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Larissa

No hay nada más reconfortante que ser escritora y publicar un nuevo capítulo de tu libro en cuestión de una hora. Al menos para mí.

Suspiro y me acomodo en la silla. Hace unas horas que acabo de venir a vivir a la que será mi nueva casa. Ni siquiera e desempacado las maletas. Todavía están atravesadas en la sala. Es solo que me a llegado la inspiración de golpe y no quería que se me olvidara nada a medida que organizaba mis cosas. Sonrío escucho que un auto aparca delante de la casa y cierro la computadora cuando tocan el timbre. La que está en la puerta es Inna con la indignación atravesando cada facción de su cara.

- ¿Cómo es posible?

- No sé de qué me hablas amiga.

Ni siquiera la invito a pasar porque antes de que quiera darme cuenta ya me a dado un empujón y a cerrado la puerta. Me río divertida mientras deja su bolso en el sillón.

- Hola a ti también Inna.

- ¿Cómo es posible que tú mejor amiga de toda la vida tenga que tocar el timbre?

- Es lo que se debe hacer.

- Ni loca. Me tienes que dar una copia de la llave.

- Claro, a penas tenga tiempo te doy una.

Ella frunce el ceño mirando las maletas en la entrada. Se quita el abrigo lo deja en el mismo sitio que el bolso y me sigue a la parte trasera de la casa.

- ¿Por qué no has desempacado todavía?

- Estaba esperando a que llegaras para que lo hicieras en mi lugar.

- Eso sí que tiene gracia.

Ella mira todo a su alrededor. Las hamacas, la parrillera, los sofás combinados, el puente con luces.

- Para que una bruja viviera aquí tenía buen gusto.

Como ya me e sentado en el sofá tengo que levantar la cara para mirarla.

- ¿Hablas de Selene?

- De ella misma- se deja caer en el sofá de adelante y levanta los pies para ponerlos sobre la mesita. A veces la clase queda de lado con ella y la etiqueta ni se diga-. Solo dime, ¿Cómo reaccionó cuando llegaste con mi hermano?

- ¿Cómo crees que reaccionó?- le hablo en Ruso cuando veo que ella lo hace.

Es más tranquilo para mí al ser el idioma que domino.

- Por favor, dime que le dió un ataque y se le salió lo bruja que es.

- No, en realidad fué muy educada.

Ignorando el echo de que me miró como si fuera un insecto, todo bien.

- No te creo- entorna los ojos hacia mí.

- Lo único que noté fué las miradas furtivas de su parte a tu hermano- le pongo mala cara-. Gracias por avisarme que es la secretaria de Ruslan, por cierto.

- ¿No te lo dije?

- Lo recordaría si lo hubieras echo, y él tampoco se tomó la molestia de decírmelo.

Ella se recuesta en el sofá de nuevo y se encoge de hombros, pasando un mechón de su cabello- el cuál recogió en un moño del que caen cientos de mechones-, detrás de su oreja.

- No es algo importante. Es la secretaria de Ruslan desde que empezó en la empresa. A mis padres les cae muy bien, claro que ella tiene dos caras, como una moneda.

- ¿Por qué te cae tan mal?- me río divertida.

- Ella quiere ser algo más que su secretaria.

- Si, eso lo noté yo solita.

El camino para escapar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora