Cuadragésima wea♥

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Al parecer captó el mensaje, y ella fue la que puso sus manos en mi nuca y me besó, el weon nos quedó mirando con asco y se entró, la _______ se separó un poco de mi sonriendo.

-Quedate tranquilo.-dijo riendo, me tomó la mano y caminamos hacia el auto.

Los asientos estaban distribuidos así;

Edgar | Juana
Jaime | _______ | Nico

Narra _______

Nos subimos y partimos, no le di mayor importancia al hermano de Lucía, el Edgar manejó hasta Talca, íbamos de lo mejor hasta que a alguien se le ocurrió hablar.

-¿Y dónde nos quedaremos?.-preguntó el Jaime, nos miramos entre nosotros en silencio.

-¿Y pa que querí quedarte si vamos a buscar a la Aranxa?.-le dije.

-No se po, ¿estaremos en este auto toda la noche?.-preguntó él.

Suspiré y cerré los ojos unos segundos, luego miré al Nico, que miraba por la ventana son ninguna expresión en el rostro, 20 segundos mirándolo y sintió mi mirada en él, volteó hacia mi y sonrió, para volver a mirar a otro lado, esta vez con una sonrisa, abracé su brazo.

-¿Y te manejai con esa wea?.-pregunté.

-Obvio pueh mi amor.-dijo abrazándome con un brazo, su aliento chocó con mi cuello, lo que me provocó un escalofrío.

Miré la hora, 03:07, recordé todo lo que webie ese día desde la mañana, ¿como no estoy tan cansada?, luego recordé al Edgar, que estaba en las mismas que yo, peor debería decir.

-Edgar, ¿manejo yo un rato?.-dije acercándome a él.

-No no, no te preocupes.-respondió.

-Ya po, y así nos turnamos.-dije intentando sonar tierna.

-Tú relajate, yo puedo.-culiao porfiao.

-Ya, para ahí,-señalé un costado- te sentarás aquí y yo manejaré.-dije.

-Pero...

-No te estoy preguntando, ya, partiste.-a la mierda la amabilidad.

Él hizo caso y se detuvo, me miró para atrás con una ceja levantada, yo sonreí con los ojos entre cerrados y el sonrió de lado, me bajé y él también, cambiamos de puesto y seguí manejando yo, ya conocía Talca de antes así que no hay ningún problema para llegar. Después de 10 minutos miré por el retrovisor, el Edgar estaba raja, pobresito, todo este esfuerzo por sobre lo que él podía soportar.


Después de un rato manejando todos iban durmiendo, yo aún seguía animada, si igual había dormido harto, grazia Jezuh, Alá y Jehová(?). Sentí un gran alivio cuando por fin salió el letrero que indicaba Talca, di un suspiro y al parecer no todos estaban dormidos.

-Así que ya estamos llegando.-dijo el Jaime.

-Conchesumare me asusté...-dije para mi.

-Tss, ni que te fuera a violar, tampoco estai tan buena.-dijo con desinterés.

-Pensé que estabai durmiendo aweonao.-dije amablemente, él no respondió, menos mal se quedó callado. Cuando por fin llegamos a Talca fui hacia la primera bencinera que encontré, estacioné y me bajé, saqué mi bolso del maletero y saqué una bolsa de papas, aire puro, un manjarsh.

Comí unas pocas y sentí la puerta del auto, volteé y era el Nico, que se estiró dándome la espalda, volteó y se me acercó, se acercó mucho a mi cara y mordió el pedazo de papa que se asomaba de mi boca, rozó mis labios y se separó sonriendo.

-Te está gustando hacer esa wea.-dije riendo. Él me miró sonriente.

-Es entretenido.-sacó una papa, se la puso entre los labios y se acercó a mi cara-Prueba.-intentó decir.

Me empiné un poco para alcanzarlo y mordí la papa, mis mejillas no podían estar más calientes, volví a echarme para atrás pero el puso sus manos en mi cintura, me quedó mirando a los ojos, y se acerco a mi cara, nuestras narices se rozaban, pero el momento fue arruinado porque oímos una de las puertas y nos separamos un poco.

-Oh shusha, hagan como que no estoy.-dijo la Juana.

-No porque me violaría aquí mismo.-dije riendo.

-Hago bien en controlar mis impulsos.-dijo el Nico sonriendo, me soltó y caminamos hacia el auto.
Miré por la ventana de los asientos de atrás y estaba el Edgar y el Jaime durmiendo, cada uno apoyando la cabeza en la ventana de un lado.

-¿Se podrá contactar ahora?.- preguntó la Juana.

-Obvio, dejenmelo a mi.-respondió el Nico con aires de grandeza. Tomó su celular e hizo miles de weas, yo fui donde la Juana y quedé observando su trenza, luego miré la bufanda.

-¿Te la dio?.-pregunté cruzada de brazos y sonriendo.

-No no, dijo que se la devolviera cuando nos volviéramos a ver.-dijo jugando con su trenza.

-¡Oh amor mío!, ¿cuando te volveré a ver? ¡hasta que eso pase, te dejo mi bufanda en señal de amor eterno!.-dije sobreactuando una teleserie venezolana, ella rió y seguimos webiando.

-Ya la encontré.-dijo de pronto el Nico.

-Oh el culiao seco.-dije caminando hacia él. Nos mostró su celular donde salia la dirección y como llegar, nos subimos al auto, esta vez el Nico iba de copiloto indicándome donde era, llegamos a la entrada de como un bosque no bosque, con restricción de vehículos, así que no tuvimos otra elección que bajarnos del auto y sacar unas linternas que había guardado.

Nos bajamos y abrí la puerta de la izquierda, donde el Jaime estaba apoyado, se asustó y tuve que aguantar las ganas de reír.

-¿Que wea?.-dijo despertando.

-Llegamos.-respondí y me di la vuelta para despertar al Edgar, abrí la puerta y le toqué el hombro varias veces hasta que levantó la mirada.

-¿Dónde estamos?.-preguntó el Jaime saliendo del auto.

-En Talca po weon, el Nico ya localizó a la Aranxa.-respondí.

-Nico Nico.-bufó el Jaime.

-¡Nii!~.-dijimos con la Juana al mismo tiempo, reímos mientras todos nos miraban con cara de WTF?.

Salimos del auto cerrando todo y caminamos hacia donde el Nico indicaba, difícilmente encontramos un tipo cabaña en medio.

-Que miedo weon, ¿la Aranxa está ahí?.-pregunté.

-Su celular si, ella, habrá que ver.-dijo el Nico tomándome la mano y entrelazando sus dedos con los míos.
Miré al Edgar, se veía nervioso pero con un toque de "Alejate de mi Aranxa conchetumareh", solo puse mi mano en su brazo, dándole a entender que estabamos con él, me miró y sonrió de lado, el Jaime se alejó del grupo pero a los segundos volvió con varios palos gruesos, nos entregó uno a cada uno.

-Hay que asegurarse.-dijo avanzando. Apagamos las linternas y golpeamos la puerta.

Escuchamos unos cuantos ruidos de pasos leves o muebles crujiendo. El Edgar golpeó la puerta con más insistencia, silencio absoluto hasta que...

-¡Mmmm...!.-oímos un grito ahogado de dentro de la cabaña.

El Edgar abrió excesivamente los ojos y volteó hacia el Jaime.

-Ábrela.-dijo haciéndose a un lado, el Jaime se acerco y de una patada rompió la manilla de la puerta y entramos, habia una vela pero sin rastros de nada más, encendí una linterna y apunté a diferentes sitios, cuando de repente el Edgar corre hacia un rincón, alumbré y ahí estaba la Aranxa, amarrada de manos y pies, con la ropa rasgada y con un pañuelo en la boca...

Penúltimo capitulo jeje

Hasta que te encontré.《Nicolás》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora