No me había equivocado con eso de que la discoteca iba a estar demasiado llena para mí gusto.
Alexander se había quedado atrás para esperarme en las escaleras y ahora ambos estábamos luchando para salir de la marea de gente que brincaba y saltaba con bebidas alcohólicas en la mano. Puse una mueca cuando un chico— ebrio—, chocó conmigo.
— ¿Cómo es que hay tanta gente hoy?— Alexander me jaló del brazo para apartarme y no ser atropellada por tres personas que pasaron como si los estuviera persiguiendo el mismísimo diablo—. Normalmente no hay tanta gente.
— No tengo idea, pero si seguimos aquí moriremos aplastados— me quejé.
Las luces, los gritos, la música alta... Todo empezaba a fastidiarme. Y no era muy agradable que me pusiera de mal humor. De repente sentí la mano de Alexander en mi espalda baja y con la otra me tomó del brazo para llevarme con él hacia otro lugar.
No sabía hacia donde se estaba moviendo, pero era alto y podía mirar sobre las cabezas de todos sin el menor esfuerzo así que me dejé guiar como un títere. De repente salimos de toda esa marea de gente y estuvimos frente a la barra. Suspiré y me pasé la mano por la frente para quitar un poco de sudor de ella.
Odiaba sudar.
Alexander me miró con una sonrisita divertida cuando le puse mala cara al caos de gente del que habíamos salido y tomó asiento en la barra, que estaba vacía ya que todos estaban bailando. Los que querían algo lo pedían y volvían a desaparecer.
Así era mejor. Más soledad igual a más tranquilidad.
Me senté junto a él y pedí algo. Me sorprendió un poco que él solo pidiera agua. Miré como bebía de la botella y cuando la apartó y volvió a cerrarla se lo pregunté.
— ¿No vas a tomar nada?
— Estoy tomando algo— sonrió divertido.
— ¿Algo más que agua?
— Prefiero mantenerme cuerdo. Siempre que salimos acordamos quién será el chófer designado.
Se pasa una mano por el pelo y se lo alborota un poco al mismo tiempo que se pasa la lengua por los labios mientras observa a las personas bailar. Ese simple gesto hace que aparte la mirada de él antes que se dé cuenta que lo estoy mirando.
— ¿Y han quedado en que serías tú?— pregunté tomando un sorbo de mi bebida.
El alcohol siempre se ve inofensivo con ese peculiar ardor que te genera mientras baja por tu garganta hasta calentarte los sentidos, pero puede ser el enemigo de muchos si no se tiene cuidado.
— En realidad quedamos en que sería Victor y Tylor— responde con la mirada perdida en los brazos alzados de las personas que bailan.
— ¿Entonces por qué eres tú el que está aquí bebiendo agua y no ellos?
Su boca se curvó en una sonrisa más grande que las anteriores. Antes de que pudiera reaccionar se volteó a mirarme, directamente a los ojos. Me quedé tan embobada mirandolo que no me dí cuenta cuando alzó una mano y me tocó la mejilla.
El frío de sus dedos me hizo dar un respingo.
Él sonrió y poco a poco fué girando mi cabeza hacia las personas que bailaban. Entre ellos estaba Victor bailando con una chica que no conocía y una bebida en la mano. Lo hacía como si la vida de les fuera en ello y de tantas personas que habían a su alrededor no les quedaba más remedio que pegarse el uno al otro cada vez más, aunque no parecía que les importara. Cuando ví que el vestido de la chica se subió un poco más de la cuenta aparté la mirada.
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El camino para escapar
RomanceCuando ella huía de un pasado doloroso, él la enseñó a ser feliz. Ninguno de ellos parecía estarse buscando y sin embargo, se encontraron.