35.-

133 21 14
                                    

"Recuerda dejar tu comentario, así me animas a continuar con esta historia"


Nefer guardó silencio tras informar la identidad del visitante. Observó cómo el joven de armadura azul y ojos marrones parecía entrar en algo parecido al pánico. Nefer sabía quién era Björn Vizsla. Sabía de quién era hermano y de qué manera había afectado al último golpe de estado en Mandalore, pero también conocía lo cercano que era al actual Manda'lor. Din le había contado todo, y él había guardado silencio. El joven era su señor y ahora su rey; Nefer le sería leal hasta la muerte.

"Majestad, si desea, podríamos posponer esta posible audiencia para mañana", comentó el hombre de armadura amarilla y gris. "Podría tomar un descanso de unas cuantas horas. En la noche debemos ir al lugar donde se encuentran los refugiados de Sundari".

Din respiró ruidosamente y se colocó de pie.
"Yo... ¿Él está aquí en el palacio?" preguntó con voz casi temblorosa. "¿Vino solo?"

Nefer se removió antes de responder.
"Viene acompañado por un grupo de hombres y una mujer. Parecen ser integrantes de la Guardia de la Muerte, Majestad", indicó. "Según sus palabras vienen a declarar lealtad al Manda'lor, por su llamado a regresar a casa" Le explicó.

Din hizo una mueca, y sus manos temblaron perceptiblemente. ¿Entonces su madre estaba entre ellos? "Yo..." Se sintió perdido. "Los recibiré. Llévalos a la sala del trono, asegúrate de que no lleven armas y... ¿Dónde está Bo?" preguntó al hombre.

"La duquesa está en sus clases, Majestad. Lady Ter le está enseñando sus nuevas responsabilidades", le indicó el guardia real. Era raro tener que referirse a la antigua duquesa como "Lady Ter" pero según las leyes y reglas, no podía haber dos personas con el mismo título de duque o duquesa, al menos, en Mandalore.

"¿Satine?" preguntó Din mientras intentaba calmar su temblor.

"Encerrada en su habitación, Majestad. No ha querido salir, hablar, ni comer fuera de su cuarto desde vuestra coronación", explicó.

Din hizo otra mueca. "Asegúrate de que la seguridad esté funcionando correctamente", pidió mientras respiraba profundamente. "¿El protocolo de seguridad en las naves que llegan de Sundari se está implementando?"

"De primera mano, Majestad. Zeth está a cargo de eso", indicó con voz orgullosa. Su hijo se estaba ganando un buen nombre gracias a la oportunidad que el Manda'lor les había dado.

Din asintió. "Bien, vamos", murmuró antes de salir del salón de reuniones. Dos guardias los esperaban afuera. Din recorrió varios pasillos junto a ellos. En un punto, Nefer se apartó para llevar a los recién llegados a la sala del trono.

Din fue el primero en llegar. Se preguntó si realmente debía escucharlos, si debía recibirlos. Pero había sido imparcial en su llamado a los mandalorianos. Nunca pensó que ellos... que su familia, decidiría regresar a Mandalore.

Observó el trono de piedra negra frente a él. Los vitrales en lo alto de las paredes parecían brillar con una luz especial, proyectando figuras en el suelo. Era una vista imponente. Se acercó al trono y tomó asiento, mientras los guardias se posicionaban a ambos lados del trono, prestando seguridad a su gobernante.

La enorme puerta se abrió, y Din sintió su estómago retorcerse. Reconoció a la mayoría del grupo, por no decir a todos. Eran los mismos que habían intentado matarlo en Concordia, el mismo grupo que se había cruzado con él aquella vez en Tatooine, donde Peli.

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora