Libertad - Sun Wukong x OC

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Narradora

El derrumbe de la cueva había desorientado a todos, en un momento el Rey Mono se sorprendió de su situación.

- Debes estar bromeando.- comentó el mono en un tono sarcástico.- 500 años debajo de una montaña para acabar bajo una pila de piedras.

Tras el golpe del Tigre de Vanguardia, Wukong había quedado debajo de la mayoría de los escombros y piedras grandes, de pie con sus manos extendidas soportaba el peso de las piedras evitando ser aplastado.

- ¡Hermano Mono!- escuchó de pronto entre el eco y la oscuridad. Reconoció la voz de Bajie.

- ¡Por aquí! - comenzó a guiarlo hasta él. Para su sorpresa, Wujin y Bajie llegaron a él, los dos estaban bien y se alumbraban con una pequeña antorcha improvisada.

- Vaya que estás en un aprieto.- comentó el hombre pez al verlo.

- ¿De qué hablas? - Bajie se notó extrañado.- Con su fuerza mandará esa pila de rocas lejos de aquí.

- Claro, soy un idiota por no pensarlo antes ¿verdad?- Wukong le miró mal.- Si hago eso probablemente lastimaré a Liz y al maestro.

- Oh...cierto...

- ¿Alguna idea de dónde están? - preguntó tratando de ocultar su preocupación. Wujin negó con la cabeza.

- Sólo te hemos podido encontrar a ti. Con algo de suerte los dos habrán acabado juntos.- comentó Wujin tratando de encontrar algún camino que seguir.

- Deben apurarse y encontrarlos. Ese tigre sólo provocó todo esto para separarnos, realmente nosotros no le importamos, va tras ellos.- explicó Wukong mientras el dúo lo miraba atento.

- ¿Qué hay de ti? - preguntó Bajie.

Wukong se quedó un momento en silencio, pensando en cómo librarse de su situación hasta que una sonrisa apareció en su rostro.

- Busquen a Liz y al maestro, lo más seguro es que el Tigre los siga así que tráingalos aquí. Me liberaré mientras me ocupo de él.

Narra Wukong

Tras escucharme, los dos asintieron y comenzaron a abrirse camino. Los seguí con la mirada hasta perder el último rastro de luz provocado por la pequeña antorcha.

Suspiré pesadamente provocando un pequeño eco, trataba de controlar mi mente pues mil ideas iban y venían en mi cabeza. Mi preocupación por ellos es grande y el miedo al desastre crece sin medida dentro de mí.

Si por mi fuera destrozaría lo que queda de esta montaña y le sacaría de una, pero eso sería ponerlos en riesgo. Esta vez no seré precipitado, necesito mantener la calma.

- ¿Cómo se supone que mantenga la calma si se que es capaz de dar la vida por él? - comenté para mí en la oscuridad - Ay Liz, no hagas nada precipitado, por favor...

Reí ante mis propias palabras, realmente estaba preocupado por ella. Genuina preocupación, pensé. En definitiva necesito poner en orden mis ideas, pero ahora no es el momento.

Narra Wujin

Tras un rato de abrirnos camino nos pareció escuchar un eco. Paramos un momento y agudizamos los sentidos.

- Es Liz - comentó Bajie al escuchar nuevamente el eco.- ¡Vamos!

Admito que su oído es mejor que el mío, así que con la energía renovada mi hermano cerdo se abrió paso entre los escombros para llegar a la chica.

Finalmente el ruido era claro y cercano. Si no fuera por la luz de la antorcha no hubiéramos podido presenciar la escena. Por un lado, acorralados a una pared de piedra se encontraba Liz junto con el maestro, mientras que del otro el Tigre de Vanguardia les atacaba con furia.
Liz empuñaba su arma y se encargaba de mantener al enemigo a raya mientras protegía al monje. Por su parte, se escuchaba que nuestro maestro entonaba un mantra para alejar al enemigo.