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Tal y como lo había prometido, Din y Bo regresaron un día antes de que se reuniera el gran consejo. Esa semana de descanso la habían pasado en Tatooine. Din se había dedicado a cazar una que otra recompensa, llevándose a Bo en algunas misiones, aunque la niña decidió pasar la mayor parte del tiempo junto a Peli. La mecánica le estaba enseñando cómo hacer sus propias reparaciones, por si en algún momento tenía un accidente.

"Además, así evitarás que te estafen, cariño" le había dicho Peli a Bo.

Aunque claro, su regreso no tuvo el mejor de los recibimientos. Din había ignorado casi todos (por no decir absolutamente todos) los mensajes que Nefer le había enviado. Sin embargo, Din no era un idiota; se había puesto en contacto con el duque, quien solo había tomado con humor el pequeño escape.

"Creo que yo también necesito unas vacaciones, hijo" le comentó el duque a Din en una de las llamadas que tuvieron. Era notorio que el hombre estaba trabajando bastante y bajo mucha presión.

Nefer lo recibió en el puerto espacial de Keldabe con los brazos cruzados. Aunque Din no pudo ver su rostro porque llevaba el casco puesto, Nefer le dijo: "Le colocaré un microchip de rastreo si vuelve a jugarme una broma como esta, excelencia".

"¿Estás enojado?" preguntó Din en broma mientras esperaba que Bo-Katan saliera del Guantelete.

"Por supuesto que no, ¿cómo podría?" Nefer probablemente le habría dado una golpiza, pero no era como si pudiera hacerlo. Aun así, le dio un fuerte apretón en el brazo. "Te olvidarás de cómo respirar con todo el trabajo acumulado que tienes".

Din se estremeció. "¿Es una broma? ¿verdad?"

Nefer lo ignoró, esperando a que bajara la princesa en compañía de su astromecánico. "No puedo creerlo, princesa. Confié en usted".

La niña lo miró con algo de pena; llevaba su rostro descubierto, aunque sostenía el casco con las manos. "Lo siento, era de noche y ya estabas durmiendo".

Nefer bufó. "Creo que llamaré a ese profesor suyo".

"¿Q-qué? ¡No!" chilló la niña y miró rápidamente a Din. "¡Él me obligó!" señaló, indicándolo con el dedo.

El mandaloriano de armadura amarilla negó. "Alégrense de que no sean mis hijos, o estarían limpiando este palacio con un cepillo de dientes", murmuró el guardia real.

Din sonrió tras el casco y le dio un par de palmadas en el hombro. "Ya, ya, te prometo que no haré algo así de nuevo. Ahora vamos, me muero de hambre"

.......

Nefer tuvo la suficiente piedad hacia Din para dejarle el resto del día libre. El consejo iniciaría mañana a primera hora, así que ambos habían acordado viajar temprano en la mañana en lugar de hacerlo de noche y quedarse en el palacio de Sundari.

No es que a Din no le gustara ir al palacio, pero la duquesa solía hablar mucho e insistir en alguna otra cosa: en decoraciones, en asistir a banquetes en otros planetas o... en escoger esposa. Din tenía esto último en mente, aunque no quería verse obligado a tomar una decisión. O al menos, no tan pronto.

Almorzaron, Din tomó una ducha, descansó un poco, cenaron pulió su armadura y vio una holopelícula con Bo. Para Din algunas veces era difícil creer que esa era su vida ahora, si bien, había días en donde quería desaparecer por tanto trabajo, estaban esos días en donde había tranquilidad.

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora