Jaehyun
Es de noche, y el departamento se siente tranquilo, cómodo. Eli está sentado en el sofá, revisando el libreto mientras yo recojo las hojas que se nos cayeron durante nuestra práctica. Vino hasta aquí para que le ayudara a prepararse para su audición, y después de un par de horas recreando la escena una y otra vez, al fin terminamos. Suspiramos aliviados. Nos reímos un poco por nuestras bromas, por la tensión que llevábamos encima y que parece haberse desvanecido por completo.
- ¿Qué te apetece comer? - le pregunto, dejando el libreto en la mesa de centro.
- No lo sé, lo que sea rápido y que nos permita estar aquí cómodos. - dice, estirándose como un gato perezoso. Lo observo, riendo suavemente. Es la definición de relajación, y me hace bien tenerlo aquí.
Terminamos pidiendo algo de comida china. Mientras esperamos, Eli se sienta en el suelo y se recuesta contra el sofá, mirándome con curiosidad. Algo en sus ojos me dice que sabe que necesito hablar, que no todo está tan bien como intento aparentar. Me siento a su lado, y él se queda en silencio, dándome espacio.
- Me fue fatal en la entrevista. - confieso finalmente, rompiendo el silencio.
Sus ojos se suavizan, y él asiente despacio, como dándome permiso para seguir. Me explico entre suspiros, frustrado por cómo el cretino de enfrente arruinó el momento. Siento que las palabras se me agolpan en la garganta, como si por fin tuviera permiso para dejar que toda esa molestia salga de una vez.
- Intenté concentrarme, en serio. - continúo. - Pero ese ruido... fue como si todo se desmoronara en segundos. Y lo peor es que él ni siquiera se disculpó. Me dio a entender que mi entrevista no valía nada, que solo era un capricho estúpido. Como si... como si todo mi esfuerzo no importara.
Eli me escucha en silencio, sus ojos llenos de esa empatía que siempre me calma. Finalmente, coloca una mano en mi hombro, su tacto cálido, reconfortante.
- Sé que te duele fallar, Jae. Es frustrante, y más cuando alguien no respeta tu trabajo. Pero eres increíblemente talentoso. Tendrás muchas oportunidades para demostrar lo que vales. Esto solo es un tropiezo.
Sus palabras son amables, pero la frustración sigue ahí, latiendo en mi pecho. Estoy cansado de pensar en esto, de revivir el desastre que fue esa entrevista.
- No quiero seguir hablando de eso. - digo al fin, suspirando con frustración. - Solo sirve para irritarme más.
Lo miro y me acerco un poco, buscando sus ojos.
- ¿Podemos besarnos? - le pido, mi voz más suave, vulnerable. - Me serviría como distracción.
Eli me observa por un instante, y siento que estoy cruzando una línea, pidiéndole algo que tal vez no debería. Pero entonces, él me dedica una media sonrisa, y algo en su expresión cambia.
- No es que me queje porque quieras besarme. - dice, su tono juguetón, pero con algo serio detrás. - Pero... quiero ser más que una distracción.
Mis hombros caen un poco, y no puedo evitar suspirar. Ya hemos tenido esta conversación antes, y siempre vuelve a surgir. Eli siempre ha sido claro conmigo, y yo también.
- Eli... ya lo hablamos. Yo no...
Pero no termino la frase. Eli toma mi rostro con ambas manos, con una firmeza inesperada, y sus labios se unen a los míos en un beso profundo, intenso. Al principio me sorprende; no esperaba que fuera tan directo, tan decidido. Pero me dejo llevar. Siento su calor, su intensidad, y cualquier duda que tuviera se desvanece en el contacto de sus labios, en la forma en que sus manos sostienen mi rostro.
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Melodía de Acero
RomanceEn el vibrante telón de fondo de Nueva York, la vida de Cloud, un joven soldado de 35 años recién llegado de Irak, se entrelaza con la de Jaehyun, un talentoso chelista coreano que estudia en Juilliard. Mientras Cloud lucha por adaptarse a la vida c...