Capítulo dieciséis.
Narra Aure Cyril.
Observé mi alrededor con atención, apreciando el paisaje extravagante del sitio en el que me encontraba. Fuera de Himmel. Aunque ambas lunas se estaban abriendo camino en el cielo y dejando de lado el reluciente sol de Epiphania, el reino se veía completamente reluciente de vista en la lejanía. Donde el sol se escondía comenzaba Teufel, y a mi izquierda había una pequeña llanura que llevaba al Valle de Drei Grenzen, según notaba. Podía ver cómo los colores jugaban con esa parte del ambiente. Pero claro, ninguno había volteado a ver directamente a Fallham, y cuando lo hicimos no fue el lugar más agradable donde desearía estar.
Elevé las cejas con sorpresa, sin esperarme ver esto en uno de los reinos más tranquilos y repletos de paz que se podrían imaginar. En todos los libros que leí jamás hubo revuelta alguna, oposición contra alguna ley o problema grave tanto en Teufel como en Winkel, sus reyes se habían adaptado a ambos reinos y entre los dos se habían mezclado con sus propios pueblos. Pero Aris y Aria habían perdido la batalla contra Eros al permitir que el imbécil robara los últimos huevos del Gorya Original. Era de las únicas cosas que mantenía de pie y a raya a las personas aquí. Sus creencias, la confianza en sus reyes, todo se desplomó por un capricho de un Denker inmaduro que quería llamar la atención de otro idiota.
Winkel estaba arruinado. Ni siquiera quería imaginar cómo estaría Teufel.
Una flecha llegó en nuestra dirección con prisa extraordinaria, cosa que todos pudimos esquivar de una forma u otra. Arwen tomó a Cyrene entre brazos y se aferró a ella para no soltarla, evitando que se alejara de él. Mientras tanto, Myrrah se encargó de tirar del brazo de Engel para alejarlo de la línea de fuego que era el camino principal de Fallham. Antes de que pudiéramos siquiera dar un paso, nada más esquivar la flecha, Petra se tambaleó en su sitio, más pálida de lo normal. Eros la tomó de la cintura, evitando que se desplomara en el asqueroso suelo cubierto de lodo y excremento de todo tipos de animales. Como era de esperarse nadie correría en mi ayuda. De todas formas, no lo necesitaba.
—Necesitamos encontrar un lugar aquí. Y rápido —apresuró Engel.
Rodé los ojos con fastidio, quejosa de que me ordenaran cosas. Aún así, tenía razón. Elevé mis manos para esconder la punta de mis orejas detrás de algún que otro mechón de cabello. Aunque los animales más extraños vivieran por estas tierras debido a los experimentos que llevaban a cabo y la población fuera de las más bajas de Epiphania, había que admitir que la destrucción se asimilaba al comienzo definitivo de un golpe de estado. Había casas en cenizas, carruajes destrozados, las antorchas que solían iluminar las calles de todos los reinos estaban apagadas, y no podía apartar la vista de la gran cantidad de cuerpos que había por doquier. El aroma fétido llenaba mis fosas nasales. La descomposición humana y animal. Cuerpos de bestias destrozados, caballos mutilados, niños unos sobre otros listos para que el fuego los consuma...
Winkel había caído, y quizá ya no quede nada que salvar aquí. ¿Pero cómo se había llegado a tal punto de masacre por unos huevos?
Sin poder mover mi cuerpo, ladeé la cabeza hacia un costado para mirar al culpable de todo esto a los ojos. De igual forma que yo y todos los presentes, observaba la escena con asombro mientras apretaba a Petra contra sí mismo. Sintiendo el peso de mi mirada, volteó a verme un segundo y solo un segundo, pero solo eso me hizo falta para descubrir qué significaba el destello que ví en ellos.
Vergüenza. Culpa. Y logró esconder a la perfección eso que sentía. Pero de alguna forma yo pude descubrirlo.
Una mano se posó en mi cintura baja, incitándome a comenzar a caminar hacia delante. Observé de reojo a Ludlow, animándome a moverme antes de que alguna lanza perdida nos atraviese el pecho y la misión de arruinar los planes de Theo se acabe aquí. Caminamos hasta el final de la calle, llegando a un sitio que parecía ser una residencia para todo tipo de turistas según los carteles. Junto a Ludlow entramos al sitio, el cual se encontraba de una forma extrañamente oscura. Deberían haber personas refugiadas aquí, pero...
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Alianza Enemiga © #3
Fantasy[TERCER LIBRO DE UNA SAGA: "Epiphania"] Eros Cyril. Aquel era un problema común para Eryx y Aure, ¿verdad? La diferencia entre ellos es que Aure era el cazador y Eryx la presa. Un monstruo de verdad con un objetivo en la mira: obtener el poder de...