¡𝐴 𝑑𝑖𝑟𝑒𝑐𝑐𝑖𝑜́𝑛!

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Ví el auto de Billie estacionarse fuera de casa, ella no bajaba así que decidí asomarme a la puerta.
Las luces estaban encendidas y me bloqueaba la vista el vidrio polarizado, pero grité su nombre y alcé mis manos en busca de llamar su atención.

Billie salió del auto con bolsas de supermercado, ella venía hacia mí a paso lento, se veía jodidamente sexy.

-O'connell, ¿trajiste comida devuelta?.

-Sí, espero que tengas hambre.- Su sonrisa era un tanto forzada y podía notarlo. Entró a casa y apenas cerré la puerta, hablé.

-¿Estás bien?...

-Sí, claro. Lo siento, estoy algo perdida.

-¿Por qué?...

-No importa, voy a preparar la cena, permiso.- Dijo y acomodó las cosas en la barra.

-No, espera. Primero la sorpresa.- Dije mientras daba pequeños saltitos hasta mí mochila.

-¿Por qué estás descalza?

-Comodidad.- Dije y sonreí, sus ojos brillaron en ese instante.- Bien... Al parecer, ayer se te rompió algo y quedó entre las almohadas de mí sofá...

Sus ojos devuelta, se veían confundidos pero a la vez entusiasmados. Ella sabía de lo que yo hablaba, parecía emocionada.

No miento cuando digo que con una simple mirada de Billie, te da vuelta el mundo.

Agarré la cadenita y la escondí dentro de mí puño detrás de mí espalda.

-Adivina...

-No voy a adivinar, mirá si me confundo.

-Eso es lo divertido, anda, adivina. Si no lo haces no te lo daré.

-Oh, sí claro, sí que me la darás.- Se acercó a mí a paso rápido y entre risas, agarró mis brazos y me dió la vuelta. Rápidamente llevé mis manos hacia mí estómago para cubrir mi mano que tenía la cadenita.

-¡Billie, me haces cosquillas! ¡Joder!.- Dije entre risas.

-Vamos pequeña, damelo.

-Me niego.- Descuidó su agarre y corrí hacia el sillón, ella se subió sobre mí, acorralandome.

Sus manos agarraron con fuerza las mías, una de mis manos la llevó hacia abajo de su pierna y presionó para que no pudiera quitarla, mientras que la otra la agarró.

-¡Está bien, me rindo!.

-Justo cuando estaba por quitartela.- Corrió el cabello que estaba en mí cara.

Pude sentir mis bragas humedecerse cuando su mano hizo contacto con mí vientre para poder bajar mí remera, la cual estaba por encima de mí ombligo.

-Bueno... Eh... Te, te daré tu sorpresa.- Nos reincorporamos en el sofá y me miró con ilusión mientras masticaba su chicle.

Agarré su mano y dejé la cadenita. Sus ojos brillaron hermoso.

-Se rompió... Al parecer por eso se soltó.

-Pero... ¿La arreglaste?.

-Sip, no iba a dartela así nomás.

-¿Cuánto te costó?.. Seguro salió caro, el arreglo sale más caro que comprar una nueva.

-Digamos que tuve un pequeño descuento, la mamá de Danielle la arregló.

-Demonios, te amo ___ Blossom.- Dijo y se lanzó sobre mí para abrazarme.

Temble, sus brazos se sentían muy cómodos, muy cálidos... Mí corazón se aceleró al notar sus ojos lagrimeando con un destello de felicidad.

-Bill... Tranquila.

𝑝𝑟𝑜𝑓𝑒𝑠𝑜𝑟𝑎 𝑂'𝑐𝑜𝑛𝑒𝑙𝑙 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora