Cuando Louis se despertó, no pudo evitar sonreír al ver que los brazos de Harry estaban rodeándole. Se acurrucó en su pecho, con la calma que le producía saber que aquel día era sólo suyo y de Harry. Nada de universidad, nada de trabajo, nada de ansiedad ni temblores; sólo ellos dos, disfrutando de la comodidad de un piso que ahora era de ambos.
Harry había ayudado mucho a que aquel piso se pareciera más a un hogar para Louis. Había comprado velas, y a Louis los olores de estas le recordaban a leer a la sombra de un árbol en primavera y a amaneceres. También había comprado flores, que a veces acababan en su pelo, porque Harry era Harry y a Louis le encantaba cómo quedaban las flores rosas entre sus rizos.
Louis abrió los ojos cuando notó a Harry moverse, y este le besó en la frente al ver que estaba despierto, acariciándole el pelo con delicadeza.
— Quiero llevarte a un sitio hoy. -dijo Harry con su voz de recién levantado, y Louis sintió como si su corazón estuviera dando saltos en su pecho.
— ¿Dónde? -preguntó con una media sonrisa, y Harry se la devolvió, levantando las cejas y murmurando "es una sorpresa".
Se levantaron y desayunaron, y aunque aquella había sido su rutina desde hacía ya semanas, a Louis se le seguía erizando la piel cada vez que Harry le abrazaba por detrás en la cocina y le alargaba su taza de café, preparado exactamente como a él le gustaba. Louis sentía que estaba viviendo en un sueño, y cada vez que abría los ojos por la mañana se seguía sorprendiendo de que Harry estuviera tumbado a su lado, en color, con la luz del sol que entraba por la ventana dibujando rayas en su espalda.
Louis se vistió con la sudadera azul que Harry le había regalado porque decía que hacía que sus ojos brillaran como si tuvieran la luna encerrada en ellos, y se encontró con Harry en la puerta, llevando un jersey lavanda y una sonrisa.
— Vamos. -dijo Harry, tendiéndole su mano, y Louis se la cogió sin hacer preguntas, porque iría al fin del mundo si él se lo pidiera.
Salieron de casa y Harry se dirigió hacia uno de los coches aparcados en la calle, sacando unas llaves de su bolsillo y abriéndolo.
— ¿Desde cuándo tienes un coche? -preguntó Louis, mirando al coche y después a Harry.
— Desde nunca, es de mi hermana.
— ¿Sabes conducir? ¿Tienes carnet?
— Claro que sé conducir y tengo carnet, idiota. No te haría subir a un coche si no supiera manejarlo. -respondió Harry, y le dio un beso en la frente a Louis, abriendo la puerta e indicándole que entrara.
Harry entró y se sentó en el asiento del conductor, poniendo las manos sobre el volante y girándose hacia Louis, sonriendo.
— Te prometo que te encantará. -dijo, y Louis le creyó, porque se le hacía imposible no hacerlo.
-
Louis miró por la ventana durante todo el viaje, mientras sonaba Muse en el reproductor de música y oía a Harry cantar en voz baja. En algún momento se durmió escuchando a Harry tararear Follow me, y se despertó cuando notó como el chico le besaba en la mejilla, murmurando "hemos llegado".
Abrió los ojos, y no podía creerse lo que estaba viendo.
Harry le había traído a ver el mar.
Louis nunca lo había visto, sólo en fotos, y siempre en blanco y negro. Y ahora lo tenía delante de él, expandiéndose hasta el infinito, con el sol iluminándolo, y del color más azul que había visto nunca.
Salió del coche y se quedó en la arena, con la mirada clavada en el agua, dejando que el sonido de las olas entrara en sus oídos e invadiera su mente.
Sintió a Harry a su lado, pasándole un brazo por la cintura, y se giró hacia él con una sonrisa.
Harry miró a Louis, y luego miró el mar, y aunque el mar era precioso, pudo confirmar que los ojos de Louis lo eran mil veces más.
Se sentaron en la arena, y Louis no podía apartar sus ojos del agua, igual que cuando había visto un amanecer por primera vez; los colores no dejaban de sorprenderle, mezclándose y creando paisajes increíbles que después de verlos no podía sacar de su cabeza durante semanas.
— Es mágico. -susurró Louis, como hablando consigo mismo.
— Lo es. -dijo Harry, sin apartar la vista del chico. Porque el mar podía ser mágico, pero nada se comparaba a cuando los ojos de Louis se iluminaban hablando de algo que le apasionaba.
-
Se quedaron allí, sentados en la arena, hasta que el sol empezó a descender para encontrarse con el mar, pintando el agua con tonos rojos y anaranjados. Louis estaba sentado de espaldas a Harry, con la espalda apoyada en su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Harry estaba rodeando a Louis con los brazos, con la misma delicadeza que cuando lo hizo por primera vez.
Harry cerró los ojos, y dejó que todos los sentimientos que tenía encerrados en su pecho salieran, enviándole un escalofrío por la espalda, y llegando a sus labios.
— Te quiero. -murmuró Harry, y lo dijo en voz tan baja que al principio dudó de si Louis le había oído.
Salió de dudas cuando Louis se giró, encontrándose con sus ojos.
— ¿Qué has dicho? -preguntó Louis, pero se notaba por la forma en la que miraba a Harry que ya le había escuchado; sólo quería oírle decirlo otra vez, asegurarse de que era verdad.
— Te quiero. -repitió Harry, sin apartar sus ojos de los de Louis.
Louis sonrió, y Harry nunca le había visto sonreír de esa manera. Estaba sonriendo con todo su cuerpo, sentía aquella sonrisa en cada fibra de su piel.
Louis puso sus brazos alrededor del cuello de Harry, y le besó tan fuerte que ambos cayeron en la arena, con sus labios conectados y sonriendo como idiotas.
— Yo también te quiero. -dijo Louis sin parar de besarle, y notó su corazón latir junto al de Harry, ambos igual de rápido, ambos llenos de las mismas ganas de que aquel momento pudiera durar para siempre.
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green (Larry)
FanfictionLouis ve en blanco y negro. Todo el mundo lo hace, hasta que besan a la persona con la que están destinados a pasar el resto de sus vidas. Hasta que besan a su alma gemela. Cuando aquel chico aparece en la clase de Literatura inglesa a mediados de c...