Libertad - Sun Wukong x OC

5

NARRA ELIZABETH

Días y noches completamente a oscuras, el sonido de sollozos y las olas chocando la madera sólo me ponían más nerviosa, el oscilar y chillar del barco parecían eternos. El tiempo dejó de existir, ¿qué se supone que haría? La habilidad de ser libre pero enjaulada como un ave. Nunca olvidaré nuestra llegada, tras tanta oscuridad la luz del día fue cegadora, éramos menos de lo que habíamos partido, seguramente no todos sobrevivieron el viaje, al menos es la única explicación que encuentro hasta el momento. Recuerdo tratar de escapar, no funcionó, me enjaularon...odio las jaulas...odio los barcos...

Me desperté de golpe y exaltada, por un momento me perdí de dónde estaba. 

- ¿Estás bien?- era Wukong.

- Sí - respondí al instante. Él me miró dudoso.- Perdón, sólo fue un mal sueño.

En ese momento me di cuenta que mis alas estaban fuera, al momento las volví a guardar.

- Espero no haberte lastimado.- comenté, seguramente se abrieron de par en par en cuanto desperté.

- No te preocupes, estoy bien.- respondió viéndome aún con duda.

-Gracias, creo que será mejor que siga caminando, yo...

- Oye, tranquila. Liz, tómate un segundo.- me tomó por los hombros para que le viera.- Respira.

Fue ahí cuando me di cuenta que estaba agitada, había hablado muy rápido y mi respiración no ayudaba a mantener el aire en mis pulmones. Wukong me ayudó a recuperar mi respiración y me soltó.

- Lo siento, no quiero causar molestias.- hablé más tranquila y algo avergonzada.

- ¿Tuviste una pesadilla?- me preguntó mientras se sentaba de nuevo en la nube. 

- Algo así.- respondí - Será mejor que baje y...

- No me molesta que te quedes, no estamos muy lejos del siguiente pueblo.- interrumpió. Suspiré y me senté viendo hacia el frente del camino, ya estaba atardeciendo.

Hubo un momento de silencio en el cual sólo soplaba el viento, era fresco y eso me tranquilizaba más.

- ¿Sueles tener muchas pesadillas? - preguntó de pronto.

- Sí, aunque no suelo reaccionar tan mal.- respondí. Los dos mirábamos al frente.

- ¿A qué le temes? ¿De qué son tus pesadillas?- lo miré ante sus preguntas, se veía algo absorto en sus pensamientos.

- Suelo soñar mucho con lo que pasó en mi aldea, el cómo llegué aquí...le temo a las jaulas y odio los barcos.- respondí.- ¿Qué hay de ti? ¿El gran Rey Mono tiene miedos o pesadillas?

Pensé que no me respondería, pero de pronto habló:

- He pasado tantos años en este mundo que ya ni siquiera recuerdo mi última pesadilla, he vivido tantas vidas mortales que ya no tengo miedos.

- ¿Qué hay de tus seres queridos? ¿No le temes a la pérdida?

- Llegué solo a este mundo y solo permaneceré. Quienes me acompañan ahora sólo son eso, compañeros momentáneos, nada más.- habló con bastante dureza, me pareció que más que nada intentaba convencerse a sí mismo. 

- Wukong...- no estaba segura de qué decir. 

- Desde aquí ya podemos caminar.- habló con otro ánimo, se levantó e hizo desaparecer la nube. Tan rápido como pude abrí mis alas y así evité retachar contra el suelo. 

- ¡¿Qué diablos te pasa?!- le reclamé.

- Vaya, sí tienes reflejos. - se burló mientras se adelantaba a la cabeza del grupo.