Parte 13: Bien

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No one even knows how hard life was
I don't even think about it now because
I finally found you
Oh, sing it to me

Now my life is sweet like cinnamon
Like a fucking dream I'm living in
Baby, love me 'cause I'm playing on the radio
(How do you like me now?)
Pick me up and take me like a vitamin
'Cause my body's sweet like sugar venom, oh yeah
Baby, love me 'cause I'm playing on the radio
(How do you like me now?)

Radio (Lana del Rey)


ÉL

El hospital ha sido mi trabajo más preciado, mi casa cuando sentí que no tenía una, mi todo. Pasé cada minuto que pude entre esas paredes haciendo lo que me apasionaba, fue la razón de que mi matrimonio tuviera sus altibajos y el sitio que me cobijó cuando perdí a mi esposa; conocía cada rincón del lugar, lo bueno y lo malo, y ahora se había convertido en el espacio por el que ella transitaba, era como un pequeño huracán imposible de ignorar, aunque no había un instante que no quisiera verla, lo hubiese dado todo para que no tuviera que pasar allí un día más.

Al igual que todos los años, el aniversario de la muerte de mi esposa tenía el efecto de recordarme mis errores y era el único día en que no quería estar en el hospital. Por lo general me reportaba enfermo o prefería visitar a mis amigos sindicalistas de otros hospitales para organizar alguna revuelta a favor de nuestros derechos; pero la primera parada después de correr en la mañana era el cementerio.

No me gustaba visitarla allí, ni siquiera me gustó pasar tiempo con ella en el hospital en su momento, e incluso le dije que después del funeral no volvería a ir a pesar de que esa fue una de sus pocas peticiones: "visítame de vez en cuando y déjame saber que estás bien". Era la quinta vez que la visitaba y sentí por primera vez que podría decirle que en serio me encontraba bien.

Era tonto, pero sentía que se lo debía. Estaba en deuda por ser un mal esposo, un mal médico, le debía la promesa de seguir adelante con mi vida; así que no me importaba sentirme tonto frente a una lápida que llevaba su nombre; lo único que lamentaba era no poder imaginar cada gesto de su rostro mientras me escucha hablar.

—Ella no es como nosotros. No creo que hubiesen sido amigas, ni siquiera es mi tipo. —Golpeé una pequeña piedra en el piso con la punta de mi zapato—. Patricia es todo lo que nunca me ha gustado. Es terca y caprichosa, y tiene ese sentido del humor tan particular. La odiarías, si estuvieras aquí seguramente la odiaríamos juntos.

Detengo mi tonta conversación al ver pasar a una familia, van cargados de flores y conversando de forma tranquila, supongo que los duelos compartidos deben ser más fáciles de llevar, pero de todas formas jamás he creído que pudiera ser alguien así, siempre me resultó más fácil ignorar mis sentimientos cuando no estaba bien, ahogarme en una pila de trabajo y seguir adelante.

—Yo no habría elegido enamorarme de ella, y no son solo nuestras diferencias, es que no puedo lidiar con la idea de perder a alguien que amo otra vez —miré al cielo para evitar llorar y cuando me sentí listo volví a mirar su lápida—. Tú y yo sabemos que no fui el mejor esposo; si vieras los errores que he cometido con ella, la paciencia que me ha tenido y las veces que me ha perdonado... quizá después de todo no soy una buena persona.

No hubo una respuesta como en las películas, fue solo el silencio lo que me acompañó. Miré la lápida por última vez y deseé escuchar su voz, al menos para decirme que no siguiera siendo un cobarde. Tenía tanto miedo de perder a Patricia, y no podía dejar de pensar que todo sería más fácil si tan solo no me hubiese enamorado de ella, podría seguir siendo su médico y odiar sus horribles políticas de gobierno.

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