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"La frustración de estar atrapado en un solo cuerpo, que habita solo un lugar a la vez

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"La frustración de estar atrapado en un solo cuerpo, que habita solo un lugar a la vez. Que es como estar frente a la pantalla de salidas de un aeropuerto, parpadeando con extraños nombres de lugares como las contraseñas de otras personas, cada uno de los cuales representa una cosa más que nunca podrás ver antes de morir, y todo porque, como señala útilmente la flecha en el mapa, estás aquí"

-Repulsive




(HH)

Ya habían pasado unos días desde el arresto de ese hombre, y la situación en la secundaria no mejoraba. Aquel caos no parecía tener fin. Las noticias seguían hablando del caso, y los padres, indignados, no dejaban de reclamar y gritar por las calles del campus. Todos se sentían asqueados, y el ambiente estaba tan cargado de tensión que hasta el aire se sentía pesado.

Mi madre me había acompañado al colegio esa mañana. No solíamos hacerlo, pero desde el arresto de aquel profesor, su desconfianza había aumentado. La situación, por mucho que intentara ignorarlo, se sentía como un mal sueño que no acababa. Llevaba el uniforme, como si todo fuera normal, aunque no me sentía nada bien al respecto. Había llegado con la esperanza de que todo seguiría como antes, que las clases seguirían su curso, pero pronto me di cuenta de que la normalidad era solo una ilusión.

Al llegar al colegio, me encontré con un panorama totalmente distinto al que había imaginado. La entrada estaba llena de estudiantes acompañados por sus padres. Los murmullos llenaban el aire, y las voces de los adultos reclamaban más respuestas de las que los profesores podían darles. Gritos de frustración, caras alteradas, algunos hasta llorando. Era un caos absoluto.

Lo que me sorprendió fue ver a mi madre tan tranquila, a pesar del escándalo que nos rodeaba. No parecía tan alterada como los demás padres. Quizás había pasado por cosas peores en el pasado, o tal vez simplemente no mostraba sus emociones frente a mí. Me sentía extraña a su lado, como si nuestra relación hubiera cambiado de alguna manera. Me mantenía seria, pero la inquietud no dejaba de recorrerme. No me atreví a meter las manos en los bolsillos como solía hacerlo cuando me sentía incómoda; no quería que mamá se molestara. Todo estaba fuera de lugar, y el simple hecho de que ella no dijera nada me desconcertaba aún más.

Caminamos juntas por el pasillo principal. Los gritos y las conversaciones desordenadas se mezclaban con el ruido de los pasos apresurados de los padres y estudiantes. La tensión en el ambiente era palpable, y la situación parecía empeorar con cada segundo que pasaba. Los profesores caminaban de un lado a otro, tratando de calmar a los padres, aunque todos sabían que la incertidumbre se estaba apoderando de todos.

Finalmente, después de unos minutos que se sintieron como horas, se dio el comunicado oficial. Las clases estarían suspendidas hasta nuevo aviso. Un respiro aliviado recorrió a muchos, pero aún quedaban demasiadas preguntas sin respuesta. Los estudiantes y sus padres comenzaron a dispersarse lentamente, aunque no sin antes lanzarse miradas desconfiadas. Nadie sabía cómo seguir adelante. Nadie sabía cómo seguir con las clases, con la rutina.

UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora