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Din no había logrado concentrarse en los últimos informes sobre los movimientos del clan Saxon. Más específicamente, en Gar Saxon y el usuario de la Fuerza, cuya identidad seguía siendo desconocida, pero que lo apoyaba. De lo poco que había alcanzado a leer, el hombre estaba intentando convencer a los pocos ciudadanos que quedaban en Sundari de apoyar su causa, aunque era gratamente ignorado.

La escasa concentración que había logrado reunir se rompió cuando Nefer entró, en algún momento de la madrugada, en el despacho donde él se encontraba. Din no había conseguido dormir. No podía hacerlo sabiendo que la vida de sus padres estaba en peligro y... que el duque también. ¿Y si estaba muerto? ¿Y si, en realidad, todo era un rumor creado para enviarlos directo a una emboscada?

Din no tenía forma de saberlo... o al menos, no hasta ahora. Esperó encontrar alguna respuesta en el rostro de Nefer, pero el hombre era bastante bueno ocultando sus emociones.

"¿Y bien?" Din intentó preguntar con voz firme, pero su tono salió tembloroso. Su mirada marrón estaba ligeramente humedecida. Le ardían los ojos, no solo por el sueño que sentía, sino también por el cansancio.

Nefer respiró profundamente. Din se estremeció, esperando una mala noticia. Se removió en su asiento, anticipando tal vez un anuncio doloroso. Sin embargo, el hombre lo miró fijamente y sonrió con suavidad. "El rescate fue exitoso, majestad," le informó. "Lord Adonai Kryze fue encontrado vivo en una de las bodegas de la antigua mina de beskar."

Din sonrió de oreja a oreja, tanto que casi dolió. Una enorme calidez llenó su pecho y sus manos temblaron de forma tan visible que Nefer se preguntó si sufriría un ataque. "Entonces, era verdad..." susurró Din con voz ahogada. "El duque está vivo."

"Lo está," afirmó Nefer, aunque hizo una ligera mueca al escuchar el título dado al hombre. No quería tocar temas delicados en ese momento. La esperanza detrás de aquellas palabras era palpable. Sabía lo que el joven tembloroso frente a él esperaba con esa revelación: delegar la carga que actualmente llevaba sobre sus hombros ante la tensa situación de Mandalore. "Destiné un lugar seguro para Lord Kryze, majestad. Está siendo atendido en un recinto diferente al palacio. Según el informe que recibí, está algo débil y con fiebre, tiene un par de costillas rotas y una herida mal curada, pero está vivo. Una semana en un tanque bacta lo ayudará."

Din asintió nuevamente sin poder dejar de sonreír. "Tenemos que avisarle a Satine... y a la duquesa... y a Bo."

Nefer apretó ligeramente el hombro del joven. "Creo que sería correcto que Lady Ter, la princesa Satine y la duquesa lo vean cuando Lord Kryze esté más recuperado," aconsejó, mientras corregía cuidadosamente los títulos.

Din asintió ante las palabras de su consejero, sin notar la manera en que parecía corregirlo. "¿Ya está en el tanque de bacta?"

Nefer asintió. "Lo está," confirmó nuevamente. "Lo mejor sería que descanse, majestad," le aconsejó.

Din suspiró, sonrió y asintió otra vez. "Creo que finalmente descansaré de forma adecuada, Nefer."

El mandaloriano, de armadura amarilla y gris, le sonrió suavemente. "Me alegra escuchar eso, majestad."

Din dejó el informe a medio leer sobre el escritorio, que parecía ser de madera, y salió del enorme salón, dejando a su fiel guardia personal en el lugar. Nefer suspiró al quedar totalmente solo. Se acercó a uno de los ventanales y observó en lo alto, a Concordia brillar con intensidad.

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora