Jaehyun
Una ráfaga de viento azota la ventana, retumbando con la fuerza de la tormenta que empezó hace un rato y que no parece tener intenciones de calmarse. Me ajusto en el sillón, con el chelo aún en la esquina, mientras trato de concentrarme en mis apuntes de teoría musical. Es de esos temas que, cuando no tienes música de fondo, parecen interminables, y en noches como esta, con truenos estallando en el cielo, uno pierde cualquier pizca de concentración.
Entonces, el sonido familiar y molesto de un trueno me sobresalta, y de pronto, todo queda en un silencio oscuro y aplastante. El edificio ha quedado completamente a oscuras.
- ¡Genial! - suelto en voz baja.
Las luces de emergencia del pasillo se encienden débilmente, pero en el departamento no queda ni un solo resplandor. Me levanto, tanteando mi teléfono para usarlo como linterna, aunque la batería está casi en rojo. Lo último que necesito es quedarme sin luz por completo. Decido salir al pasillo para ver si soy el único que ha perdido la electricidad.
Apenas abro la puerta y salgo, mi estómago se tensa de inmediato al encontrarme con la última persona que quisiera ver: Cloud.
Está parado ahí, con esa expresión entre divertida y burlesca, pero sin dejar esa arrogancia que le sale tan natural. Apenas me ve, una media sonrisa se dibuja en su cara. No necesita decir nada; ya sé lo que va a hacer.
- ¿No te da miedo quedarte solo en la oscuridad, mocoso? - me dice con esa voz relajada y un tono burlón.
- Para tu información, Rambo, no soy un mocoso, y no, no me da miedo la oscuridad. - le respondo en un tono firme, aunque quizá demasiado a la defensiva. No quiero que crea ni por un segundo que me afecta.
Cloud alza una ceja, claramente no creyéndome ni una palabra. - Ah, claro. Entonces seguro no te importa acompañarme al sótano a revisar el panel eléctrico, ¿verdad? - pregunta, con esa mezcla de desafío y diversión en sus ojos.
- No tienes que decírmelo dos veces. - le contesto con la misma determinación, aunque por dentro mi estómago da un pequeño vuelco. Sótanos, tormentas y apagones no son precisamente mi idea de una buena noche, pero si cree que me va a acobardar, está muy equivocado.
Él enciende su linterna y empieza a caminar, sin esperar que yo lo siga. Camino detrás suyo, manteniendo cierta distancia para no darle el gusto de pensar que necesito su "protección". Sin embargo, con cada paso que damos hacia el fondo del edificio, el ambiente se vuelve más... inquietante. Las paredes parecen absorber los ecos de nuestros pasos, y el débil resplandor de la linterna de Cloud apenas ilumina unos metros más allá.
- ¿Y tú siempre eres tan valiente, o es solo cuando quieres impresionar? - pregunto, sin ocultar el sarcasmo en mi voz.
Cloud se gira un poco y me lanza una mirada, medio divertida, medio desafiante.
- ¿Impresionarte a ti? Qué ego tan grande tienes, mocoso. - Hace una pausa y, con un tono de voz algo más bajo y siniestramente serio, añade- : Aunque bueno, no es la primera vez que alguien se siente "valiente" antes de entrar en un sótano...
Lo dice de forma tan ominosa que no puedo evitar fruncir el ceño. - ¿Qué intentas decir? - le respondo, aunque noto cómo mi voz sale más tensa de lo que debería.
Cloud sigue caminando sin responder, aumentando deliberadamente el dramatismo del silencio. De repente, baja el tono de su voz y empieza a contar algo, aparentemente de forma casual.
- Una vez, en un edificio como este, ocurrió algo parecido. Un apagón, una tormenta, y nadie se atrevió a ir al sótano. Excepto un chico... que, por cierto, se parecía bastante a ti. - añade, dándome una mirada rápida que me hace apretar los dientes.
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Melodía de Acero
RomanceEn el vibrante telón de fondo de Nueva York, la vida de Cloud, un joven soldado de 35 años recién llegado de Irak, se entrelaza con la de Jaehyun, un talentoso chelista coreano que estudia en Juilliard. Mientras Cloud lucha por adaptarse a la vida c...