esta zona de estanques estaba resguardada. Por favor, no fue nuestra intención faltarte al respeto.

El Long se acercó más a Liz hasta tenerla de frente.

- ¡Oye! ¿Qué crees que...?- los reclamos del mono fueron detenidos por la mano de Liz, que le pedía que se calmara.

- Veo que no hay mentira en tus palabras.- habló al estar de frente a la chica.- ¿Cuántos viajeros son?

- Somos un grupo de cinco.- contestó Liz mirando al Long a los ojos, unos ojos azules hipnotizantes que reflejaban una belleza impresionante.

- Tu no eres de por acá, ¿no es así guerrera? - le cuestionó el peliblanco al ver sus facciones.

- Soy de América, de una aldea que dejó de existir hace muchos años.- respondió ella. Con eso el Long se alejó, volviendo a la posición inicial.

- En cuanto a ti.- señaló a Wukong.- No creas que no reconozco tu arma, tenerte en mi zona es símbolo de mala fortuna.

El Rey Mono frunció el ceño, le molestaban las palabras y la actitud del Long.

- Por favor, señor Long, déjenos pasar la noche y continuaremos nuestro camino por la mañana.- intervino Liz al ver la reacción del mono, sabía que dejarlo actuar era terminar en una pelea.

- Aunque no me guste la presencia del Rey Mono, no pretendo echarlos tan rápido.- habló el Long dando una mirada despectiva a Wukong.- Reúnanse con su compañeros, los espero aquí al anochecer. Creo que podemos pasar una velada interesante, después de todo son invitados poco comunes.

Con eso se hundió nuevamente en el agua y desapareció.
Liz soltó un suspiro y se relajó un poco.

- Vamos, sal de ahí.- habló Wukong de pronto.- Iremos con el resto y nos vamos.

- Espera un momento, no podemos irnos.- habló la chica acercándose a la orilla.- Escuchaste al Long, nos acaba de invitar a tener una velada con él, sería una enorme falta de respeto irnos. Podría ir tras nosotros después.

- Que lo haga, acabaré con él en un santiamén.- contestó el Rey Mono mientras se vestía con sus prendas limpias.- Maldito engreído, que se quede con sus charcos de agua, nosotros nos vamos.

- Wukong...- la chica se negaba a salir debido a su falta de prendas.

- ¿Qué esperas peaches? Sal de ahí.- le insistió el otro.

- Mono necio, no nos iremos... Espera, ¿cómo me llamaste? - preguntó Liz con sorpresa.

- ¿Eh? - Wukong fingió no entender.- Empieza por salir de ahí, ¿quieres?

Elizabeth le miró por un momento.

- No puedo, no traigo prenda alguna, si me das espacio saldré.- explicó.

Wukong se sorprendió de su respuesta, pero sin decir más dio media vuelta y atravesó unos arbustos.

- ¡No pienso alejarme mucho! ¡Ese Long puede volver!- anunció.

- Bien, con que no veas me basta.- Liz podía sentir su rostro arder de vergüenza. Sabía que Wukong no sería tan aprovechado como para mirar mientras se cambiaba, había sido muy respetuoso con eso, pero el hecho de que estuviera cerca le ponía nerviosa.

Una vez que terminó, se acercó al mono para ir a buscar al resto.

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⏰ Última actualización: Nov 08 ⏰

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Libertad - Sun Wukong x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora