Lynx.
Luis y Vanessa me invitaron a cenar para celebrar mi regreso a Londres. Nos sentamos en el comedor de su departamento, rodeados de luces cálidas y una atmósfera que se siente como un refugio en medio del caos que me rodea. Alzo mi copa de vino y bebo un sorbo mientras ellos conversan animadamente, tratando de integrarme como si mi repentina desaparición nunca hubiera ocurrido.
Vanessa me sonríe y toma un trozo de su ensalada antes de mirarme con una mezcla de preocupación y curiosidad.
—¿Sabes? Patrick y Alexa iban todos los días al hotel para ver si habías vuelto —me cuenta, con una expresión suave pero cargada de significado.
Siento una punzada en el pecho al escucharla. ¿Todos los días? Me esfuerzo por mantener una expresión neutral, pero la tristeza y el remordimiento me asaltan por un instante.
—No entiendo por qué te fuiste, Hillary —continúa, su voz baja y afectuosa—. Pero sea lo que sea, sabes que puedes contar con nosotros. Siempre estaremos aquí para ti, ¿verdad, Luis?
Luis asiente y toma mi mano, dejándome un beso en el dorso. Su gesto es dulce, y de alguna manera, alivia un poco la carga que siento desde mi regreso. Vanessa nos mira con una sonrisa traviesa.
—Hacen una buena pareja, ¿no creen? —bromea, guiñándole un ojo a Luis.
Suelto una risa ligera, aunque por dentro sé que es imposible. Luis tiene 28 años y yo… bueno, técnicamente, 16. Pero Hillary debería tener 18, así que asiento, manteniendo la mentira en mi mente.
—Hillary solo tiene 18 años, Vanessa. Yo soy demasiado mayor para ella —responde con una risa leve, mirando a Vanessa de reojo.
—Bah, el amor y el sexo no tienen edad —insiste ella, dándole un sorbo a su copa y alzando una ceja de forma juguetona.
Mi sonrisa se vuelve algo tensa y miro hacia el vino en mi copa. Nunca me he enamorado, ni siquiera he sentido ese tipo de conexión que describen en los libros. Y, sinceramente, jamás estuve con alguien… de esa manera. Pero mantengo la calma y bebo otro sorbo, dejando que el vino me ayude a relajarme.
—Y hablando de eso, Hillary, ¿ya has tenido sexo? —pregunta Vanessa de repente, con una expresión de lo más seria, aunque sus ojos chispean con curiosidad.
Luis la mira, medio sorprendido, medio divertido.
—¡Vanessa! ¿Por qué preguntas eso? —la regaña suavemente, aunque una sonrisa se asoma en su rostro.
Me esfuerzo por mantener la compostura, no queriendo revelar mi incomodidad.
—Sí —respondo con un tono despreocupado, mintiendo sin dudar—. En Grecia conocí a alguien y… bueno, pasó.
Vanessa abre los ojos con sorpresa y suelta una risa emocionada.
—¡¿En serio?! —pregunta con entusiasmo—. ¡Cuéntame, por favor! Quiero detalles.
Suelto una risa nerviosa y sacudo la cabeza.
—No, nessa. No voy a hablar de eso —le digo con firmeza, sin querer profundizar en mi mentira.
Luis suelta una carcajada y me mira con una sonrisa cálida.
—Mejor así. Es demasiado chismosa, créeme. No la alientes —dice, mientras le lanza una mirada de complicidad a ella.
Vanessa lo empuja suavemente en el hombro, fingiendo estar ofendida, pero finalmente se ríe con nosotros.
La noche transcurre tranquila, entre risas y conversaciones banales. La comida, el vino y la calidez del ambiente hacen que me sienta relajada, incluso feliz, como si pudiera dejar atrás mis preocupaciones por un rato. Vanessa, ya bastante ebria, se queda dormida en el sillón, y Luis y yo la observamos con una sonrisa. Nos levantamos para llevar los platos a la cocina y, sin decir nada, comenzamos a lavar los trastes juntos.
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Conección prohibida.
FanficLynx Malfoy Black, marcada con la oscuridad desde joven, siempre ha sido una fuerza inquebrantable en el mundo mágico. Pero cuando decide escapar al mundo muggle para escapar de la influencia de su padre y del Señor Oscuro, su vida toma un giro ines...