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Ter tocó suavemente la puerta de la habitación de Satine antes de entrar. Su hija estaba sentada en un sillón, observando el paisaje a través de los enormes ventanales. Ya había anochecido; solo faltaba cenar para luego tener un merecido descanso.

"Vamos a comer, cariño" le pidió la rubia de ojos verdes a su hija mientras se acercaba a ella. "Disfrutemos de esta pequeña cena familiar. No sabemos si tendremos tiempo con todo lo que se viene" le murmuró.

Los hombros de Satine temblaron al escucharla. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas. "No creo que Din quiera verme" le murmuró a su madre sin dejar de mirar el horizonte. "Me dolía" le dijo.

"Satine..." Ter tomó su mano, obligándola a mirarla. "Él no te odia, cariño".

Los labios de la mujer más joven temblaron. "Sí, lo hace..." susurró con voz dolida. "Lo obligué a tomar un título que no quería, arruiné la posibilidad de que se casara con alguien que él quisiera, puse sobre sus hombros el destino de nuestro planeta. Y Bo..." su garganta dolió. "También he arruinado su vida, por mi cobardía".

Ter suspiró al escucharla. "Ambos son parte de la familia real; es necesario su sacrificio por la prosperidad de nuestro planeta" le dijo. "Bo es una niña, pero es inteligente y lo entiende".

Satine soltó un sollozo. "Yo también soy parte de la familia real. Me criaron para hacerme cargo de nuestro planeta a la muerte de mi padre, pero... no fui capaz, fui cobarde. Dejé que Bo cargara también con esto" susurró. "Aun así, Din fue un caballero cuando la propuesta de casarnos salió a flote. Tal vez debí haberla aceptado y dejar que Bo pudiera decidir en el futuro".

Los labios de Ter temblaron, se arrodilló frente a su hija, viendo sus ojos azules. "Sí, debiste haber aceptado, pero él no quería obligarte. Si ambos se hubieran casado, su unión no hubiera tenido futuro" murmuró. "B-Bo... aún es joven, pero ella adora a Din. Están juntos ahora; estoy segura de que... ella aprenderá a amarlo y...".

"¿Y si no?" preguntó a su madre. "¿Y si no lo hace? ¿Y si se enamora de alguien más y no puede estar con esa persona por mi culpa? ¿Por mi cobardía? Din sufriría al verla infeliz, yo también, mamá".

La rubia mayor respiró profundamente. "Ya no podemos retractarnos de nuestras decisiones, hija" le dijo, colocándose de pie. "El pasado ya está escrito. La tinta ya está seca".

Satine respiró profundo y observó nuevamente el paisaje. "Creo que esta noche no cenaré, no tengo hambre", dijo.

Ter asintió lentamente; no obligaría a su hija, pero desearía que Satine fuera más fuerte. Su hija había perdido a su padre, pero ella había perdido a su marido, a su compañero de vida. Había tenido que aguantarse las lágrimas durante las últimas horas. Ter casi esperaba que todo lo que estaban viviendo fuera un sueño, pero... no.

No lo era.

"Está bien", le dijo. "Aun así, puedes unírtenos", le susurró antes de salir de la habitación, dejándola sola.


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La sala del trono en el palacio de Sundari estaba silenciosa, con una atmósfera de tensión apenas contenida. Gar Saxon, vestido con su armadura distintiva, observo al humanoide que ocupaba el trono con un aire de impaciencia. Su piel entre negra roja daba un aspecto bastante siniestro, Maul lo observó por un momento, con una expresión de enojo.

"Dime, Saxon," comenzó Maul, su voz era fría y afilada como una hoja de Beskar. "Después de todo lo que hemos hecho ¿por qué parece que aún no tenemos poder real en Mandalore?"

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora