11. Una distorsión mental 🐺

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Cleo

—A ver, ¿Cómo está eso de que sabes cosas sin que sabes que las sabes? —dijo dejándose caer en la silla frente a mí.

Levante la vista hacía Jona

—¿Alex ya te contó?

Hizo una mueca.

—Es que no sé qué creer, la verdad. Todo lo que me dijiste el otro día... Son cosas que nos enseñan a los cazadores desde pequeños. Es parte de nuestro conocimiento básico.

Elevé una ceja hacía él.

—¿Y no se te hizo raro que lo supiera considerando que hasta hace poco no sabía nada de este mundo?

—Es que... —se pasó una mano por la cara, intentando ordenar su cabeza—. Creí que talvez tus padres habían sido de los que te enseñaron de este mundo, pero que no te dejaron participar en él.

Negué con la cabeza, dejando de lado el libro que estaba leyendo.

—Crecí siendo una humana normal —expliqué. Los ojos de Jona cayeron sobre la portada y el título, apretó la boca en una mueca.

—¿Estabas leyendo eso?

Dejó su mochila sobre una de las sillas y se cruzó de brazos totalmente extrañado.

—Sí —respondí, paseando el dedo sobre la pasta.

—¿De qué va? —preguntó con la vista aun perdida. El libro era de cuero corinto, y hablaba de las Leyes de la Magia. Era tarea.

Volví a levantar la vista y le enseñé la portada.

—Leyes de la Magia y Casos Especiales —cité.

—Ah —me respondió apenas mirándome.

Terminé de leer lo que necesitaba y empecé el resumen y la comparación. Nunca pensé que leer sobre hechizos, su desarrollo y final me fuera a interesar, talvez hasta podría llevarme el libro a mi habitación. No creía que alguien lo fuera a necesitar con tantos miles de libros alrededor.

Según eso los cazadores no podíamos hacer magia, más allá de unos simples hechizos autorizados para todos, pero era necesario saber de ello para entender a que nos enfrentamos.

Jona se levantó de golpe señalando mis apuntes.

—¿Ese es el resumen del libro?

—No del libro, pero sí de algunos hechizos.

Asintió repetidas veces como quien no acaba de creérselo.

—¿Sabes griego?

—No.

—¿Moderno o Antiguo?

—Que no.

—Si —aseguré extrañada por la pregunta. Yo jamás había aprendido griego, ni siquiera se me había pasado por la cabeza y a mis padres mucho menos.

—¿Me citas una parte de lo que leíste, por favor?

Volví a tomar el libro y le cité la parte de las resucitaciones.

El libro también explicaba que regresar a alguien de la muerte es ilegal y nunca sale bien. Los hechizos para eso son considerados Magia Negra, y que salen mal porque los demonios no pierden una sola oportunidad para meterse en el cuerpo de alguien. Y un cuerpo sin alma es una tremenda oferta. Me recordaba a la película de Resucitados, donde todo empezaba en caos cuando lograban revivir al perro.

Terminé de leer y elevé la vista a Jona, que tenía cara de preocupado. Apretó los labios y luego se cruzó de brazos, su expresión era la de alguien que no quería decir algo, pero tenía que hacerlo.

La Espada de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora