05 de abril del 2025
Sábado
4:52 PM
Capítulos Finales
Vivian Pov:
Xavier había sido una sombra que se colaba en los momentos más oscuros de nuestras vidas. Siempre estaba ahí, con sus palabras llenas de veneno, con esa capacidad de hacer que todo pareciera más difícil de lo que realmente era. Durante mucho tiempo, lo había considerado una amenaza, una presencia que marcaba un antes y un después en cada paso que intentaba dar hacia mi paz. Pero ahora, al mirarlo, ya no sentía miedo. Solo una especie de vacío, como si su poder sobre mí hubiera desaparecido.
A lo largo de los meses, algo cambió en él. Ya no era el chico rudo, el que se creía superior a todos los demás, el que disfrutaba haciéndome daño. En su lugar, comenzó a mostrar señales de fragilidad, de inseguridad, que antes había logrado ocultar tras esa fachada de arrogancia. Era extraño, casi irónico, ver a alguien que había sido un monstruo en mi vida, ahora intentando reconstruir los pedazos de lo que parecía ser una persona rota.
Todo empezó después de un encuentro inesperado en un café, donde, para mi sorpresa, Xavier no había llegado a intimidarme como solía hacerlo. En lugar de sus amenazas, había una expresión vacía en su rostro, casi triste, como si la guerra interna que llevaba dentro lo hubiera desgastado más de lo que jamás imaginé.
—Te ves diferente —le dije, intentando disimular mi sorpresa. No sabía qué más decir.
—Es lo que pasa cuando te das cuenta de que nunca fuiste tan invencible como pensaste —respondió él, mirando su taza con un tono que ya no era el de un chico arrogante.
Lo que pasó esa tarde fue más una conversación entre dos personas que parecían no estar luchando. Me habló de su familia, de sus propios demonios, de la soledad que había estado arrastrando desde hacía años. A medida que hablaba, algo en mí cambió. Ya no veía a Xavier como el enemigo, ni siquiera como una amenaza. Lo vi como un joven perdido, atrapado en sus propios miedos, en su propio sufrimiento, que había elegido atacar a los demás como una forma de defenderse.
—Nunca pedí estar en tu vida, Vivian, pero tampoco te voy a seguir buscando. Me doy cuenta de que no tengo control sobre lo que te pase o lo que sientas. Lo que hice, lo hice porque no sabía cómo más manejar mi propio desastre —dijo, mirando al suelo, como si esas palabras fueran un alivio para él, pero también un peso.
No supe qué responder al principio. Parte de mí quería exigirle explicaciones por todo lo que me hizo pasar, por el daño que me causó. Pero al mismo tiempo, algo en su vulnerabilidad me hizo ver que, al igual que yo, él también tenía su propia batalla interna.
El encuentro terminó sin grandes conclusiones. No me disculpé por todo lo que había sucedido, porque no era necesario. Pero sentí que un ciclo se cerraba, como si una página en mi vida se pasara, dejando atrás a un Xavier que ya no era el mismo chico que me había hecho sufrir.
Después de eso, se alejó. No volvió a aparecer. No hubo más amenazas, ni más palabras cortantes. En algún punto, comprendí que su ausencia, su silencio, era su propia forma de rendirse. Tal vez no por mí, sino por sí mismo.
Xavier ya no era el monstruo al que temía. Y aunque no sé qué fue de él después de eso, algo en mí me dice que no volveré a tener que preocuparme por él. Al final, su propio sufrimiento lo consumió. Y la verdad, ya no me interesa saber si alguna vez encontró paz, porque esa paz ya la había encontrado yo. Ya no tenía espacio para su toxicidad en mi vida.
En mi recuperación, Xavier dejó de ser una figura importante. Dejó de ser el dolor y el miedo que me acosaban. Se convirtió en una lección de que, a veces, el mayor enemigo no es lo que nos hacen, sino lo que elegimos permitir que nos haga daño. Y yo decidí dejarlo ir.
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10 de abril de 2025
Jueves
3:32 PM
Vivian Pov:
El tiempo pasó después de aquel encuentro en el café. Xavier desapareció de mi vida, pero su sombra seguía acechando, especialmente en los momentos más oscuros de mi recuperación. A pesar de todo lo que había hecho, las amenazas, el daño, su presencia siempre parecía quedar flotando en el aire. Sin embargo, la vida sigue su curso, y con el paso de los meses, lo que no había sido resuelto por él o por mí, lo resolvieron otros.
Fue una mañana cualquiera cuando me llegó la noticia: Xavier había sido arrestado. No fue un hecho dramático ni un golpe de prensa, sino algo que llegó como una consecuencia inevitable. Lo que él había hecho durante tanto tiempo, la manipulación, las amenazas, las agresiones físicas y psicológicas que se habían quedado en el aire como ecos de su propia rabia, finalmente habían alcanzado sus límites.
Los rumores comenzaron a llegar de manera discontinua. Al principio, no sabía si creerlo, pero al poco tiempo, su rostro apareció en las noticias. Fue detenido por cargos de acoso, amenazas y varios otros delitos, los mismos que había cometido contra mí, pero también contra otras personas. La policía había comenzado a investigar su comportamiento desde hacía meses, y lo que antes se había mantenido en las sombras salió a la luz.
No pude evitar sentir un nudo en el estómago al escuchar la noticia. Parte de mí sentía que era lo justo, lo que merecía por todo lo que había hecho, pero otra parte de mí, la que había trabajado tanto por superar el pasado, no sabía cómo reaccionar. Sabía que la justicia estaba tomando su curso, pero aún así, algo dentro de mí quería que Xavier enfrentara sus consecuencias de otra manera, tal vez de una forma más humana, que le permitiera ver el daño que había causado en lugar de simplemente ser castigado.
Durante el juicio, se revelaron muchos detalles oscuros de su vida. Había estado involucrado en otras actividades ilícitas, algunos actos violentos, y su comportamiento hacia otros, especialmente hacia mí, no era un caso aislado. Se demostró que su agresividad y manipulación no solo afectaron a las personas más cercanas a él, sino a muchos otros que, por miedo o por desconocimiento, no habían hablado antes.
Lo que más me impactó fue saber que Xavier había sido consciente de su comportamiento durante todo el tiempo. Aunque siempre trató de justificar sus actos con excusas como su crianza o sus problemas personales, no pudo evitar que la evidencia hablara por sí misma. La ley fue implacable, y el veredicto fue claro: Xavier fue sentenciado a varios años de prisión.
Al principio, sentí una mezcla de alivio y vacío. La justicia había hecho su trabajo, pero en mi interior no había lugar para el odio ni para la satisfacción de verlo atrapado. El chico que una vez había sido una amenaza en mi vida ya no estaba más, pero la sensación de que todo se había acabado se sentía ajena.
Pasaron los días, y la noticia se desvaneció de los titulares. No supe mucho más de Xavier después de su condena. En algún punto, me di cuenta de que ya no me importaba. Había hecho su camino, y yo había hecho el mío. No había vuelta atrás, y no necesitaba seguir preocupándome por lo que pasaría con él. Había algo más grande en lo que debía enfocarme: mi vida, mi recuperación, mi futuro.
Xavier, el chico que había jugado un papel tan oscuro en mi vida, ya no estaba. Y aunque la justicia lo alcanzó tarde, me di cuenta de que lo que realmente importaba era lo que había aprendido de todo eso: que, al final, el poder de cambiar mi historia estaba en mis manos. Ya no tenía que cargar con su sombra ni vivir con el miedo de lo que podría hacerme. Había pasado de ser una víctima a ser una sobreviviente, y eso era lo único que importaba.
NOTA:
Cinco CAPSS
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HER ¡!
FanfictionEn un mundo lleno de cámaras, luces y pantallas, Lukas Urkijo y Vivian Vigevani parecen tenerlo todo. A primera vista, son solo dos adolescentes atrapados en el vertiginoso mundo de las redes sociales, donde las sonrisas y las vidas perfectas se ven...