I'm afraid of all I am
My mind feels like a foreign land
Silence ringing inside my head
Please, carry me, carry me, carry me home
I've spent all of the love I saved
We were always a losing game
Small-town boy in a big arcade
I got addicted to a losing game.
Arcade (Duncan Laurence ft. Fletcher)
ELLA
Dicen que las preocupaciones te quitan el sueño, te mantienen despierta porque tu cerebro es incapaz de darte un respiro. A veces sentirte triste puede ser desolador, estar en los brazos de alguien que te quiere y de todas formas estar más sola que nunca, porque tus penas son tuyas, aunque te tomen de la mano y te acompañen, nadie puede sentir tu dolor.
Me quedé quieta en la cama, sin moverme, escondida debajo de la cobija esperando que Néstor no se diera cuenta que estaba despierta. Lo sentí moverse a mi lado, puso un beso en mi cabeza y estuvo un rato acariciándome el cabello. Sus demostraciones de afecto solo me hicieron cerrar los ojos con más fuerza. Entonces, como si supiera que yo estaba despierta, comenzó a besarme la mejilla.
—Basta —protesté.
—Sé que estás despierta —me abrazó por detrás y besó mi cuello—. No eres buena fingiendo.
—Quería seguir durmiendo y no me dejas.
—En esta casa se desayuna temprano y yo estoy hambriento. —Besó mi hombro y su mano acarició mi vientre—. Vamos, arriba, tienes que comer para tomar tus medicinas.
—No lo digas como si no lo recordara, no eres mi médico.
—¿Te despertaste de malas?
—Porque me molestas —me giré con la intención de empujarlo lejos, pero él no me lo permitió.
—Te vez preciosa cuando estás molesta.
Volvió a besarme a pesar de mis protestas, y su exceso de felicidad hizo imposible que me enojara con él. Sus manos vagaron por mi cuerpo, acariciando y apretando por igual. Su boca no me dejó tranquila, parecía dispuesto a encenderme y hacerme suplicar por más, como si solo se tratara de un juego.
—Nos van a oír —dije casi gimiendo.
—Tienes razón, debemos comportarnos.
Se alejó por completo de mí y dejó de tocarme. Lo miré incrédula mientras se levantaba. Me habría enojado de no ser porque lo deseaba demasiado.
—Eres idiota.
—Ven aquí —su voz sonó como una orden. Ante mi negativa tomó uno de mis tobillos y comenzó a quitarme el pantalón de algodón que era suyo—. Tenemos que ir a desayunar.
—Tú empezaste, ahora termínalo.
Su mano acarició mi pierna. Se puso de rodillas en la cama y su boca comenzó a besar el interior de mis muslos. Arqueé mi cuerpo y gemí al sentir su lengua lamiéndome cerca de donde lo necesitaba, presionó sus dedos por encima de mi ropa interior. Mi humedad era evidente y él solo lo empeoró al presionar su boca contra mi intimidad.
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Quédate
RomancePatricia Segura es una política de derecha que tras un accidente descubre que tiene un cáncer muy complejo; su oncólogo, Néstor Moa, es un sindicalista de izquierda que mantiene unos ideales demasiados firmes que contrastan con los de ella. Entre...