Jaehyun
Al llegar a mi edificio, mis piernas pesan, y el frío parece calarse hasta los huesos. Subo las escaleras con lentitud, repasando mentalmente las partituras que he trabajado hoy en el conservatorio. A medida que me acerco al piso de la señora Matthews, la puerta de su apartamento se abre de golpe y me encuentro con su cálida sonrisa asomándose.
- Hola, Jae. - me dice en su tono amable, el tipo de voz que uno siempre quiere escuchar después de un día largo. - ¿Te apetece una taza de café? Hice esos rolls de canela que tanto te gustan.
La simple idea de un café caliente y un roll de canela recién horneado me hace sonreír.
- Eso me encantaría, señora Matthews. - digo, frotándome las manos, casi agradecido de escapar del frío. - Estoy muerto de frío.
Ella me hace un gesto con la mano para que entre, y apenas cierro la puerta detrás de mí, el aroma del café y la canela me envuelve. Dejo el chelo en una esquina de la entrada, asegurándome de que quede bien apoyado, y tomo asiento en su acogedor comedor, cubierto con un mantel de flores pequeñas. Ella coloca dos tazas humeantes de café y un plato lleno de rolls de canela en la mesa, cuya sola visión me hace sentir un poco menos cansado. Tomo la taza entre mis manos, buscando el calor, y dejo que el primer sorbo alivie el frío que llevo encima.
- ¿Cómo van tus clases? - me pregunta mientras se sienta, su voz suave y curiosa.
- Muy bien. - le contesto, aún disfrutando el café. - Estamos preparándonos para el recital de fin de curso.
Ella sonríe, con una expresión casi nostálgica. - Quién diría que ya estás por graduarte. - dice. - Todavía recuerdo el primer día que llegaste aquí, en tu primer año.
- Sí, quién lo diría. - murmuro, devolviéndole la sonrisa. Después de un segundo, agrego.- Gracias por tener tanta paciencia todos estos años que he pasado ensayando aquí.
- No tienes que agradecerme. - dice ella, riendo suavemente. - He disfrutado de mis conciertos privados. Además, casi todos aquí se dedican a las artes; están acostumbrados al sonido de instrumentos, y no tienen problema con eso.
- El único que parece no encajar es el vecino nuevo, el quejumbroso. - comento sin pensar demasiado.
Ella me mira con comprensión y me responde con voz apacible. - Tenle un poco de paciencia a Cloud. No ha sido fácil para él; la vida militar es dura.
Me sorprendo al oír esto. Hasta ahora, todo lo que sabía de él era que tenía el carácter de una piedra y que nada parecía agradarle.
- ¿Así que en verdad es un soldado? - pregunto, alzando las cejas.
Ella asiente, con un brillo de orgullo en la mirada. - Sí. Es el sargento mayor Kinley.
Una sonrisa incrédula se me escapa. - Vaya, creí que solo era recto y autoritario por hobbie. - bromeo, todavía digiriendo la nueva información.
Ella suelta una risita y asiente, aunque su expresión se vuelve seria.
- Sé que no es alguien fácil de tratar. - dice. - Pero es un buen hombre. Tiene un corazón noble, aunque no siempre lo muestre.
Meneo la cabeza, aún escéptico. Mis interacciones con él han sido cualquier cosa menos cordiales, y su actitud... Bueno, no me ha dejado la mejor impresión.
- Lo siento, Jae. - dice la señora Matthews, sonriendo con una mezcla de disculpa y ternura. - No puedo evitar ser blanda con él y apañarlo. Me recuerda tanto a mi hijo.
La curiosidad me pica. - ¿También tiene su edad?
Ella niega con un movimiento lento, y de pronto veo una sombra de tristeza cruzar su rostro.
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Melodía de Acero
RomanceEn el vibrante telón de fondo de Nueva York, la vida de Cloud, un joven soldado de 35 años recién llegado de Irak, se entrelaza con la de Jaehyun, un talentoso chelista coreano que estudia en Juilliard. Mientras Cloud lucha por adaptarse a la vida c...