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El sol entraba con suavidad por las ventanas del living de la casa de John B, iluminando poco a poco el espacio. JJ despertó, con la cabeza aún algo pesada, y estiró los brazos por encima de su cabeza, sintiendo los músculos tensos por haber dormido en el sofá. Miró hacia su lado y vio a Julie dormida sobre el duro y viejo sillón de enfrente, encogida en su rincón, con el cabello revuelto y la manta enrollada a su alrededor. Ella estaba acostada de una manera... curiosa. Con un brazo extendido, había dejado la mano descansando sobre su cabeza, de una forma casi idéntica a como solía dormir. Los codos elevados, la postura relajada, como si se hubiera quedado dormida sin pensarlo demasiado.

JJ la observó unos segundos, una sonrisa se le escapó al notar lo gracioso de la situación.

—Vaya...—murmuró entre dientes, casi riendo.

Aún parado frente a ella, no pudo evitar pensar en lo mucho que se parecía a su propia forma de dormir. La misma postura, el mismo gesto relajado, casi como si estuviera viendo una versión femenina de sí mismo. Una pequeña risa escapó de sus labios mientras negaba con la cabeza.

—¿Qué diablos...?—pensó, más para sí que para ella.

Entonces, recordó lo que Sara le había dicho el día anterior, casi como un eco en su mente: "Se parecen bastante".

—¿En serio?—murmuró para sí mismo, sin querer despertar a Julie. Volvió a mirar cómo ella dormía, tan tranquila, con la misma mano sobre la cabeza, casi igual a él. La verdad, no lo había notado antes, pero ahora que lo veía, la imagen le causaba gracia.

—No puede ser—pensó, sonriendo solo para él.

Era una tontería, lo sabía. No podía ser tan obvio. Pero, a medida que la observaba, la idea no dejaba de parecer divertida. Decidió que no valía la pena seguir pensándolo más. Después de todo, solo era una coincidencia. Probablemente Sara había dicho eso en un arranque de broma. Pero cuando Julie se movió ligeramente y despertó, JJ dejó de divagar sobre el tema, se encogió de hombros y optó por cambiar de conversación.

—Buen día ¿siempre duermes así? —le preguntó, sonriendo con ligereza.

Julie lo miró entreabriendo los ojos, estirándose lentamente.

—¿Cómo? —respondió con voz soñolienta, y JJ le mostró la misma posición que tenía ella minutos atrás con sus brazos. Al darse cuenta de que hablaba, y con una ligera sonrisa, añadió—. ¿Te parece raro que duerma así?

JJ soltó una risa y negó con la cabeza.

—Es que... te pareces a mí cuando duermo. La postura y todo eso. Hago lo mismo cada noche, es... gracioso.

Julie lo observó unos segundos y se estiró con desgano, como si no le diera mucha importancia al comentario.

—Seré tu clon —respondió burlona ella, mientras se incorporaba, aún adormilada. De alguna manera, sentía que esa broma tonta, ese pequeño momento de confusión, los acercaba más.

El silencio no duró mucho esa mañana, ya que luego de un rato, oyeron a alguien llegar: Kiara apareció primero, su cabello alborotado y su mirada fija. Pope, detrás de ella, sostenía algo entre las manos que parecía ser un cuaderno o un mapa enrollado. Los dos se veían cansados, pero con una energía renovada al regresar al lugar que consideraban su refugio.

—¡¿Qué?!—exclamó JJ, levantándose inmediatamente para ir a su encuentro, su rostro iluminado por una mezcla de sorpresa y alivio—. ¡No puedo creerlo!

Julie también se levantó rápidamente, sonriendo mientras caminaba hacia ellos.

—¡Por fin! Pensábamos que ya no iban a regresar—dijo, dándoles un corto abrazo de saludo.

Tesoros escondidos - Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora