Vigésima primera wea♥

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Se escuchaba como bajaban la escalera, el corazón de _______ se aceleraba con cada escalón, estaban a punto de llegar al livin y en un movimiento rápido, _______ se libró del agarre del Edgar y se fue corriendo de ese lugar.


-¡_______!- gritó el Edgar, el Nico se dejó de tirar al Jaime para que lo soltara y se encaminó a la puerta y vio como se alejaba por el atardecer.


-Conchetumaa...-dijo el Nico llevándose una mano a la cara mientras se dejaba caer hasta quedar en el suelo de rodillas.


-Esta wea es el karma,-dijo el Jaime,-ella no se merecía esto.


-¿A ver, y tú?-dijo el Edgar cruzándose de brazos levantando una ceja.


-¿Yo qué?.-dijo el Jaime con el ceño fruncido.


-No se po, me contaron por ahí que le diste un beso a la _______.-dijo el Edgar levantando las manos como los futbolistas.


El Nico abrió los ojos exageradamente y miró al Edgar.


-¡¿Que wea?!- gritó al Edgar, el cuál miró al Jaime


-Nada weon, lo decía pa ver tu reacción y saber si de verdad querí a la _______.-dijo el Edgar pegándole unas palmadas en la espalda al Nico, el cual después de esas palabras suspiró y bajó la cabeza.


-¿Y bien Nicolás?.-dijo Lucía levantándose del sillón.


-¿Qué wea estaba pasando aquí?, ¿era cierto lo de tu mamá?-dijo el Jaime.


-¿Su mamá?-rió Lucía,- él después de la llamada se vino inmediatamente hacia aquí.


El Jaime y el Edgar miraron al Nico con odio, él se levantó y se sentó en el otro sofá.


-Miren, tenía un trato con ella, si hacía lo que pedía me dejaba de molestar, y si les contaba me dirían que no, así que no podía contarles.-dijo el Nico con las manos en la cabeza.


-¿Y qué debías hacer?.-dijo el Edgar desde la puerta, el Nico subió la mirada hacia él.


-¡Una última tarde de placer por supuesto!.-dijo Lucía con una gran sonrisa. Ambos quedaron con cara de asco y volvieron a mirar al Nico.


-Conchesumare la wea asquerosa.-dijo el Jaime tapándose la cara con una mano.


-Bien, me iré, adiós mi amor, jamás olvidaré ésta tarde-dijo Lucía y salió.


El Nico seguía con la mirada hacia el suelo, el Jaime y el Edgar se le acercaron y cuando estaban a punto de estar a su lado vieron lágrimas caer al suelo, se miraron entre ellos para volver a mirar al Nico, más bien, su cabeza, ya que miraba permanentemente hacia abajo.


-La cagué, ¿verdad?.-dijo el Nico, intentando que no se le quebrara la voz, lo cual no resultó. El Jaime se compadeció de él y puso una mano sobre la cabeza del Nico.

Hasta que te encontré.《Nicolás》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora