𝑇𝑟𝑎𝑗𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎 𝑐𝑒𝑛𝑎.

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Ya era de noche, había pasado el día con mis amigas mientras ellas creaban teorías y sacaban conclusiones sobre Billie. Realmente ninguna captó mí atención, sólo podía pensar cosas buenas de ella, no me dejaría llevar por rumores que van de boca en boca. A pesar de mí curiosidad, sólo esperaría a que Billie me lo cuente, si es que eso sucedía.

Esta vez no iba a cenar, tenía planeado terminar mí tarea y escuchar algo de música, pero una llamada interrumpió el "romantizado" momento.

-¿Danielle?- Era raro que llame a estas horas.

-Tengo chisme, es sobre la profesora O'conell, va a gustarte.

-Espera, Danie.- No dejó terminar mí oración.

-Dijeron que ella salía con una estudiante de su anterior escuela, ellas se acostaron y su romance terminó cuando.- La interrumpí. En verdad no me interesaba seguir escuchando.

-Danielle, no me importa, de verdad me importa una mierda. Voy a seguir haciendo mí tarea.- Dije y colgué la llamada.

Volví a reproducir la música, no pasaron dos minutos que otra llamada entró. Danielle a veces solía ser intensa, así que supuse que era ella. Tomé mí celular y atendí sin antes ver de quién se trataba.

-Bregoli, hablaba enserio cuando dije que me importa una mierda quién era la estúpida estudiante con la que O'conell se acostó.- Dije furiosa.

-¿Bregoli?.- Espera... Esa no era su voz.

-¿Danielle, eres tú...?- Encendí la pantalla de mí celular para verificar de que no fuera un error. Casi me desmayo al ver el nombre del contacto agendado. "Prof. O'conell<3". Por un momento dejé de respirar, mí cuerpo no era mí cuerpo, no lo sentía.

-...¿Sigues ahí?.- Mierda, ella habrá hablado y yo no la escuché.

-Sí sí, lo siento, en verdad no escuché lo que decías.-

-Demonios, escúchame, ¿Ya cenaste?..-

-¿Qué?... No, no... Yo no... No voy a cenar hoy, estoy ocupada con mí tarea.-

-¿Piensas irte a dormir sin comer?.- A ella le sorprendía, para mí era una rutina.

-Sí...-

-Estoy en tu casa en 10 minutos. Estate atenta.- Y colgó.

No podía parar de pensar, talvez ella estaba enojada por lo que dije al principio, confusa... O me explicaría las cosas sin que yo le pregunte. Me ponía nerviosa, ¿para qué vendría exactamente?.
Pasaron 5 minutos y mis manos temblaban, mí pierna subía y bajaba en señal de nerviosismo. Rápidamente me levanté del suelo de mí habitación y fui al baño, me miré al espejo y era un desastre. Tenía puesto un pijama gris que nisiquiera era un pijama, era un simple short corto con una estúpida remera de fresas corta, pero quedaba bien en conjunto. Pensé en cambiarme, la remera daba vergüenza ajena y además era un tanto descubierta. Miré el reloj, 8 minutos. Me apresuré a cepillar mí cabello enredado, me limpié la cara y escuché una bocina. Fui corriendo a la cocina, miré por la ventana y ella bajaba de su auto con bolsas, se veía jodidamente atractiva. Abrí la puerta, ella me miró con una sonrisa divertida, y justo cuando ella habló me hizo caer en la realidad.

-Linda remera.- Mierda, me había olvidado de la maldita remera.

-Es... Es mí maldito pijama, ¿cuál es tú problema?.- Pregunté graciosa. -Anda, pasa.- Billie entró a casa, no sin antes saludar con un beso en la mejilla.

-Traje nuestra cena.- ¿Nuestra cena?.

-Dije que no cenaría.-

-¿Cómo se te ocurre?, debes cenar algo antes de irte a dormir. Al igual que beber agua, ¿no has oído esa teoría?.-

-¿Qué teoría?.-

-No puedes no haber escuchado. Dicen que cuando te vas a dormir con sed, tú alma va en busca de algo para beber o algo así.- Nisiquiera ella sabía lo que decía, pero era gracioso e intrigante a la vez.

-¿Qué clases de creencias tienes, O'Connell?.-

-No lo entenderías... En fin, vamos a comer. Porfavor, dime que te gusta el sushi.-

-Realmente... No, lo odio.-

-Genial, porque yo también. Era sólo para ponerte a prueba.- Reí ante sus tontas palabras, era muy graciosa. -Traje algo de Taco Bell.-

-¿Taco Bell?... Enserio te subestimé, pensé que sólo comías cosas sanas, por así decirlo.-

-¡Claro que no! ¿Quién se resiste a la comida chatarra?.-

-Bueno... Antes me aterraba.-

-¿Por qué? ¿Qué clase de niña eres?.-

-Una con miedo a engordar.- Me reí de mí misma, nerviosa a la vez.

-Mhm... Lo siento.-

-Claro que no, no te disculpes, no es tu culpa.- Golpeé su hombro.

-¿Te gusta golpear, eh? Ya verás.- Dijo y se acercó a mí, corrí hasta el sofá, ella me agarró y me tiró en él mientras hacía cosquillas por todo mí cuerpo.

-¡Basta! ¡Voy a morir si no paras!-

-Maldita exagerada.- Dijo entre carcajadas. Paró y volvió su vista hasta la mesa. -Vamos a comer.- Me levanté del sofá y ella me dió mí taco.

-¿Picante?- Ella asintió. -Amo el picante.-

-Yo también.- Dijo con la boca llena.

-Tus modales, O'conell.-

-Lo siento, señorita Blossom.- Dijo haciendo una reverencia.

(...)

Terminamos de cenar y ella levantó los papeles de la mesa mientras yo seguía con mí tarea en el sofá. Luego de un rato, ella se sentó a mí lado y encendió la televisión tal y como si estuviera en su casa.

-Pedire helado, ¿Qué gustos quieres?.-

-Oh, yo no...-

-No te vas a negar a un buen helado ___.- Su propuesta era tentadora.

-Está bien, quiero chocolate con almendras y... ¡Oreo!.-

-Mhm, mí favorito. Pediré entonces, dulce de leche y Oreo también.-

-Papá solía amar el de dulce de leche.-

-¿Enserio?... Yo también lo amo.- Guardé silencio por un largo rato hasta que ella volvió a hablar. -Listo... Llegará en media hora.-

-Genial, gracias Billie.- Una duda se asomó a mí cabeza.-¿Qué harás?... Es decir, ¿Volverás a tu casa?.-

-Sí, no quiero molestar más de lo que ya hago, además mañana hay paro docente.-

-¿Paro docente?...-

-¿En verdad no lo sabías?- Dijo sorprendida.

-Supongo que me acabo de enterar...-

-Que despistada eres, ya me imagino a ti sola en la escuela.- Empezó a reír fuerte. Golpeé su hombro molesta.

-¡Cállate! No es mí culpa.-

-Dios mío, eres en verdad muy tonta.-

-En fin, ya que no hay clases supongo que...- Pause y pensé. -Deberias quedarte, en verdad no quiero que conduzcas a estas horas.-

-¿Estás segura?... Es decir, no lo sé.-

-Anda, quédate.- Hice puchero.

-¿Qué clase de extorsión es esa?- Dijo riendo.

-Te vas a quedar... ¿No?.-

(...)

𝑝𝑟𝑜𝑓𝑒𝑠𝑜𝑟𝑎 𝑂'𝑐𝑜𝑛𝑒𝑙𝑙 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora