capitulo 1

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Lynx.

Es una completa locura, me repito una y otra vez mientras avanzo a toda prisa por las oscuras calles de Londres. Pero la locura es preferible al destino que me espera si continúo bajo su control. No quiero ser su arma, no quiero ser su obsesión, y mucho menos perder a mi hermano y a mi madre por él. Pero el Señor Oscuro no deja alternativas.

Siento el frío del aire en mi rostro, mezclado con el calor de mi propio sudor. Mi respiración es irregular, mis latidos resuenan en mis oídos, y no puedo evitar mirar detrás de mí cada pocos pasos. Sé muy bien lo que me pasará si me encuentran... El castigo será despiadado. Usarán tantos Crucios que me convertirán en una cáscara vacía, o tal vez me dejarán como la pobre tía Bella: un alma rota, demente y sin salvación.

Al divisar el pequeño hotel donde planeo esconderme por unos días, alzo la varita y murmuro en un susurro apenas audible, "Repello Muggletum". Un escudo invisible comienza a rodear el lugar, aislando el hotel de miradas indeseadas y alertándome si alguien se acerca. Es magia básica, pero en este momento es lo único que puedo hacer sin llamar la atención de aquellos que me buscan.

"Solo unos días, Lynx," me digo, tratando de calmarme mientras camino hacia la entrada. "Mantente oculta, sigue adelante."

Entro al hotel, sintiendo cómo el aire cargado y rancio del pequeño vestíbulo me envuelve. La recepcionista ni siquiera levanta la vista de su desgastada revista mientras pido una habitación. No estoy acostumbrada a este tipo de lugares, pero no puedo ser exquisita ahora. Debo mezclarme, ocultarme en las sombras de este mundo sin magia.

Al subir a la habitación, abro la puerta y el aire cargado se vuelve casi irrespirable. Las paredes están decoradas con un papel tapiz de un color que alguna vez fue blanco, y la cama, apenas ordenada, tiene un aspecto que me provoca un profundo rechazo. Pero debo adaptarme. Esto no es la Mansión Malfoy, y por ahora, tampoco puede serlo.

Me dejo caer en la cama, aceptando el áspero contacto de las sábanas bajo mi piel, y, casi sin pensarlo, levanto la manga de mi túnica, exponiendo la marca tenebrosa en mi brazo. Ahí está, como un recordatorio cruel de que mi vida ya no me pertenece.

Quisiera con todas mis fuerzas no tenerla. A mis dieciséis años, comparto con Draco un destino del cual intentamos escapar... por lo menos él lo intentó, luchó hasta el final por mí. Recuerdo cómo hizo lo imposible para mantenerme fuera de las filas de los Mortífagos, cómo insistió, discutió, y hasta llegó a arriesgarse por mí. Y por un tiempo, pareció que había ganado. Por un breve y preciado momento, tuve esperanza.

Pero todo se vino abajo la noche en que el Señor Tenebroso en persona llegó a nuestra casa. Nunca olvidaré cómo sus ojos me recorrieron, cómo notó en mí algo que yo aún no entendía del todo: su misma fascinación, su misma obsesión por las artes oscuras. Y entonces, me quiso para él.

No como un simple seguidor... no, él deseaba crear en mí a su alumna perfecta. Usó hechizos que apenas entendía en mí, moldeándome, probando mis límites, enseñándome secretos que los demás solo podrían soñar. Se convirtió en algo más que una figura de poder, se volvió un espectro obsesionado conmigo.

Pero ahora, ese espectro lo siento como un peso que me arrastra al fondo, encadenada por una marca que no puedo borrar. Cierro los ojos, sintiendo cómo la soledad se adueña de mí y, por primera vez en mucho tiempo, no puedo evitar que unas lágrimas silenciosas caigan al pensar en mi mellizo.

Me acuesto para poder descansar, y mi mente vuelve, contra mi voluntad, a lo que tuve que hacer para llegar aquí. Las decisiones que me trajeron a este punto, el precio de una libertad a medias, casi ilusoria. Dejé todo atrás, incluso a Theo y a Blaise, los únicos que me entendían en ese mundo oscuro y retorcido. Ellos, que siempre estaban a mi lado, que me conocían. Y ahora, ni siquiera pueden saber dónde estoy ni en qué situación me encuentro. En el fondo, sé que hice bien al no arrastrarlos conmigo, pero a veces el vacío me carcome.

Conección prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora