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Pasaron tres semanas, y finalmente todo estaba listo. Ya habían destruido el documento que, según la ley, los hacía padre e hija. Esa etapa había terminado; ahora serían esposo y esposa.
Después de muchas discusiones y desacuerdos, decidieron mudarse a Mónaco, una ciudad lujosa y sofisticada, ideal para esta nueva etapa entre ellos. A pesar de sus constantes diferencias, ahora ya se encontraban en el corazón de Mónaco, rodeados de paisajes costeros y de una atmósfera exclusiva. Para Jungkook, era el entorno perfecto, pues estaban lejos de cualquier distracción, solos, y él estaba decidido a conseguir lo que más deseaba: hacer suya a Saemin. Ni siquiera le dio importancia a la razón por la que tuvieron que salir tan rápido de la ciudad; para él solo había una razón, y era ella. O, bueno, sus deseos. Aunque sus pensamientos giraban en torno a ella, no podía evitar sentir deseos de hacer cosas desafiantes. Estaba acostumbrado a tomar riesgos, incluso cosas tan extremas como matar, si era necesario.
Para mantener el control de la situación, decidieron establecer algunas reglas. Sin embargo, con sus personalidades fuertes y obstinadas, cumplirlas era todo un desafío.
Eran las 8 a.m.
Jungkook se vestía con un traje negro ajustado que resaltaba su porte y elegancia. La camisa blanca ligeramente desabotonada en el cuello añadía un toque casual, mientras que un reloj de acero en su muñeca completaba su estilo sofisticado. Su expresión era segura, como si cada detalle de su apariencia reflejara su determinación.
Por su parte, Saemin llevaba un vestido de seda en tono perla que le llegaba justo a la rodilla, ceñido a su figura con una elegancia sutil. Los tirantes finos y el corte sencillo le daban un aire delicado, mientras que sus zapatos de tacón bajo en tono nude completaban su aspecto refinado. Un collar de plata descansaba en su cuello, añadiendo un toque de elegancia.
Ambos, ya vestidos, se sentaron en el sofá.
Saemin: Bueno, esta noche saldré. Quiero conocer gente; tampoco pienso quedarme aquí todo el tiempo, y menos contigo.
Jungkook: ¿Ya no tienes miedo? ¿O acaso olvidaste tan rápido cómo te traicionaron tus amiguitas?
Saemin: No hablemos de eso, Jeon. Y no te estoy pidiendo permiso; solo te aviso para que sepas que llegaré tarde.
Jungkook: Mmm... Si fuera tú, primero lo pensaría. ¿Sabes lo que les pasa a las personas que no se comunican? –dijo mientras se acercaba a ella.
Saemin: Me da igual. No quiero una buena comunicación contigo. No dejaré que me traiciones otra vez. –intentó desviar la mirada.
Jungkook: Tranquila, nena. No tengo intenciones de traicionarte. Puedes estar tranquila.
Saemin: Maldito imbécil. –Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina.
Jungkook solo se enfrió y fue tras ella.
Jungkook: ¿Sabes qué? Tienes razón, vamos a salir hoy. No podemos estar encerrados todo el tiempo.
Saemin: Pues ve tú solo, no necesito tu compañía. Cada quien por su lado.
Jungkook: ¿Segura? No siempre las personas son buenas, no puedes creer siempre que tienes más fuerzas que los demás.
Saemin: Sé defenderme. Y deja de darme conversación, no quiero hablar contigo.
Aprovechando que ella estaba de espaldas, Jungkook se acercó y rodeó su cintura con sus brazos. Saemin se sobresaltó, pero él la mantuvo firme en su lugar.
Jungkook: No te dejaré sola, bebé, así que no luches conmigo. Cariño, prepárame un café y tráemelo; estaré en la sala, y luego hablaremos sobre a dónde iremos. –dijo, dejando un beso húmedo en el cuello de Saemin antes de marcharse.
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"ERES SOLO MIA" IMAGINA CON JEON JUNGKOOK.
أدب الهواةHISTORIA 100% MÍA. NO ACEPTO COPIAS NI ADAPTACIONES. ESPERO Y LES GUSTE.