Cleo
—¿Cómo se le llama al conjunto de Cazadores y Seres Mágicos? —leí en voz alta. ¿Qué clase de pregunta era esa? Bufé. Leí las posibles respuestas—: ¿Naturales o Sobrenaturales? ¿Explique su respuesta?
Parpadee incrédula. Cuando llegué con Mika, él me pidió que hiciera un pequeño examen para saber qué era lo que sabía sobre el Mundo Mágico. Dijo que era algo básico, que se les hacía a todos los alumnos. Pero es que era ridículo. Yo no sabía una mierda de lo que me estaban preguntando.
Circulé la respuesta más lógica para mi cabeza y escribí lo primero que se me ocurrió.
—¿Cómo distingues una Doxy de un Hada? —dejé caer la cabeza sobre el escritorio, sabiendo a la perfección que Mika me miraba de reojo.
Resulta que mi estimado profesor era el director del ARCA. Ya sabía que formaba un papel importante en todo eso, pero no creí que fuera tan drástico. Levanté la cabeza, harta. Tan solo de pensar que al día siguiente iba a tener que levantarme a las siete para entrenar tanto como ese día, me daba flojera. Y aun me quedaban cuatro páginas más de preguntas de opción múltiple.
Volví a circular la respuesta más lógica.
¿Cuál es la vía más fácil para derrotar a un Treant?
A) Cortándolo B) Echándole agua C) Con fuego
Me rendí. Ni siquiera sabía que era un Treant. Empecé a circular las respuestas al azar, apenas leyendo sus preguntas y en menos de cinco minutos le estaba entregando la prueba a Mika. Ni siquiera se sorprendió, pero antes de irme me dio una mirada que no entendí.
—Creo que podemos adelantarte un par de cursos. ¿Te parece? Parpadee incrédula. ¿Un par de cursos? Pero si acababa de empezar.
—Pero no sé nada.
—No te preocupes, aprenderás rápido. Lo que sabes lo llevamos todos los cazadores en la sangre, lo básico. Pero solo algunos lo logran sacar a la luz, otros deben empezar de cero —terminó, de nuevo sin verme—. ¿Has pensado en algo?
Negué. —Creo que no.
—Ok. En cualquier caso, házmelo saber. Sería bueno que vieras como serían las cosas exactamente.
—Está bien.
—Y —siguió—, creo que sería mejor si por el momento te incorporaras solo a las clases teóricas. Ya cuando te vayas adaptando puedes empezar el área física.
Me encogí de hombros.
—Por mi está bien.
—Ten. —Me entrego el papel que tenía en la mano—. Muéstraselo a los maestros si te preguntan porque estas en sus clases, pero igual yo les informare de tu cambio.
No supe que decir. Y sus palabras fueron tan cortantes que supuse que era buen momento para irme. Salí encogiéndome de hombros. No podía ser algo importante, así que me dirigí a mi habitación, siendo ese el único camino que hasta el momento me sabía de memoria. Mi cabeza seguía siendo un desastre. Veinticuatro horas ahí y ya hasta me cuestionaba mi propio nombre. Si me llamaba Cleopatra, ¿verdad? Esperaba que sí. Entonces, en resumen, había todo un mundo de criaturas mágicas de la cual yo no tenía idea, pero de la que mis padres si formaron parte. Me daba un poco de curiosidad ver si había más fotografías como las que Mika me enseñó cuando llegué.
Por otro lado, si me iba a integrar a las clases, debía tener una mochila, ¿no? Ya había visto que todos tenían la misma, solo que, en diferentes colores, y con diferentes me refería a gris, blanco y negro. ¿Dónde la encontraba? ¿O alguien me la tenía que dar? Decidiéndome que debía preguntar antes de ir y preguntar, empecé a registrar toda la habitación.
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La Espada de la Luna
Hombres LoboCleopatra no es una reina y definitivamente está muy lejos de serlo. Egoísta, problemática y manipuladora. Tres palabras para describirla recién llegada al Mundo Natural. Sin embargo, no muy lejos de su nuevo hogar la espera alguien cruel, salvaje...