𝐴𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑜𝑐𝑖𝑎𝑙

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No podía. No era que no quisiera, porque si me preguntan en este momento qué es lo que más quiero; Diría que besar
sus labios.

Me dirigí a la puerta principal de la casa de ___. El timbre volvió a sonar, insistente. ¿Quién sería a esta hora?.

Frustrada por la insistencia, busqué la llave, maldiciendo a
lo bajo.

-¡Ya va!.- Grité, pidiéndole a Dios por más paciencia.-Carajos, dónde están las llav... ¡Aquí!.- Agarré las llaves y abrí la puerta apresurada.

-Asistente social, ¿se encuentra la señorita Blossom?.

¿Alguna vez sintieron esa sensación de quedarse paralizado?. El aire se fue de mis pulmones, no podía diferenciar si mi corazón bombeaba mil veces por segundo o si directamente no lo hacía.

Por segunda vez en mi vida pude ver pasar millones de imágenes delante de mis ojos.

-S-si... ¿Me puede d-disculpar un segundo?.

-¡¿Billie?!- Me habia dado la vuelta, pero mi cuello giró inmediatamente cuando escuché mi nombre salir de su boca. La chica seria de hace unos segundos se sacó los oscuros lentes de sol que traía.

-¡¿Claudia?! ¡¿Es enserio?!.. Por el amor de dios... Tú y tus lentes de sol en plena noche. Te ahorcaría.

-Chica, aquí la que tendría que ahorcar a alguien soy yo. ¿Devuelta involucrándote con menores? Dime, ¿Los de tu edad no te dan atención o te ves mejor en el papel de activa?.

-Cierra la boca idiota. Entra, mi chica está enferma, no puedo dejar que el viento entre y le haga mal.

-Asi que... Tu chica... Joder O'connell, la última vez casi vas a la cárcel por tus fetiches de viejo verde.- Dijo Claudia en un tono burlesco.

-Claudia, lo sé... Pero ella...

-De eso vine a hablar. Tengo que contarte algo para nada bueno. Y espero que agradezcas que vine yo y no cualquiera, ya estarías en la cárcel si no fuera por mi.

-¿Es tan malo...?

-Podemos solucionarlo.

-Bien... Primero debo ocuparme de ella... Toma asiento, hay para beber y comer en la heladera.- Dicho esto, Claudia se sentó en el sofá después de servirse limonada.

POV ___:

Me apresuré a meterme en la cama, tenía frío después de la ducha y haber estado un largo rato escuchando una conversación que no me incumbe.

Aunque, en realidad sí... Es decir, soy la maldita huérfana por la cual todos están teniendo problemas ahora mismo. De todas formas, estuvo de más haber escuchado y, debo decir que estoy arrepentida.

Escuché la puerta de mi habitación abrirse, allí entraba ella, y aunque no la veía, su aura invadía la habitación.

-Cariño... ¿Ya te dormiste?.. Veo que te adelantaste.

-Lo hice...- Me dí la vuelta para verla a los ojos y en ese momento supe que, no quería perderla. Estaba realmente jodida.

-¿Estás bien? ¿La fiebre bajó?.- Preguntó ella con su mirada preocupada.

-No lo sé, no importa. Tienes que ir a hablar.

-Oh... Eso... Vino Claudia, una asistente social que tiene que cont- No dejé que terminara.

𝑝𝑟𝑜𝑓𝑒𝑠𝑜𝑟𝑎 𝑂'𝑐𝑜𝑛𝑒𝑙𝑙 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora