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Las señales ya estaban tan claras, y Yongbok no aguantaba más. La tensión que había crecido entre él y Hyunjin durante los últimos días lo había dejado al borde. Había algo que no podía ignorar, una sensación incómoda que no lo dejaba tranquilo, pero lo que más lo atormentaba era no saber si Hyunjin sentía lo mismo. La distancia entre ellos solo aumentaba, y la sensación de que algo se estaba rompiendo lo consumía.

Esa tarde, después de horas de contemplación, Yongbok decidió que no podía seguir con esta incertidumbre. Tenía que saber la verdad, enfrentar la situación de una vez por todas. Y fue con esa decisión que se plantó en la puerta del apartamento de Hyunjin, buscando respuestas, buscando algo que pudiera tranquilizar sus nervios.

Al llegar, la habitación estaba vacía, la luz apagada, como si Hyunjin estuviera esperando esa confrontación en silencio. Cuando finalmente lo encontró, Hyunjin estaba sentado en el sofá, con la mirada fija en un punto en el horizonte, como si ya supiera que esta conversación llegaría tarde o temprano.

Yongbok entró sin dar tiempo a que Hyunjin dijera algo. Fue directo, incapaz de contener la frustración.

— Hyunjin, sé que algo está pasando —dijo, con la voz cargada de un enfado que intentaba disimular. —No me sigas ocultando cosas. ¿Tienes algo con Minho? ¿Eso es lo que está pasando?

El silencio de Hyunjin fue ensordecedor. Ninguna respuesta, solo esa mirada serena que lo observaba como si todo estuviera bajo control. Yongbok sintió que algo dentro de él se rompía al ver esa actitud. Necesitaba respuestas, necesitaba saber por qué todo entre ellos se había vuelto tan distante, tan extraño.

Finalmente, Hyunjin rompió el silencio, pero sus palabras no fueron lo que Yongbok esperaba.

— ¿Con Minho? —dijo con una ligera sonrisa que no llegó a sus ojos, como si estuviera jugando a algo. —No tengo nada con él. Eso es solo tu mente creando historias, ¿verdad? Yo te he dicho muchas veces que no hay nada entre nosotros.

Pero algo en su tono, algo en la forma en que lo dijo, hizo que Yongbok se sintiera más inseguro de lo que había estado antes. Había algo en la mirada de Hyunjin que no encajaba. Era como si lo estuviera observando, evaluando cada palabra que salía de su boca.

Yongbok dio un paso hacia él, la confusión tomando el control de su mente.

— Entonces, ¿por qué me apartas cada vez más? —su voz tembló ligeramente, aunque intentaba mantenerla firme. —¿Por qué parece que ya no me necesitas?

Hyunjin suspiró, pero lo hizo de una manera que parecía más una estrategia que un simple gesto de cansancio. Se levantó del sofá, acercándose a él con pasos lentos pero seguros. La manera en que se movía, la forma en que lo miraba, todo parecía estar perfectamente calculado.

— ¿Crees que te estoy apartando? —Hyunjin se detuvo frente a él, tan cerca que Yongbok podía sentir el calor de su cuerpo, la intensidad de su mirada. — La verdad, Yongbok, es que he estado pensando mucho en esto. En nosotros.

Yongbok sintió su corazón latir más rápido, pero no estaba seguro de si era por ansiedad o por la forma en que Hyunjin lo miraba. Cada palabra que decía parecía tener más peso del que estaba dispuesto a cargar.

— ¿Y qué has pensado? —preguntó, su voz casi un susurro.

Hyunjin sonrió, esa sonrisa que no llegaba a sus ojos, pero que tenía el poder de hacer que todo lo demás pareciera irrelevante. — Que tal vez todo esto no sea tan grave como lo pintas. Es más sencillo de lo que crees, Yongbok.

El pelinegro lo miró fijamente, sin comprender a dónde quería llegar. La confusión lo seguía invadiendo, pero la cercanía de Hyunjin lo hacía sentir algo que no podía identificar: un deseo de que todo se arreglara, de que volviera a ser como antes.

𝘈𝘮𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘯𝘥𝘦𝘵𝘵𝘢 • HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora