Lynx.
Vanessa insiste una y otra vez en que vayamos de compras, y aunque trato de poner resistencia, al final termina convenciéndome. Intento dejarle claro que no puedo gastar demasiado, que mi presupuesto no da para lujos.
-No te preocupes, yo invito hoy -me dice con una sonrisa despreocupada mientras toma su bolso-. Y cuando tengas dinero, me lo devuelves si tanto te incomoda.
Acepto, pero no puedo evitar sentirme extraña. Nunca he sido de las que acepta que alguien le pague algo, y esta situación me hace sentir incómoda. Mientras caminamos por el centro comercial, veo cómo Vanessa carga con bolsas y bolsas, no solo para ella, sino también para mí.
-Vanessa, esto es mucho -le murmuro, bajando la mirada al montón de ropa que me ha comprado-. No me siento bien aceptando tanto.
Ella solo se ríe y me pasa un par de blusas más.
-No es gran cosa, Hil. Solo es ropa. Además, te vendrá bien tener un buen guardarropa. Créeme, te acostumbrarás.
Me resigno y decido concentrarme en la gente que nos rodea. De repente, una pequeña niña pasa corriendo a mi lado y se esconde detrás de un mostrador cercano. Sus grandes ojos me observan y me hace un gesto con el dedo en los labios, pidiéndome silencio. No puedo evitar sonreír ante la escena.
Unos segundos después, veo a una mujer trigueña y de cabello castaño acercarse, mirando alrededor como si estuviera buscando a alguien. Detrás de ella, un hombre de cabello rubio oscuro aparece, y mis ojos se abren de sorpresa al reconocerlo. Es el hombre con el que choqué hace unas semanas. Parece que están buscando a la pequeña.
-¡Abby! -llama él, con voz firme pero con un dejo de ternura que me hace sonreír aún más.
La niña sigue en su escondite, observándome con una sonrisa traviesa. Bajo la mirada hacia ella.
-Estás escondida bien... pero creo que ya te encontraron- le susurro.
Ella suelta una risita, cubriéndose la boca con las manos, y yo me encuentro riendo también, algo que no suelo hacer a menudo.
Observé cómo el hombre encontraba a la niña detrás del mostrador y la cargaba en brazos. Cuando levantó la mirada y se encontró conmigo, sonrió con una especie de reconocimiento.
-¿Eres la chica con la que choqué hace unas semanas, verdad? -me dijo, sin dejar de sonreír.
Negué lentamente, manteniendo mi rostro impasible.
-No, me temo que se confunde.
Entonces la niña, aún en sus brazos, me miró con ojos curiosos.
-Tienes un cabello muy bonito- exclamo.
No pude evitar devolverle una pequeña sonrisa. Tenía una dulzura peculiar en sus ojos.
-Gracias, pero el tuyo es más hermoso.
El hombre insistió, mirando fijamente mi cabello como si le fuera imposible ignorarlo.
-No, estoy seguro de que eras tú. Nunca había visto a alguien con un cabello tan blanco como el tuyo.
Suspiré con paciencia, manteniendo mi tono neutral.
-Entonces debió ser otra persona. Nunca lo había visto antes.
Él se rió, algo divertido por mi obstinación, y extendió su mano.
-Soy Patrick, por cierto.
No pude hacer más que estrechar su mano brevemente.
-Un gusto, Patrick. Tienes una hija muy bonita.
Sonrió con orgullo, mirándola con cariño.
-Sí, es idéntica a mi chiquita.
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Conección prohibida.
FanfictionLynx Malfoy Black, marcada con la oscuridad desde joven, siempre ha sido una fuerza inquebrantable en el mundo mágico. Pero cuando decide escapar al mundo muggle para escapar de la influencia de su padre y del Señor Oscuro, su vida toma un giro ines...