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Julie abrió los ojos lentamente, la vista aún borrosa mientras trataba de entender dónde estaba. Al intentar moverse, un dolor agudo en el costado la hizo detenerse y soltar un leve quejido. Bajó la mano y tocó la herida, recordando de golpe todo lo que había pasado. Sintió todo a su alrededor moviéndose.

Mientras su visión se aclaraba, notó una figura sentada junto a ella, observándola con una mezcla de preocupación y alivio. Era Sara.

—Julie... —dijo Sara con una sonrisa suave—. Al fin despiertas.

La rubia abrió sus ojos de golpe, no sabía si estaba soñando o era real lo que veía justo frente a ella —Sara... —murmuró Julie, tratando de reincorporarse, aunque el dolor le impidió moverse demasiado rápido—. 

—Tranquila, no te muevas tanto.

—¿Qué... qué pasó? ¿Dónde estamos?

Sara miró alrededor y suspiró, como si no supiera por dónde empezar. Su expresión se volvió más seria.

—Te fuimos a buscar a mi casa —le explicó—. Cuando supe que estabas ahí, intenté hablar con Rose, vi un cuerpo en la camioneta, vi la cruz... lo vi a Rafe llevándote en brazos. Le pedí ayuda para irnos de ahí pero... —Sara vaciló un momento— me dio una bebida. Creí que era para calmarme, pero... me drogó. Cuando desperté, ya estaba aquí... en este barco.

Julie parpadeó, sorprendida. Esto no se parecía en nada a lo que había esperado escuchar.

—¿En un barco?—ahora tenía sentido tanto mareo—.

—Uno grande, de carga. —Sara asintió con gravedad, pero luego miró a Julie con algo de emoción contenida— Julie, hay algo más... Mi papá está vivo. —Su voz tembló al decirlo— Lo fingió todo. Fingió su muerte para escapar de los crímenes que cometió.

Julie sintió una oleada de incredulidad y confusión. Todo aquello sonaba surrealista, casi imposible. Le fue imposible no arrugar las cejas y negar con la cabeza.

—¿Tu papá...? —murmuró, tratando de procesarlo—. ¿Entonces, él está aquí?

—Si. Me dijo que todo fue para que podamos estar juntos. Estamos yendo a una isla que se llama Guadalupe. Hablan francés ahí, nos está llevando lejos —respondió Sara, con evidente frustración—. Dijo que John B sabe donde estamos, que nos cambió por la cruz.

—¿Qué? —no podía procesar ni la mitad de lo que le estaba diciendo— eso es imposible. Él no haría eso.

—Pienso lo mismo —estuvo de acuerdo—, lo siento Ju, yo te pedí que vayas a mi casa ayer. Es mi culpa, te seguimos todo el día pero no podíamos hacer nada para sacarte de ahí. Nos preocupamos mucho por ti.

—¿Qué hago yo aquí?

—Irás con nosotros hasta que estés totalmente curada.

—¿Y dejarán que me vaya luego? —bufó sabiendo que eso era imposible, no luego de saber la ubicación de la familia fugitiva— Me matarán o peor no me dejarán irme.

—No permitiré eso.

El silencio reinó por unos segundos —Sara... ¿y Rafe? —preguntó en voz baja, casi temiendo la respuesta. —¿él está bien? Nos dispararon... Rafe... él me salvó —confesó, casi con rencor en su voz.

—Él está bien. Dejó a Lambrey atrás y consiguió un doctor que subiera al barco. Te curaron, la herida solo te rozó el estómago, no tocó ningún órgano. Al menos hizo una cosa buena —le intentó dar una sonrisa Sara, mientras tomaba la mano de su amiga y suspiraba—. Me alegra que estés aquí, Julie. Sé que todo esto es una locura, pero... me da un poco de paz saber que al menos estamos juntas en esto.

Tesoros escondidos - Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora