Louis tenía tantas preguntas en su cabeza que no fue capaz de formular ninguna en voz alta. No miró al chico a los ojos, sino que volvió la mirada a su mochila y acabó de cerrarla, apretando la mandíbula y rezando para que no se notara que un sudor frío había empezado a deslizarse por su nuca. Tragó saliva y se aclaró la garganta, esforzándose para que sus palabras no salieran de sus labios temblando.
— Lo siento, tengo prisa.
Y acto seguido se levantó, se colgó la mochila a la espalda y se fue caminando lo más rápido que pudo, evitando mirar hacia atrás.
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Louis llegó a casa, y todas las preguntas que antes había dejado sin respuesta volvieron a tormentarle. ¿Por qué aquel chico -Harry, se recordó a sí mismo- se había pasado una clase entera mirándole? ¿Por qué se había acercado a hablarle? ¿Por qué no se había alejado cuando había visto lo tenso que estaba él? ¿Por qué le había dicho su nombre como si quisiera ser su amigo? ¿Por qué su voz había sonado tan amigable y carente de malas intenciones? Y la más importante: Por qué. Sabía. Su. Nombre.
Louis se metió en la ducha y se frotó los ojos con rabia mientras el agua caliente se deslizaba por su espalda. Estaba harto de que todo le afectara tanto, harto de que un simple "hola" de un compañero de clase le diera ganas de llorar y temblar sin parar. Estaba harto de ser tan débil e inútil, y aquel era su mayor problema; estaba harto, sí, pero era demasiado frágil y tenía demasiado miedo como para intentar cambiarlo.
Louis no se permitió llorar esta vez. Se vistió, se hizo un bocadillo para el camino y lo metió en una pequeña mochila que se colgó a la espalda, y se dirigió a coger el tren para llegar al trabajo, ignorando el hormigueo en su estómago.
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Todo parecía ir bien, al menos durante la primera hora de su turno. Pero entonces oyó su voz; y supo que no era simplemente su mente jugando con él, sino que Harry de verdad estaba allí, sentado en una de las mesas de la terraza, pidiendo una Cocacola a uno de los camareros.
No tuvo tiempo de preguntarse qué coño hacía allí antes de que el camarero que había atendido a Harry pasara por su lado y le pidiera que le llevara su refresco al chico.
Louis suspiró, pero se dijo a sí mismo que tenía que aguantarlo. Si se había acostumbrado a las otras personas de su clase, ¿por qué no podía acostumbrarse también a la presencia de Harry?
Cogió la Cocacola y fue hasta la mesa donde Harry estaba sentado completamente solo, con la mirada perdida. Deseó con todas sus fuerzas que el chico se limitara a sonreírle y no dijera nada, pero en cuanto le oyó acercarse levantó los ojos y estos parecían brillar.
— ¡Hey! -dijo Harry, y por alguna razón que Louis desconocía, parecía muy feliz de verle.
— No puedo hablar, estoy trabajando. -se disculpó, pensando así que el otro chico desistiría.
— Tengo tiempo. -respondió Harry simplemente, y sonrió dejando ver sus hoyuelos.
Louis intentó sonreírle de vuelta, pero se dio cuenta de que era más difícil de lo que pensaba, así que se dio media vuelta y se alejó, esperando que Harry no lo dijera en serio y se marchara pronto.
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Pero al parecer sí que lo decía en serio. Harry se quedó allí toda la tarde, y cuando alguno de los camareros le miraba mal por no estar consumiendo nada, pedía otro refresco. Louis intentó no prestarle demasiada atención, o al menos fingir que no lo hacía, pero se le hizo imposible.
Harry lo observaba todo con mucha atención, como si quisiera captar cada detalle de las cosas que le rodeaban. Louis pensó que aquello era raro, porque estaba seguro de que Harry seguía viendo en blanco y negro, y no entendía cómo el chico podía pensar que un mundo sin color era digno de admirar. Y lo que entendía aún menos, era por qué había decidido ir al bar en el que Louis trabajaba sólo para poder hablar con él.
Louis nunca había deseado que su trabajo se volviera eterno, pero en aquel momento era lo que más quería. Cuando los últimos clientes empezaron a marcharse y sus compañeros empezaron a recoger las mesas, supo que lo siguiente era encontrarse con Harry y lo que fuera de lo que quería hablarle.
Se cambió de ropa, y cuando salió por la puerta Harry estaba allí, con su característica sonrisa y pasándose una mano por el pelo para mantenerlo en su sitio.
Harry susurró un "hola" que le envió escalofríos por la espina dorsal a Louis, que trató de parecer una persona normal cuando le contestó con un "hey".
Louis empezó a caminar en dirección a la estación, y Harry le siguió. Un silencio no del todo incómodo flotó entre ellos durante unos minutos, hasta que Harry decidió romperlo.
— ¿Por dónde vives?
— Bastante lejos, tengo que coger el tren y caminar un buen rato. -respondió Louis, y estaba orgulloso de sí mismo por haber conseguido formular una frase tan larga sin que las palabras brotaran de sus labios temblando.
— Puedo acompañarte, si no te importa. -Harry sonrió, y Louis no quería ser la persona que le quitara esa sonrisa del rostro.
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green (Larry)
FanfictionLouis ve en blanco y negro. Todo el mundo lo hace, hasta que besan a la persona con la que están destinados a pasar el resto de sus vidas. Hasta que besan a su alma gemela. Cuando aquel chico aparece en la clase de Literatura inglesa a mediados de c...